Apostol

Ruta del Ebro

Etapa

6

Monumentos

Caspe

Torre de Salamanca

En la actualidad sirve de sede permanente al Museo de Heráldica. Es, junto a otros fuertes, símbolo de las Guerras Carlistas.

Su nombre se debe al general que mandó edificarla durante las citadas Guerras Carlistas. Está realizada en piedra, con sillares de excelente calidad. Sorprende la belleza que se otorgó a esta edificación, nada habitual en los edificios de su género.

Santa María de Horta

Esta pequeña ermita, rescatada de las aguas del Mar de Aragón, es de estilo románico. Conserva en perfecto estado su ábside y parte de su única nave.

Ruinas del Convento de Sto. Domingo

Muy próximo a la Estación del Ferrocarril, se encuentra el Convento de Santo Domingo, o mejor dicho, las ruinas de aquel magnífico conjunto monástico, que en la ciudad tuvo la Orden de Predicadores. La belleza de lo que vemos, nos hace pensar en la necesidad de una restauración, que saque de tan dramática situación a un edificio muy particular por su eclecticismo, ya que en él se daban la mano las formas renacentistas con las barrocas en piedra y ladrillo. Especialmente hermosos eran su originalísima torre y su claustro.

Ermita de San Roque

Siguiendo el Camino de Santiago en descenso por las callejuelas y ya en el interior de la localidad, el peregrino se encuentra con la ermita de San Roque, patrón del pueblo. Una sencilla construcción donde se venera al Santo.

Mausoleo Romano de Miralpeix

La importancia de la actual Zaragoza en el mundo romano, queda atestiguada por los innumerables restos sacados a la luz en las sucesivas campañas arqueológicas. No sólo se encuentran restos del esplendor romano en la ciudad, sino en toda la provincia. Las ruinas de este impresionante mausoleo atestiguan la importancia de la Caspe romana y la riqueza de algunas familias que habitaban en ella.

Colegiata de Santa María La Mayor

Es una importante referencia dentro del gótico aragonés. A pesar de su origen gótico, (las obras se comenzaron en el siglo XIII) el edificio muestra elementos de varios estilos hasta el siglo XVIII. Posee tres naves y numerosas capillas laterales. Es magnífico su doble crucero. Este templo debe su fundación a la Orden Militar del Hospital de Jerusalén, cuya presencia en la zona, a lo largo de la Alta Edad Media, fue muy importante. Se eligió como emplazamiento la zona más elevada de la ciudad, junto al castillo. Presenta tres naves, más alta y ancha la central que las laterales, cubierta con bóveda de crucería simple, que descarga sobre semicolumnas adosadas a gruesos pilares cuadrangulares. Las naves son el tramo más antiguo del templo. El crucero pertenece ya al año 1515. Su exterior está dominado por su imponente portada occidental, fechada en el año 1412, y en la que destaca la abundancia de motivos ornamentales en vivo contraste con la austeridad interior. El portal está fuertemente abocinado con arquivoltas apuntadas con capitales decorados. Las jambas, también poseían esculturas adosadas, perdidas durante la Guerra Civil. Este mismo destino lo sufrieron la escultura del parteluz y algunos retablos del interior.

Chiprana

Ermita de la Virgen de la Consolación

Sobre cimientos de una antigua construcción romana se levanta esta sencilla ermita dedicada a la Virgen de la Consolación.

Tumba romana de los Fabio Severo

Impresionante mausoleo dedicado a la familia de Fabio Severo.

Iglesia parroquial de San Juan Bautista

Robusta iglesia parroquial situado en lo más alto de la loma sobre el río Ebro, el cual discurre a su espalda. De una sola nave, destaca su fachada principal de estilo barroco-neoclásico.

Escatrón

Capilla y Arco de Santa Águeda

El arco formó parte de la antigua muralla y está datado a mediados del siglo XVII. Su emplazamiento se halla sobre la plaza del Barranco uniendo dos casas y sirviendo de soporte el mismo bloque de sillería. Su base es de planta cuadrada, con ladrillo encima de la piedra y capilla octogonal en la parte superior, con unas ventanitas de alabastro para dar luz y realce a su interior, en la que se encuentra un altar y cuadro con la imagen de Santa Águeda.

Una gran puerta/ventana semicircular de estructura de madera y cerrada con cristales, permite desde el exterior su visión.

Ermita de Santa Águeda

Se halla situada sobre un montículo frente a la parroquia y está fechada en 1687. Consta de nave única con torre barroca ocotogonal y campana de 1466 procedente de la iglesia parroquial que fue trasladada dentro de la restauración llevada a cabo en 1995.

Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora.

Edificio levantado en el siglo XVI (1525) de piedra sillar y que fue modificado a mediados del siglo XIX. Su estructura es de nave única con pasillo lateral que une las capillas del lado Oeste y ábside poligonal. A sus pies tiene coro elevado sobre bóveda de lunetos y sobre este un cuadro semicircular de temática religiosa que creemos procede del Monasterio de Rueda. Unos contrafuertes soportan el empuje exterior. En la cabecera se encuentra el retablo de alabastro que, procedente del Monasterio de Rueda, se trasladó tras su desamortización a esta iglesia donde ha sido restaurado y consolidado recientemente. Está dedicado a la Asunción de la Virgen que es elevada al cielo entre ángeles con instrumentos musicales; los restantes temas son la Anunciación, el Nacimiento, la Presentación en el Templo y la Adoración de los Reyes, rematándose todo ello con un relieve de la Coronación por la Santísima Trinidad. Está datada su construcción en 1607 y se atribuye su ejecución al maestro Esteban.

Ermita de San Francisco Javier.

Emplazada sobre la parte alta de la localidad, albergó un seminario y escuela, siendo el promotor el padre Francisco Ferrer y Galienas, fundador de los Píos Operarios Misionistas de la congregación de Aragón, el cual, a su vez, impulsó un gran movimiento renovador en el siglo XVII, y a quien sus contemporáneos llamaron verdadero apóstol de Aragón y reformador del clero español.

El edificio es de piedra sillar con un reloj de sol en su fachada, junto a su sobria portada semicircular con torre octogonal de estilo barroco. Los sacerdotes misioneros tenían unas reglas fechadas en 1804, por las cuales regían su vida conventual y varias capellanías.