Apostol

Ruta de la Lana I

Etapa

1

Cultura

Alicante

En Alicante se puede probar una habitación humana desde la Prehistoria, gracias a los restos arqueológicos de la antigua «Lucentum», origen de la ciudad, datada entre los siglos IV-III a C. Además se encontraron 40 enterramientos, pertenecientes a una necrópolis de época tardorromana, hallados debajo del actual Archivo Municipal.
Durante el periodo llamado Historia Antigua, en Alicante se sabe que hubo asentamientos de diferentes culturas. El origen es el poblado del Tossal de Manises, al norte del emplazamiento actual de la ciudad. Igualmente queda constancia de las civilizaciones de la Edad de Bronce, ibérica, romana y árabe. El origen islámico de la ciudad tendría lugar en un asentamiento, del siglo VIII, de poblados sirios y norteafricanos, al pie del monte Benacantil.
Durante el periodo medieval Alicante forma parte del reino musulmán de Murcia hasta el año 1248, fecha en la que se incorpora a la soberanía de Castilla, tras declararse al reino musulmán de Murcia,
vasallo del reino castellano. La repoblación se llevaría a cabo con gentes catalanas. En el año 1296, el rey Jaime II la reconquista. En 1304 queda incorporada al reino de Aragón.
Con el advenimiento de la Edad Moderna la actividad portuaria de la ciudad se incrementó gracias al aumento del comercio con Castilla. Fernando el Católico le concedió el título de ciudad. Esta prosperidad se vería atacada en 1691 por las epidemias de peste y los saqueos y ataques de las tropas francesas. Otro factor contribuyó al deterioro del desarrollo económico de la ciudad : Alicante fue campo de batalla durante la guerra de Sucesión.
La segunda etapa del reinado del Borbón Felipe V, haría posible una muy lenta recuperación, gracias a la concesión, entre 1765 y 1778, del privilegio de comercio con América.
La llegada de la denominada Edad Contemporánea trae el cambio de aspecto de la ciudad, con la construcción del ensanche;murallas para favorecer la expansión del tejido urbano. Este siglo trae también la mejora en las comunicaciones entre los barrios, se acometieron las necesarias obras de infraestructura como el alcantarillado, las aceras y el alumbrado público. Alicante contó, además, con la presencia del ferrocarril ya que se construyeron las líneas férreas Madrid-Alicante y Alicante-Murcia.

La Alcoraya

Orito

Monforte del Cid

Su nombre original era Mompot, que sustituyó por Monfort (montaña fortificada). Terminando el siglo XII, se castellanizó pasando a llamarse Monforte y, finalmente, en el siglo XX, adhirió un sonoro apéndice a su nombre: «del Cid».
El privilegio de estar enclavada en una encrucijada de caminos y en el corredor del Vinalopó, que une la costa mediterránea con la meseta castellana, ha determinado la antigüedad de su poblamiento.
En su término municipal se han encontrado restos de civilizaciones antiguas, como el toro ibérico, en una zona próxima al río, cuya antigüedad se remonta al siglo V a.C, y una lápida romana, que atestigua la existencia de una de una gran «Villa» en las cercanías del río.
En el casco histórico la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de las Nieves. Data del siglo XVI, aunque ha sufrido varias modificaciones realizadas en su mayoría a lo largo del siglo XVIII, sobre todo de la distribución de los espacios internos De época moderna son ya el pórtico del Ayuntamiento (antigua lonja comercial) y los retablos cerámicos monfortinos, que ornamentan calles y fachadas del casco antiguo, testimonio de una tradición religiosa muy arraigada a los largo de los siglos.

Novelda

El importante eje caminero del Vinalopó y los numerosos vestigios arqueológicos -los más antiguos se remontan al Eneolítico-atestiguan la temprana ocupación de la zona. Conquistada por los castellanos, entre los años 1243 y 1252 Novelda formó parte del Reino de Murcia. En 1252 quedaba integrada entre los términos de la municipalidad de Alicante. A finales del siglo XIII, en 1296, se incorporaba al Reino de Valencia.
El año 1366, Pedro el Ceremonioso, rey de Aragón, cedía el señorío a Mateo Gornay. En 1393, su hijo, Juan I, y la esposa de éste, Violante, nombraron a Pedro Maça de Lizana señor del lugar y del castillo. Esta casa constituyó, el año 1448, la baronía de Novelda. Con posterioridad fue propiedad, sucesivamente, de los Rocamora, de los duques de Mandás, de los marqueses de Terranova, condes de la Granja y marqueses de la Romana.
Durante los siglos XV y XVI, la fortaleza parece definitivamente abandonada, no así la población que siguió prosperando, de tal forma que en el año 1510 contaba con 230 familias que, en 1595, habían pasado a ser 2.115 habitantes, de los que la mayoría eran moriscos. La expulsión de 1609 representó para la ciudad una grave crisis demográfica y económica de la que no saldría hasta entrado el siglo XVIII.
En 1611 le fue concedida carta de poblamiento. Durante la Guerra de Sucesión tomó partido a favor del archiduque Carlos. En 1901 se le concedía el título de ciudad.