Apostol

Camino Mozárabe

Etapa

16

Cultura

Córdoba

Todos los datos sobre la historia de la ciudad en épocas anteriores al período romano se basan en los hallazgos arqueológicos. Destacan los datos pertenecientes al período del Bronce final. Se trataría de un poblado indígena cercano al río, en la zona del actual parque Cruz Conde; En el emplazamiento actual del Teatro Municipal de la Axerquía y la zona universitaria, existió un «tell», ha proporcionado los restos más antiguos de finales del segundo milenio A.C.
Roma escogió Córdoba como emplazamiento para sus tropas dado el gran valor estratégico de la ciudad. Desde el año 152 a.C. la ciudad se convierte en una colonia latina hasta fines de la República. El historiador Estrabón da una descripción detallada de su emplazamiento y de su estructura social y administrativa. En este sentido, Córdoba fue considerada capital oficiosa de la Hispania Ulterior.
Su entrada en la compleja política romana viene de la mano del enfrentamiento entre César y Pompeyo. Indecisos sus habitantes entre ambos contendientes, fueron más numerosos los partidarios de Pompeyo. Tras la victoria de César, éste procedió a castigar su desafección con una grave destrucción y una disminución demográfica significativa. La venganza de César no afectó, sin embargo, a los privilegios de que disfrutaba, ya que el gobernador supo tratar convenientemente a la población y mantuvo cordiales relaciones con los aristócratas de de la ciudad.
Hijo ilustre de Córdoba durante el período romano fue Séneca. Preceptor de Nerón, su importancia fue de tal magnitud entre los círculos de intelectuales que, aún en la actualidad, los cordobeses presumen haber asimilado las virtudes de aquel hombre singular.
Tras la Guerra Civil y las reformas administrativas de Augusto, Córdoba se convirtió en la capital de la provincia Bética. Este status favoreció un enorme esplendor para la ciudad.
Córdoba fue amurallada y en las faldas de la sierra se construyeron numerosas villas de recreo.
Tras la caída del Imperio Romano, en el siglo V la ciudad fue saqueada por los vándalos, que dieron su nombre actual a esta región andaluza. A pesar de la caída del Imperio, sus instituciones se mantuvieron y un dux visigodo tuvo su sede en la Bética. Con el establecimiento del reino visigodo en la Península, comenzó la expansión del cristianismo en tierras cordobesas. La figura más importante de la nueva doctrina fue el obispo Osio, participante en los Concilios de Ilíberis y Nicea. La importancia de las nuevas comunidades cristianas queda reflejada en el número de sarcófagos de estilo paleocristiano encontrados.
Durante el dominio visigodo, Córdoba se vería profundamente afectada por las rivalidades entre los candidatos al trono. Las constantes revueltas nobiliarias, propiciarían las guerras civiles que precedieron a la invasión musulmana.
Durante el reinado del católico Recadero, se construyó la basílica de San Vicente, que con el tiempo se convertiría la mezquita aljama.
Durante el verano del año 711, Córdoba fue conquistada por los generales de Tariq. Los nuevos dominadores instalaron sus órganos de poder en el Alcázar visigodo. Al frente del gobierno dejaron un wali o gobernador.
Muy pronto los gobernantes árabes comprendieron la importancia de la ciudad y la nombraron capital de Al Andalus. Fue una época animada por numerosas obras públicas que mejoraron el aspecto de la ciudad y aumentaron el nivel de vida de sus habitantes.
Córdoba pasó a ser la ciudad favorita de los árabes, que fundaron una mezquita aljama.
A las puertas de la ciudad tuvo lugar la victoria del Omeya Abderramán sobre el emir abasida, en el año 756. Primer gobernante de la dinastía Omeya, Abderramán I no fue un monarca especialmente ligado a la ciudad. Sin embargo, sus sucesores en el trono hicieron deCórdoba la capital de la cultura al propiciar el asentamiento de místicos, matemáticos, médicos, filósofos y poetas.
Este esplendor se vió empañado por las luchas entre la población que asumió tranquilamente la arabización, como muchas familias de la nobleza visigoda (los muladíes) y los sectores cristianos, sojuzgados por los mozárabes. Las disensiones se saldaron con la ejecución de muchos cristianos como San Eulogio o San Pelayo, que fueron martirizados.
El período de mayor pujanza económica, social y artística tuvo lugar durante el reinado de Abderramán III, quien convirtió a la ciudad en un califato independiente de Damasco. y la ciudad más floreciente, culta y poblada de Europa. Volvió a ampliar la mezquita, y la dotó de un patio con pórticos. Este esplendor comenzó su declive durante el reinado de su sucesor, un monarca débil, más aficionado al arte y la poesía que a las tareas de gobierno, quien dejó el poder en manos de su favorito, el temido Almanzor. Las contínuas guerras civiles acabaron con el Califato en el año 1013, dando lugar a la aparición de los reinos de taifas. Los beréberes, con la ayuda del monarca Sancho de Castilla, tomaron Medina Azahara, símbolo del poder califal, en el año 1010.
Durante los siglos XI y XII, Córdoba fue un reino taifa. Tomada por el rey de Sevilla, Motamid, comenzó una irremediable decadencia hasta su conquista por Fernando III el Santo.
El 29 de junio de 1236 Córdoba fue conquistada por Fernando III, el Sto. La población musulmana fue obligada a abandonar la ciudad.
El círculo íntimo del rey se repartió las tierras cordobesas dando origen a la formación de los señoríos oligárquicos.

