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El retablo más insólito del Camino de Santiago

24 mayo 2010 / Mundicamino

San Nicolás de Bari, uno de los hitos de la ruta jacobea en Castilla y León, alberga uno de los retablos más extraordinarios del patrimonio artístico español.

Las empinadas escaleras que el peregrino debe sortear hasta alcanzar su puerta hacen que muchos desistan. Sin embargo, la recompensa es grande cuando se vence el cansancio. A la vera de la catedral de Burgos, casi eclipsado por su belleza, se encuentra uno de los ‘Hitos del Camino de Santiago’ en Castilla y León, la iglesia de San Nicolás de Bari, cuya sobriedad exterior esconde uno de los retablos polícromos más insólitos y bellos del arte español.

Hace ahora un año finalizaron las obras del ‘Proyecto Cultural San Nicolás de Bari’, por el que la Junta de Castilla y León, el Banco de Santander-Fundación Marcelino Botín, y el Arzobispado de Burgos, abordaron la intervención integral del templo, la restauración de sus valiosos bienes muebles, una actuación arqueológica y arquitectónica, así como la difusión de todo ello. Dos años de trabajo y 2,7 millones han permitido que la iglesia luzca renovada, quizá como a finales del siglo XV, fecha en que se constituyó sobre los cimientos de una iglesia románica.

Nada más entrar, la fuerza del retablo mayor, realizado en el primer tercio del siglo XVI por Francisco de Colonia, atrapa la mirada del visitante. El contraste de la policromía con la blanca caliza de Hontoria y el ligero dorado de algunos elementos ofrece un juego de color único y distintivo respecto a otros elementos de esta iglesia de traza gótica.

La familia López Polanco, de origen santanderino, formaba parte de la Cofradía de Santiago, y costeó su construcción a fin de alojar en la base del mismo sus propias tumbas. “Sentían una gran devoción a San Nicolás, en parte porque tenían una mercante y este santo era el patrón de los navegantes, y en parte también porque coincidía que su palacete estaba pegando al muro norte de esta iglesia. Hicieron un patronazgo tan interesante como el que vemos ahora”, explica el párroco del templo, Rodrigo Aguilera.

El santo nacido en Pátara (actual Turquía) protagoniza el retablo. La parte inferior de la calle central muestra escenas de su vida como las actuaciones que llevó a cabo siendo ya obispo de Myra, entre ellas, la mediación ante el emperador Constantino para que rebajase los elevados impuestos para construir Constantinopla, o la concesión de una dote a tres doncellas casaderas a las que su padre no podía pagársela. San Nicolás, que no quería ser visto, introdujo por la chimenea tres monedas de oro que cayeron en unas medias que las jóvenes habían dejado secando. Por increíble que parezca, esta acción caritativa es el origen de la devoción de los niños por este santo en países como Holanda o de su desviación al Santa Claus estadounidense.

Copias de las carabelas

Como se trata de un santo muy milagrero, el retablo recuerda también su intercesión en una tormenta en una escena en la que aparecen dos carabelas de la época colombina. “Son una joya auténtica hasta el punto de que cuando la naval quiere hacer alguna cosa sobre la navegación en el siglo XV acude aquí para tomar modelo, o cuando se hizo el Monumento a Colón en Barcelona, la carabela que lo acompaña es una imitación de ésta”, explica con orgullo don Rodrigo.

Tampoco faltan en el conjunto escenas como la resurrección de tres niños a los que un posadero encargado de su educación había degollado para quedarse con su dinero o la del sepulcro de San Nicolás, cuyos restos arribaron a Italia tras la invasión musulmana de Turquía, y que disputaron Venecia y Bari, donde finalmente reposan.

En la parte superior de la calle central se encuentra la coronación de la Virgen, acompañada por los coros de los ángeles, nada menos que 160 piezas con la cara policromada y diferente vestido. A su alrededor, cuatro enjutas con los cuatro evangelistas, y en el centro, más abajo, San Miguel, como el pesador de las almas.

Según el padre Rodrigo Aguilera, la parte central del retablo constituye una “preciosa catequesis de toda la Historia de la Salvación”. Si la lectura se amplía al plano iconográfico, pueden descubrirse hasta 36 escenas de santos situadas en los laterales: “Los más interesantes y que tenían mayor devoción en el siglo XV”.

La actual iluminación, sin embargo, impide disfrutar de sus imponentes dimensiones y sus 70 centímetros de fondo ni siquiera se intuyen. El párroco de San Nicolás confiesa que existe el proyecto de instalar una iluminación ornamental adecuada, quizá cuando mejoren las condiciones económicas.

Humedades

Todas las fachadas de San Nicolás de Bari han sido también restauradas para eliminar la pátina de ennegrecimiento que ocultaba el color original de la piedra. Sin embargo, el principal problema que afectaba al monumento eran las humedades. Al encontrarse asentado en la ladera del castillo, la parte norte recibía numerosas corrientes freáticas.

“Se han hecho drenajes, limpiezas, se ha secado y aún así se nota un poco de color distinto de la piedra, porque la humedad se encuentra por debajo del terreno”, explica el arquitecto encargado del proyecto, Félix Escribano. De hecho, en la parte norte encontraron un punto de recogida de agua “que debió construirse en su momento, al ver la necesidad”, y habilitaron una galería de ventilación que recorre toda la fachada para que el terreno “pueda respirar”.

Esta actuación ha permitido salvar el retablo de los Maluenda, otra de las grandes joyas de la iglesia, que se encontraba extremadamente dañado. “Si el grosor del muro es de un metro y pico, al estar el muro horadado, las piedras quedaban con apenas veinte centímetros directamente sobre el terreno, y generaba una humedad latente que estaba deteriorando mucho. Ahora ha sido posible sustituir ese terreno por una cámara ventilada entera. Son cosas que no se ven, pero muy importantes”, asegura el arquitecto

Asimismo, las losas de pizarra de la sepultura se han dejado sobre un bastidor de acero inoxidable, de tal modo que se permite su adecuada ventilación.

También merece la pena detenerse en el retablo de San Miguel, que posee diez tablas flamencas del siglo XV, y en el imponente ‘Juicio Final’ de grandes dimensiones situado en un lateral del templo. Todas estas piezas también fueron objeto de la intervención, que, además, permitió renovar el pavimento interior y colocar un sistema de climatización que tiene en cuenta la conservación de los bienes muebles de la iglesia, y ha hecho posible conectar la iglesia con el Museo de Tapices anexo.

San Nicolás de Bari se encuentra abierto de 12 a 13.30 horas, y de 17 a 19.30 horas en invierno, mientras que en verano puede visitarse prácticamente a cualquier hora. El párroco asegura que les “encantaría” ampliar los horarios y contar con visitas guiadas, aunque reconoce que es “muy difícil” dada la coyuntura económica actual. No obstante, confía en que muchos visitantes y peregrinos “no se sientan llenos del arte de la catedral de Burgos” y se animen a descubrirlo. Solo hay que seguir el itinerario urbano de la ruta jacobea en Burgos, y parar donde un tótem señaliza ya su pertenencia al grupo de Hitos del Camino.