Apostol

Una Cumbre Europea en Compostela

08 febrero 2010 / Mundicamino

Los romanos tenían dudas. En contra de lo escrito, no tenían claro si Galicia esconde el fin de la Tierra, o el comienzo mismo de Occidente. Europa echó a andar por el Camino de Santiago, hoy Patrimonio de la Humanidad por su inestimable valor artístico pero, también, socializador. Su larga y diversa senda propició durante siglos el mutuo y pacífico conocimiento de un continente que, como la España de Unamuno, es pueblo de muchos pueblos y país de muchos países. Ésa es su personalidad, su fisonomía y su grandeza; la razón de ser y de querer nuestra cuna; un puzzle de culturas, lenguas y tradiciones cuyas piezas supieron encajar los peregrinos hasta formar la Calle Mayor de Europa.

La Historia sigue aún el trazado del Camino de Santiago, cuyo Códice Calixtino puede ser considerado la primera guía turística del mundo. Y en esa avenida por la que discurre el devenir de nuestro tiempo se impone este año una parada. Y un reconocimiento. 2010 es Xacobeo. También este primer semestre corresponde a España presidir la Unión Europea; una coincidencia que es casi imposible que vuelva a antojarse al calendario. Habrán de pasar doce años para encabezar de nuevo la UE y el próximo Año Santo será dentro de once, en el 2021.

La ocasión, por excepcional, bien habría merecido que el Gobierno de Zapatero pusiese a Santiago por testigo de su fe y vocación europeísta. Sin embargo, ha preferido otras ciudades para celebrar alguna de las más de 300 reuniones programadas durante la presidencia de turno. Ninguna, de momento, se ha asignado a Santiago, a la que sí visitarán antes del 31 de diciembre cerca de diez millones de viajeros de los cinco continentes. Nuestro presidente, en cambio, prefiere ir a rezar con Obama en lugar de buscar indulgencia divina y terrenal con sus paisanos en una de las más hermosas catedrales que el hombre ha sabido levantar, la que acoge la fachada del Obradoiro. Es el peligro de haber leído poco y viajado menos: perderse en el Camino.

Caen la tarde, la lluvia y la nostalgia en esta orilla atlántica de España y del continente. Escribo mientras veo morir el sol, velado entre las nubes, la bruma y mis lamentos. En esto, como en casi todo, que nunca digan que fue falso mi corazón firme. Ya lo escribió Shakespeare. También Goethe anotó que Europa se hizo peregrinando a Santiago. Galicia siempre tuvo un corazón firme para el resto de España siendo, como es, tan distinta. Siendo, como es, la Puerta Santa de Occidente.