Apostol

Ruta de la Lana I

Etapa

2

Cultura

Novelda

El importante eje caminero del Vinalopó y los numerosos vestigios arqueológicos -los más antiguos se remontan al Eneolítico-atestiguan la temprana ocupación de la zona. Conquistada por los castellanos, entre los años 1243 y 1252 Novelda formó parte del Reino de Murcia. En 1252 quedaba integrada entre los términos de la municipalidad de Alicante. A finales del siglo XIII, en 1296, se incorporaba al Reino de Valencia.
El año 1366, Pedro el Ceremonioso, rey de Aragón, cedía el señorío a Mateo Gornay. En 1393, su hijo, Juan I, y la esposa de éste, Violante, nombraron a Pedro Maça de Lizana señor del lugar y del castillo. Esta casa constituyó, el año 1448, la baronía de Novelda. Con posterioridad fue propiedad, sucesivamente, de los Rocamora, de los duques de Mandás, de los marqueses de Terranova, condes de la Granja y marqueses de la Romana.
Durante los siglos XV y XVI, la fortaleza parece definitivamente abandonada, no así la población que siguió prosperando, de tal forma que en el año 1510 contaba con 230 familias que, en 1595, habían pasado a ser 2.115 habitantes, de los que la mayoría eran moriscos. La expulsión de 1609 representó para la ciudad una grave crisis demográfica y económica de la que no saldría hasta entrado el siglo XVIII.
En 1611 le fue concedida carta de poblamiento. Durante la Guerra de Sucesión tomó partido a favor del archiduque Carlos. En 1901 se le concedía el título de ciudad.

Elda

La historia de la ciudad de Elda se remonta a la época prehistórica, a la que pertenecen los primeros testimonios de poblamiento. Es, precisamente, en el perído de transición del Neolítico al Calcolítico (4000- 3000 a C.) cuando se realizan las pinturas rupestres del Barranco del Gavilán, en la sierra de Camara. Posteriores son los restos arqueológicos de los poblados e inhumaciones halladas en la terraza del Pantano, monte Bolón, La Torreta, la cueva sepulcral de la Casa Colorá, Peña del Trinitario, Puente de La Jaud y El Monastil (yacimiento de la Edad del Bronce, que llegó a su apogeo en el Período Ibérico). De la misma época son los restos arqueológicos hallados en Camara y Bolón. El proceso de romanización supuso el arranque del sistema de explotación agraria basado en las «Villae»(Casa Colorá, Arco Sempere, Puente l y II, Las Agualejas, etc) dependientes de El Monastil, el «ELLO» de los documentos romanos.
De la época del Bajo Imperio Romano es un fragmento de sarcófago paleocristiano que representa la historia de Jonás y la ballena (Museo Arqueológico Municipal).
Sustituido el Imperio Romano por el reino visigodo, en los documentos de los Concilios de Toledo se hace referencia a una sede episcopal elotana, creada como alternativa al obispado ilicitano, bajo influencia de Bizancio, con sede en El Monastil Elda.
Los árabes denominarían a esta ciudad ILLI(H) o ILLU(H). Elda fue reconquistada para la cristiandad en 1243 por el rey Jaime l, animado por el monarca castellano Alfonso X el Sabio, según lo pactado en el «Tratado de Almizra». Castellana, por tanto, fue Elda hasta que en el año 1296 fue conquistada por Jaime II de Aragón. Este hecho tuvo su sanción legal a través de la «Sentencia Arbitral de Torrellas-Campillo-Tarazona». Dicha sentencia reconocía la pertenecencia de la ciudad al reino de Valencia.
A través de los siglos, osciló entre la condición de «realengo» y » propiedad señorial». Esta situación terminó en el año 1577 con la creación del título nobiliario «Conde de Elda» por parte del rey Felipe II a favor de Juan Coloma y Cardona.
El primer tercio del siglo XVII, supuso para Elda, igual que para todo el Levante, una crisis económica cuya base se encontraba en la fuenesta decisión política de la expulsión de los moriscos; intentando remediar, en lo posible, el desacierto de la Corona y los efectos negativos de este error político, el Conde de Elda concedió «carta puebla»; a pesar de todo, la recuperación se produjo muy lentamente.
El siglo XVIII y su hecho más trascendental en la historia de España, la Guerra de Sucesión, colocó a los habitantes de Elda en el partido del candidato francés, el futuro rey Felipe V. Esto produjo el desencuentro de la población con su conde, quien se alistó en las filas del archiduque austriaco.
La segunda mitad del siglo XVIII y todo el siglo XIX fueron el momento de resurgimiento económico de Elda, gracias a la actividad mercantil, la producción artesanal de fibras vegetales, la industria vinícola y a la importancia del Camino Real de Madrid. La presencia del ferrocarril contribuyó en gran medida a la recuperación económica. Claro que, todo ello, no hubiera bastado sin contar con una característica de los habitantes de esta zona: una extraordinaria tenacidad, que les llevó a luchar denodadamente contra todo tipo de dificultades.
Desde mediados del siglo XIX, hace su aparición en Elda la industria del calzado que, en el siglo XX adquiere las características de una verdadera industria. El año 1960, con la creación de la Feria Internacional del Calzado e Industrias y Afines [F I C.I A], sería decisivo para esta industria eldense, ya que supuso su lanzamiento a nivel internacional.

