Apostol

Camino Sanabrés

Etapa

4

Cultura

Santa Marta de Tera

Ya existía aquí en el siglo X un monasterio dedicado a Santa Marta, y en el año 1063, los reyes de León, Fernando y Sancha lo regalan a la diócesis de Astorga, lo que se ve ahora fue construido a finales del siglo XI. La planta es de una perfecta cruz latina, de tres brazos iguales. La cabecera es cuadrada y sin ábside hemicircular lo cual es frecuente en el románico zamorano debido a la influencia visigótica. Los muros son de sillares con alguna que otra marca de cantero.

Calzadilla de Tera

El pueblo es un Devenir de Civilizaciones donde moraron, convivieron y evolucionaron varias culturas:
La civilización Celta, enclavada en la zona de la Cancilla, encima de las Peñas del Cirillico, dejando sus petroglifos en dichas peñas, la media luna adorada por los celtas que con el paso del tiempo pasó a ser la herradura del caballo de Santiago y la pisada de una oveja. Sus costumbres como la realización de trabajos comunales han perdurado hasta nuestros días.
La civilización Romana, zona de paso del río Tera de la antigua vía Augusta XVII, que unía Astorga con Braga, por donde los romanos transportaban el oro de las Médulas de Orense hasta el Atlántico. Recientemente se ha encontrado un mosaico de extraordinaria importancia dentro del casco urbano. Y en la cuesta del sobradillo años atras se encontraban restos de moco de fragua posiblemente al haber tenido allí lugar una necrópolis.
La civilización Árabe,, de una familia mora que allí vivía y pagaba en la fonda del pueblo con antiguas monedas. La gente habla de ladrillos encontrados en aquel lugar.
La civilización Cristiana, recorrida por el Ruta Sanabresa de la Vía de la Plata del Camino de Santiago deja en el pueblo los símbolos antes mencionados de la herradura del Caballo de Santiago y las patronas del pueblo Santas Justa y Rufina y la Virgen de la O, traídas de Sevilla por dicha vía,

Olleros de Tera

Su origen está por tanto en un establecimiento antiguo, de gentes que en la ribera derecha del Tera aprovecharon los materia prima de estos terrenos diluviales y se dedicaron a la alfarería, tradición conservada como sabemos en Junquera de Tera y más lejos hace tiempo en Abraveses donde los alfares romanos han sido descubiertos y estudiados. Olleros entra sin duda en ese espacio histórico conservado por tradición hasta épocas más modernas, acaso hasta la primera etapa repobladora del reino de León.
Del testimonio de Roma tenemos claramente delimitada la famosa calzada que desde Astúrica Augusta hasta Braga recogía la riqueza del Bierzo, y en este caso después de dejar atrás Petavonivm, la conocida Sansueña, cruzaba el Tera por Calzada y Calzadilla y cuyos restos del puente o pontón se ven en las claras del río y subiendo por el arroyo del valle, por donde ha pasado la cañada de ganados trepaba hacia la cara norte del Muelo de Otero, donde un campamento militar vigilaba celosamente la ruta del oro de las Médulas.

Villar de Farfón

Los orígenes de esta hermandad, hoy vigente, no están muy claros, aunque es muy probable que se remonte hasta el siglo X. En el siglo XIV el Papa Clemente VI le otorgó la Bendición Apostólica y la admitió bajo su protección. El dato más importante es que nació como una simple reunión de alcaldes y religiosos para dar culto a la Virgen y facilitar el paso de los peregrinos que se dirigían hasta el sepulcro del apóstol. En sus inicios destinó el dinero a la construcción de puentes y más adelante a la de hospederías y hospitales. Falifo, farrapo o vulgarmente trapo es una palabra que designa la herencia que deja el cofrade a la hermandad. Se llama así porque antiguamente se entregaba una prenda que posteriormente se vendía para recaudar fondos.

Rionegro del Puente

La historia de Rionegro está intimamente ligada a la del resto de la comarca aunque tiene particularidades própias que deben ser tratadas aparte como es el caso de la Cofradía de los Falifos (primera y más antigua del camino de Santiago) o bien la biografía del conquistador Diego de Losada, fundador de Caracas. Del resto, en pocos documentos o ninguno, aparece nombrado Rionegro del Puente como parte esencial del devenir histórico.
La historia de Rionegro del Puente es la historia dede Diego de Losada.
Diego procedía de una familia noble, los señores de Rionegro, que fueron propietarios, como mayorazgo, de Puebla de Sanabria a través de Alvar Vázquez de Losada. Este linaje dominó toda Sanabria y Carballeda, hasta que en 1451, Marina de Losada, vendió la mitad del Mayorazgo y Diego de Losada, varios enfrentamientos con la familia, los Pimentel, perdió casi todo el mayorazgo, quedándole sólo el Señorío de Rionegro.
El escudo de Los Losada está presente en el interior del Santuario de Ntra. Sra. De la Carballeda : dos lagartos aprisionados bajo una losa.

Mombuey

Emplazada en el pequeño valle del arroyo Valchano, debe su nombre a una elevación montuosa y próxima que la documentación medieval registra como «Monte ad Boviam», «Monte Bove» o «Monte Boe», topónimo que cabe ya identificar tempranamente en una relación ordenada de límites del territorio diocesano bracarense a mediados del s.VI. Actualmente, y aun siendo accidente geográfico de cierta entidad, solamente recibe denominaciones parciales, perteneciendo en término a distintas poblaciones.
Al contrario de lo que pudiera pensarse, dada la morfología del espacio implicado, existen vestigios de asentamientos castreños en los términos colindantes de Otero de Centenos, Lanseros y Fresno de la Carballeda, destacándose éste último con algunos tramos de muralla, foso colmatado y campo de lajas hincadas, hoy seriamente afectado por el embalse de Valparaiso.
Todo parece indicar que el solar del actual Mombuey fuera ocupado en fecha relativamente tardía. Oscuros orígenes, que los lugareños asocian en modo manifiestamente anacrónico con la «arribada» de los pobladores de una aldea medieval vecina, -S. Martín, 1Km.- despoblado bien localizado, atribuida a razones catastróficas que acabaría por recibir un sobre nombre alusivo a su abandono: San Martin «el yermo», y cuyo término, o al menos una buena parte del mismo, ha perdurado hasta nuestros días como espacio adehesado, algo atípico en la zona (actual Monte de San Martino).
Existen claros indicios que avalan y conceden veracidad a una tradición local que viene de antiguo y que, al margen de relatos legendarios, recoge la pertenencia de Mombuey a la Orden del Temple, presencia y titularidad rubricadas en todo caso con una obra de especial tipología: la esbelta y elegantísima torre románica, una atalaya militar cuya factura parece responder más a la ya consabida ostentación que a razones defensivas, evidentes igualmente, y con la particularidad de haber sido erigida a la vera de un histórico camino.