Apostol

Camino Mozárabe

Etapa

20

Cultura

Hinojosa del Duque

Las huellas de las culturas prehistóricas son abundantes a lo largo de todo su territorio, pero fue durante época romana cuando el poblamiento estos parajes gozó de una fuerte vitalidad debido a la presencia de importantes explotaciones mineras, muchas de las cuáles volvieron a ser utilizadas siglos después.
Durante la dominación árabe, Hinojosa del Duque, como el resto de la comarca, orientó su actividad económica hacia la agricultura y muy especialmente hacia la ganadería. Sus extensas dehesas y la buenas condiciones de una parte importante de sus tierras de labor provocaron el asentamiento de diversos clanes de procedencia norteafricana que pudieron mantener en esta tierra sus habituales prácticas económicas desde el primer tercio del siglo VIII. El avance cristiano, y la reiterada paulatina de las entidades políticas musulmanas, provocó que la zona quedará como tierra de nadie, frontera de nuevo, durante más de una centuria, lo que marcó indudablemente su desarrollo posterior.
A partir de 1444, y debido a tensiones políticas del momento, Hinojosa del Duque pasó a formar parte del Condado de Belalcázar, localidad próxima e ella. Como fruto de esta vinculación señorial, la localidad estaría posteriormente adscrita al ducado de Béjar y a la casa de Osuna, perteneciendo en la administración civil al partido judicial la localidad cacereña de Trujillo, pero dependiendo de la tutela religiosa del Obispado de Córdoba.
El avance de las comunicaciones y la mejora de las tradicionales vías de transporte permitieron que durante el pasado siglo XX Hinojosa del Duque consolidara su posición de rango y relevancia en el norte de la provincia.

Monterrubio de la Serena

Monterrubio, según la tradición, tiene su origen en la antigua Alcantarilla, trasladada de emplazamiento en el siglo XII tras la destrucción de su castillo por el rey Alfonso IX. El núcleo se halla enclavado en el extremo oriental de la Baja Extremadura sobre las estribaciones de Sierra Morena, muy próximo a los dominios cordobeses de los Pedroches. La villa perteneció a la orden de Alcántara, como lugar dependiente del Priorato de Magacela, con calidad de aldea de Benquerencia.
Por su estructura morfológica se trata de un asentamiento típicamente campesino donde la arquitectura popular representativa de la zona es el ladrillo de barro.