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Colas de infarto en la Catedral con el estreno de los controles de aforo

03 abril 2010 / Mundicamino

El tope se alcanzó ayer a las 12.30 horas con un máximo de 1.500 personas en el interior del templo. La prohibición de mochilas y el registro de bultos cogió por sorpresa a la mayor parte de los visitantes.

De espacio de libre acceso a área restringida. La Catedral de Santiago cambiaba ayer de piel para regular la entrada de turistas y evitar aglomeraciones incómodas. Pocos -o casi nadie- sabía que la medida entraba en vigor, así que fueron muchos los que tuvieron que aguantar estoicamente colas de infarto para visitar la basílica. Además de la Puerta Santa, punto conflictivo en cada cita jubilar, la cadena humana se congregaba esta vez en otra fachada, la de Praterías. Y es que justo aquí es donde ahora se ha establecido el acceso al templo. A falta de computar los datos de las últimas horas de ayer, el máximo pico de afluencia se registraba a las 12.30 horas con 1.500 personas, según la información facilitada a este diario por Enrique León, jefe de seguridad de la empresa Segur 10 Vigilancia. «Había bastantes espacios libres, sobre todo en los pasillos laterales», indica en alusión a una cifra que, en principio, se había manejado como tope. Queda, sin embargo, mucho camino por andar hasta concretar el límite de visitantes que admite la Catedral.

En los primeros registros -hasta las 12.15 horas- los contadores instalados en Praterías, Acibechería y el Obradorio (estos dos últimos de salida) llegaron a marcar 3.500 personas. Además de frenar la masificación del templo, el nuevo plan extrema las medidas de seguridad en la basílica y sus aledaños. Los que se acercaban con mochilas, recibían enseguida las indicaciones pertinentes para depositarlas en las consignas de la Casa do Deán y la dársena de Xoán XXIII. A la Catedral han llegado también los cacheos. El blindaje es absoluto para evitar cualquier incidencia. No en vano, los agentes revisan ahora bolsos y bultos de mano.

Aunque todavía faltan algunos flecos para que el operativo de control se encuentre a pleno rendimiento, Enrique León insiste en que el primer día todo el sistema ha funcionado «perfectamente». Queda aún modificar algún letrero y, según denuncian los usuarios a este diario, señalizar cuál es la entrada recomendada para discapacitados.

Otra novedad llegará al templo coincidiendo con la Semana Santa. A partir de hoy -entre las 12 y las 18 horas-el sonido de la carraca volverá a retumbar en el casco histórico después de cuatro décadas en desuso. Mañana podrá escucharse de nuevo.

El Camino, una isla inmune a la crisis

Las cifras demuestran una y otra vez que el Camino de Santiago es una especie de isla inmune a la crisis. La Ruta cerraba el primer trimestre del año con 8.685 certificados cuñados, un 40% más que en la anterior cita jubilar y 65 puntos por encima del mismo período de 2009. A tenor de los datos facilitados ayer a este diario por la Oficina del Peregrino, si la tendencia se mantiene el histórico periplo rompería el techo de los 179.944 usuarios registrados en 2004. Marzo se despedía ya con un récord de 5.877 acreditaciones, algo más del triple que en el mismo mes del ejercicio pasado y un 47% más que en el último Año Santo.

La escalada estadística viene a corroborar los vaticinios de las asociaciones xacobeas. Mientras el turismo sufría las consecuencias de una efeméride jubilar que arracancaba a medio gas, el Camino computaba en enero máximos de afluencia de hasta 1.169 certificados (un 40,5% más que en 2004). Si el recuento se compara con la suma del pasado año, el crecimiento se sitúa por encima de un 55%. Lo mismo sucedía en febrero. Los 1.639 peregrinos que pasaron entonces por la Rúa do Vilar arrojan una subida de un 14,4% con respecto al mismo mes del anterior Jubileo, un engorde de un 55,8% si la estimación se establece con 2009.