Sax

El imponente risco, que sirve de defensa natural al pueblo desde tiempos inmemoriales, ha hecho posible que Sax fuera habitado ya desde la Edad del Bronce, como atestiguan los restos arqueológicos de un núcleo de habitación prehistórica, perteneciente al Bronce Medio, sobre la peña del castillo, (segundo milenio a.C.). Durante la dominación musulmana se construyó una castillo-fortaleza en época almohade (siglo XII), ampliada durante los siglos XIV y XV.
Los primeros restos de habitación fueron encontrados en la falda meridional de la montaña, medio excavadas en la roca, situadas en una pendiente que supera los 30º- lo cual les reporta un doble beneficio: la estupenda protección que la roca brinda contra los vientos del norte; el segundo beneficio es la mayor cantidad de horas de luz al día.
Igualmente se han encontrado restos arqueológicos de la presencia en estas tierras de los iberos, romanos y árabes:
Algunos historiadores defienden la idea de que Sax es una
reminiscencia geográfica y lingüística de la ciudad ibera de Segisa, que Ptolomeo situaba en la Bastitiania;
también podría ser el precedente de la Santa de la diócesis de Denia. A pesar de encontrarse numerosos restos de la romanización, estas hipótesis no pueden ser confirmadas documentalmente en la actualidad. Una nueva hipótesis sostiene que Sax procede del vocablo latino «saxum», que significa peña; otros defienden la procedencia del árabe «sajra», que significa fortificación elevada, etc.
La colonización romana del valle queda documentada a través de varias «villae» a partir de las que los colonos comenzaron la explotación los glacis cuaternarios, en los que han quedado huellas de una posible centuriación.
A pesar del hallazgo de restos romanos en la falda del cerro y de las evidencias toponímicas, la falta de restos materiales hace imposible confirmar la existencia de un poblado romano en el mismo emplazamineto del pueblo actual. Algunos historiadores creen que los colonos romanos no crearon ningún núcleo urbano, sino que se limitaron a vivir dispersos en el campo, en las «villae», desde las que dirigían la explotación agrícola durante la época Bajo Imperial y hasta casi el final del siglo V d.C.
La crisis del Imperio Romano da paso a la dominación visigoda, que durará tres siglos. (V- VIII d C.). A pesar de la importancia política y cultural del reino visigodo en la Península, en Sax los restos encontrados son escasos.
Los primeros documentos que prueban la existencia de un poblamiento en el cerro son de época árabe. Los restos encontrados durante la reconstrucción del castillo, tal vez permitan suponer su existencia ya en época califal (siglo X); sin embargo, las principales estructuras de la fortaleza son de la época almohade (siglos XII-XIII).
Incluso se ha barajado la posibilidad de que la ermita fuera una mezquita musulmana.
En el terreno económico, la dominación musulmana revitalizó el sector agrario, que sería un motivo de orgullo para la ciudad durante la Edad Media.
Sax vivió sojuzgada por el poder musulmán desde el siglo VIII hasta la primera mitad del siglo XIII.
En virtud del Tratado de Almizra, en 1244, pasaría al reino de Castilla , como fortaleza fronterizo. La villa de Sax fue cedida al infante D. Manuel, hermano de Alfonso X el Sabio, como parte del del Señorío de Villena. Esta situación rmanecerá hasta el reinado de los Reyes Católicos, quienes la concedieron el título de » Villa de Realengo».
La primera mitad del siglo XVI regaló a Sax una economía en pleno apogeo.
Por el contrario, la segunda mitad de este siglo le hizo sufrir una grave epidemia de peste que provocó el desastre.económico y demográfico. Al fenómeno de la peste hubo que sumar años de mals cosechas, crisis climáticas y variados problemas que diezmaron la población de la villa.
Hay que esperar a la llegada del siglo XVIII para que Sax experimente el renacimiento de su depauperada economía. El acierto de apoyar al pretendiente Borbón, el futuro Felipe V, hará que la villa obtenga del monarca los títulos de «Muy Noble y Muy Leal», aunque caro le salió el título, ya que el daño demográfico y económico durante la contienda fue de tal magnitud que Felipe V la eximió de pagar de impuestos durante un periodo de cuatro años.
A pesar de todo, los avances en la agricultura en este siglo le hicieron experimentar un avance demográfico
El año 1848 supone el despegue de Sax tanto a nivel demográfico como económico. El vino era su principal fuente de riqueza. La segunda mitad del siglo XIX fue el momento en que construyó la mayor parte de la ciudad. A ello ayudó, no poco, la epidemia de filoxera sufrida por las cepas galas.
La sequía y la recuperación de la industria vinícola francesa obligaron a los habitantes de Sax a optar por la emigración. Hubo quien se decidió por trasladarse a la vecina tierra manchega, pero otros prefirieron marchar a Francia o incluso arribar a las costas argentinas. El difícil primer tercio del siglo XX, tanto a nivel internacional como a nivel nacional, la Guerra Civil, afectaron profundamente a la villa. Tras la difícil postguerra y los primeros años de la dictadura franquista, llegará la década de los sesenta, el «boom» que permite salir a flote a Sax; esta tendencia sigue en la siguiente década, pero los años 80 traerán consigo una nueva crisis económica.esta ocasión la crisi atraerá hacia Sax emigrantes que revitalicen el sector industrial de la zona.

