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Muchos llegan con ganas de contar su experiencia y también preguntan por qué estamos en España

01 junio 2010 / Mundicamino

Jessica Fernández Sánchez es la coordinadora de los voluntarios en O Cebreiro. Ella se encarga de darles unas nociones básicas sobre lo que han de hacer en el albergue y lo que no, así como sobre todas las cuestiones que puedan tener a pie de trabajo. El irlandés John Malone, por ejemplo, se siente pletórico. Atenderá a los caminantes que lleguen a O Cebreiro en el mes de junio, pero trae ya detrás la experiencia de haberlo hecho en Sarria en mayo. «No tuve dudas de que esta sería una experiencia importante para la vida, tuve mucha suerte», asegura. Solo le separan dos años del límite de edad para entrar en el proyecto.

El programa EU Camiño dura unos siete meses. «El primero, abril, estuvimos en Compostela, formándonos en la lengua, en la historia de Galicia y España, en su cultura y, por supuesto, en el Camino de Santiago», explica. Los cinco siguientes, tanto él como los demás del grupo, desarrollan su aprendizaje en los albergues públicos: «Les explicamos a los peregrinos cómo funcionan y resolvemos dudas sobre dónde están las farmacias más cercanas, dónde puede comer, comprar algo de ropa o cómo será el camino hasta el próximo pueblo y la distancia que hay». Añade que muchos llegan con ganas de hablar y con interés por saber «por qué estamos en España».

El gusto de comunicarse

Su compañera Claudia Schneider quería vivir el día a día español, «no como turista». Sabe que los idiomas son clave y, ahora, tiene más o menos claro que quiere formarse en ellos y también en algo que tenga que ver con la economía. También John domina unos cuantos: inglés, irlandés, español, algo de francés, un poco de italiano y otro tanto del griego. Todos tomaron contacto con el Camino de Santiago para saber cuáles son las necesidades clave del peregrino y el resultado de sus experiencias lo plasmarán en su último mes en un libro que se ha de publicar algún día. Después de haber desempeñado ya varios trabajos, este proyecto le ha servido a Malone para saber que quiere reenfocar su carrera hacia algo relacionado con el peregrinaje o el turismo, «si es posible aquí». Señala la similitud de algunas partes de Galicia con su costa de origen. Por todo ello, se siente «como en casa». Y, con la atención plurilingüe de estos voluntarios, a los peregrinos les pasa más o menos lo mismo.