Apostol

El último camino del marinero

11 marzo 2010 / Mundicamino

Ha recorrido el mundo cumpliendo una promesa tras un naufragio.

Viene de Italia y va a Santiago. A pie. Pero no es un peregrino normal del Año Jacobeo, aunque lo parezca con su mochila, su piel curtida, su forma envidiable a los 60 años. José Antonio García Calvo es un peregrino muy especial que cumple una promesa y que ayer pasó por San Sebastián en su última etapa.

1 de enero de 1999. Noruega. Aguas heladas. El congelador bacaladero ‘Revolución’ de bandera panameña naufraga en Cabo Norte y de sus 17 tripulantes sólo se salva uno. «Resistí nueve horas como pude encima de dos cadáveres. Fue tremendo. Prometí a la Virgen del Carmen que si me salvaba, recorrería todos los caminos del mundo en peregrinación visitando los santuarios de todas las religiones. Me rescataron y tuve que estar ocho meses en una cámara hiperbárica. Cuando me recuperé, cogí los 36.000 euros que tenía ahorrados y comencé a andar para cumplir mi promesa».

José Antonio es de Puerto de Santa María (Cádiz) aunque tiene un curioso acento, mezcla de andaluz y e italiano. «Es que paso mucho tiempo en Italia. Allí me llaman ‘il pellegrino’».

De Jerusalén a Santiago

Ha caminado 95.000 kilómetros, más de dos veces la circunvalación de la Tierra. Ha visitado Palestina, Israel, India, Tíbet, China, Rusia, América del Norte y del Sur…

No le resultará fácil guardar en la retina tantos paisajes aunque recuerda especialmente sus caminatas por el Tíbet. «En la tierra del Dalai Lama son pobres, pasan hambre, pero comparten todo lo que tienen». No olvida tampoco sus numerosos recorridos por Italia. «Me recibió el Papa Woytila, con el que estuve ocho minutos», destaca subrayando que no fue un simple besamanos.

Lleva un álbum con cientos de recortes de periódicos de todo el mundo. «Creo que el 50% de los periódicos de Italia me han hecho algún reportaje. Mi historia impresiona en todos los sitios».

Es su tercer camino de Santiago y lo va a hacer por la costa, quizás porque su cuerpo fibroso se lubrica con el salitre . «De San Sebastián iré a Orio, luego a Mutriku, Bilbao… Hago unos treinta kilómetros diarios, por lo que espero llegar a Santiago en un mes».

Con este viaje termina su recorrido, se cierra su promesa.

«Desde Santiago iré a Cádiz… en tren. Se ha acabado lo de andar. Tengo ganas de estar en mi tierra, de abrazar a mis dos nietos y descansar. Hay que saber parar a tiempo. Y eso que me encuentro muy bien, ya ve mi aspecto».

En Puerto de Santa María podrá terminar el libro que está escribiendo. «Se va a titular ‘Los tres enemigos del peregrino: los curas, los perros (de dos patas) y los pies’. El título lo dice todo. Aunque ha visto a muchos hombres buenos, también ha conocido a ‘perros de dos patas’ de los que quiere alertar a los futuros peregrinos.

Ha hecho una parada en la cafetería Balaklava de Ondarreta donde le han confirmado el camino preciso para ir a Orio. Dentro de un mes estará en Santiago de Compostela. Promesa cumplida