La fuerte política centralista llevada a cabo por los Reyes Católicos hizo posible la picificación de la zona. Hijo de Córdoba era un personaje muy controvertido de la corte isabelina, D. Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
El reinado de los últimos Austrias supuso para la ciudad andaluza un proceso de disminución de su importancia económica y social.
El siglo XVIII, con el advenimiento de la dinastía borbónica, tampoco sacó a la ciudad de este gradual deterioro.
El siglo XIX supuso para Córdoba un momento de exaltación patriótica dada su activa participación durante la Guerra de la Independencia. A esta contienda, que terminó en una violenta represión se fueron sumando a lo largo del siglo las tremendas disputas entre absolutistas y liberales.
Será a mediados del siglo XX cuando la ciudad cambie su aspecto y comience a modernizarse y potenciar sus tradiciones populares.

Cerro Muriano

Cerro Muriano, en la época de Tiberio (Emperador de Roma del 14dC. a 37 d.C.), debió de convertirse en una de las poblaciones o distritos mineros más relevantes de la Baética.
Según indica Plinio (científico 23-79 d.C.), la explotación del mineral en esta región recibia el nombre de Aes Marianum.
El nombre de la población puede proceder etimológicamente de varias palabras: Cerro de la Muerte del Latín morituri por el elevado número de mineros que morían al estar la mayoría de ellas inundadas. Otro orígen podría ser el de «mur muris» (roedor) por el elevado número de dichos animales.
Conforme a las excavaciones arqueológicas debieron sistematizarse hacia el primer tercio del siglo I d.C. durante el gobierno de Tiberio, aunque la estratigrafia del Cerro de la Coja pone de manifiesto la presencia romana desde principios del siglo I.
Cerro Muriano, ya despertó el interés de investigadores y científicos en el último tercio del siglo XIX, momento en el que la Córdoba Copper Company Ltd. comienza la explotación.
Durante la II República, el entonces Ministro de Defensa Azaña adquirió para el Estado los terrenos que actualmente ocupa la Base Militar de la BRIM X. Dicha base ha sido muy conocida por generaciones de españoles que realizaban el servicio militar allí.
Desde el año 1929, tras la decisión de la Córdoba Copper Company Ltd., de abandonar la explotación minera en la zona, provocada por la caída del precio del cobre en la Bolsa de Londres tuvo su máxima expresión con el cierre del Pozo de San Rafael. Cerro Muriano perdió su principal recurso económico.