Apostol

El Camino de Santiago, un sueño sin barreras

30 mayo 2010 / Mundicamino

Un grupo de jóvenes discapacitados intelectuales relatan sus experiencias como peregrinos en un libro editado por Asprona León e ilustrado en su aula de arte.

“El Camino fue una aventura que no se me olvidará nunca”, relata Gonzalo Robles en el libro ‘Tras las huellas de un sueño’. La inmensa mayoría de los peregrinos que recorren la ruta hacia Santiago de Compostela suscribiría la frase de Gonzalo, pero su caso es especial porque es discapacitado intelectual, una circunstancia que no supuso ningún inconveniente para realizar a pie varias etapas de la ruta jacobea acompañado por compañeros y monitores de los centros de Asprona León.

A partir de esa experiencia surgió la idea de elaborar un libro, que reúne las vivencias del grupo y diversas leyendas sobre el Camino de Santiago, todo ello ilustrado por los alumnos del aula de arte de Asprona en el centro de Quintana Raneros, bajo la supervisión del profesor Melchor Calvo. Y, como colofón, el cuento ‘Volando más alto que los pájaros’, escrito por Alfredo Gómez Martínez, toda una metáfora sobre las dificultades a las que se tienen que enfrentar los que nacen ‘diferentes’.

“Me esperaba que los otros peregrinos pasaran de largo y, en cambio, se paraban a hablar con nosotros e incluso algunos nos acompañaban varios kilómetros. No nos miraban raro, todo lo contrario. Les admiraba y les gustaba que hiciésemos el Camino de Santiago”, señala Albino Salas en su relato, mientras que el resto explica cómo fue su peregrinación, el “cansancio” tras las largas caminatas, diversas anécdotas y la emoción de llegar a Compostela.

Uno de los chicos cuenta que había pedido al apóstol que una prima suya que había tenido un accidente se recuperara y que cuando llegó al Monte do Gozo le llegó un mensaje de móvil de sus padres de que estaba mejor, por lo que al entrar en la Catedral se puso a llorar, y otro resalta que durante la misa del peregrino sintió “algo especial”, que nunca había sentido, y supo que “no había ido por ir”.

Obdulia, Óscar, Roberto, Loli, Nacho y Sergio todavía no han tenido la oportunidad de recorrer el Camino de Santiago, pero sí han estado allí con su imaginación. Con sus pinceles han dado vida y mucho color a monumentos como la Cruz de Ferro (León) y la iglesia de Santiago de Villafranca del Bierzo (León); a leyendas como la de la gallina de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja); a episodios históricos como el tributo de las cien doncellas de León y las justas del Passo Honroso de Hospital de Órbigo (León), y a lances de la ‘Chanson de Roland’ y el ‘Cantar del Mío Cid’, entre otros, además de retratarse a ellos mismos como peregrinos.

Explican que Melchor les leía una leyenda o historia sobre el Camino haciendo “una especie de teatro” y luego ellos trabajaban sobre el texto y lo plasmaban en imágenes. “Utilizábamos la imaginación, pensábamos cómo podía haber sido aquello y lo dibujábamos”, señala Óscar mientras sus compañeros inciden en que lo que más les gusta son “los colores”, algo que se puede apreciar en todos los dibujos.

“A nosotros se nos da bien una cosa: dibujar”, asegura por su parte Sergio, muy satisfecho al igual que el resto con el resultado final de su trabajo, un libro que se puede comprar en las librerías de León, en El Corte Inglés y en los centros de Asprona León. “Ya habían hecho dos libros antes”, indica su profesor, visiblemente orgulloso y quien incide en que en ambos colaboraron con escritores de León y que ‘Tras las huellas de un sueño’ es el primero realizado de forma íntegra por gente de la asociación.

Melchor explica que los jóvenes que reciben formación en el centro de Quintana Raneros acuden cada semana dos horas al aula de arte para “sacarlos de los talleres y fomentar su creatividad”. “Aquí se expresan como quieren, estamos variando de técnicas constantemente, hacemos pintura, barro, ‘papier’ (papel pegado) y ‘fusing’ (vidrio fundido)”, añade.

A la espera de una oportunidad

Las horas dedicadas a ilustrar el libro del Camino de Santiago han dejado huella en los alumnos del aula, que se interrumpen unos a otros para contar todo lo que saben sobre el Camino de Santiago: las leyendas que rodean a esta vía milenaria, la cantidad de gente de todo el mundo que la recorre cada año por distintos motivos como pedir la curación de algún familiar enfermo, que está señalizada con flechas amarillas para que los romeros no se pierdan, los emblemas que se usan como la concha y el bordón… Y, por supuesto, cuál es la equipación imprescindible para un peregrino: “Botas cómodas, una mochila que no pese mucho con todo lo necesario y una cantimplora para beber mucha agua”.

Ahora sólo esperan que, “después de haber oído hablar tanto” de la ruta y de hacer los dibujos, pronto puedan hacer realidad su sueño de convertirse en peregrinos. “Para nosotros sería un logro, nos permitiría vivir una experiencia nueva y conocer mundo”, comentan los jóvenes mientras miran de reojo a su profesor. Melchor les sonríe y explica que los responsables de Asprona León están estudiando la posibilidad de que recorran alguna etapa.

“Me gustaría hacerlo por caminar kilómetros y adelgazar”, bromea por su parte Obdulia y Óscar destaca que quiere ir a Galicia porque le encanta su “paisaje”. Pero también hay espacio para lanzar una reivindicación. Roberto asegura que le gustaría ir caminando de León a Madrid para pedirle cuentas al Rey, como en la película de Antonio Resines, e instarle a que haya “más oportunidades” para los discapacitados.