Villena

La Historia ha visto pasar íberos, romanos, visigodos y musulmanes por el área de Villena, pero bucear en los orígenes de la ciudad es más complejo. Se considera que la primera noticia que se tiene de Villena es la del tratado de los musulmanes con Teodomiro en el año 713. Según las fuentes escritas que se han conservado, el aspecto general de la ciudad antes de la Conquista cristiana debió ser imponente: jardines en los que el agua de la antigua laguna y de numerosos manantiales jugaría un papel predominante. Además, se sabe de la existencia de una madraza de la que fue profesor de retórica el jiennense Mohamad ben Ahmad ben Hassan alrededor del año 1200. En el área urbana los viajeros verían sus construcciones más sobresalientes, como los castillos de la Atalaya y Salvatierra y, probablemente, la mezquita situada donde hoy día se halla la Iglesia de Santa María.
La situación geográfico-histórica de Villena ha sido siempre la de zona fronteriza, hecho que ha marcado profundamente las diversas influencias culturales recibidas. El Reino Musulmán de Murcia tuvo a esa ciudad de jardines como límite norte, dándole también los cristianos la condición de fronteriza.
La conquista cristiana de Villena, que tuvo lugar en 1240, fue realizada por el comendador de Alcañiz en nombre de Jaime I y de la Corona de Aragón, incumpliendo de esta manera pactos anteriores que dejaban a la órbita castellana esta plaza. El Tratado de Almizra en 1243 la devolvía a Castilla, creándose entonces el Señorío de Villena. Más tarde, en 1261, Castilla necesitaba de nuevo la ayuda de catalanes y aragoneses para sofocar la sublevación morisca.
La imagen urbana de Villena a finales del siglo XVIII es la de una ciudad abierta que ya no tenía murallas. En 1836, tras haber pertenecido previamente a la provincia de Albacete, se incorpora definitivamente a la de Alicante La ciudad se introduce en el camino del desarrollo con el paso, en 1858, del ferrocarril que unía Alicante y Madrid y más tarde con el trazado que la conectaba con Cieza y Alcoy, creciendo con el signo de los tiempos.
El desarrollo actual de la ciudad ha propiciado que Villena sea una ciudad dinámica dotada de una infraestructura cultural y de servicios propia de una ciudad moderna.