Apostol

Tengo 82 años y volveré como peregrino en el 2021

05 julio 2010 / Mundicamino

Antonio Díaz ya ha caminado hasta Santiago por varias rutas y prevé hacerlo desde Roma o Sevilla el próximo año santo.

«Entonces, Antonio, a sus 82 años, ¿seguirá apuntándose en las próximas peregrinaciones que se hagan en año santo?». La pregunta no pretendía ejercer de ave de mal agüero, ni mucho menos, y tampoco así se la tomó quien tenía que responderla. Por el contrario, él argumentó con gran seguridad, teniendo en cuenta que de aquí allá faltan once años: «Seguirá no, ya estoy apuntado para hacerlo». Con la cofradía ponferradina Santiago Apóstol, a la que pertenece, Antonio Díaz Millán ha recorrido prácticamente todos los caminos que llevan a Santiago: la primera vez, en 1993, desde Ponferrada; la segunda, en 1999, desde Roncesvalles; la tercera, en el 2004, por la ruta del Norte; la cuarta, en el 2009, por senderos portugueses y alcanzando Fisterra, y, ahora, la quinta, desde su propia parroquia, la de Santiago Apóstol de Flores del Sil, ubicada en Ponferrada.

Antonio ostenta dos bazas muy importantes para la felicidad terrenal: por un lado, el optimismo y, por otro, las ganas de vivir. Sus ojos claros transmiten la «mucha ilusión» con la que está disfrutando todos esos pasos y, por eso, no duda en afirmar: «Tengo 82 años y volveré como peregrino en el 2021». Para entonces tendrá unos 93 si no fallan las cuentas y, si lo consigue, sin duda marcaría uno de los récords generacionales a lo largo del Camino de Santiago.

Todos los años santos

Habla del 2021 porque ese será el próximo Xacobeo. La cofradía, tal y como explica Benito Rodríguez, encargado del coche de apoyo, tiene como misión el impulso de los Caminos. De hecho, el del Norte lo hicieron «armados» con estacas o espráis, para ir abriéndolo en aquellos puntos en los que presentaba dificultades propiciadas por el tiempo o por la falta de atención. «Nosotros tenemos una especie de obligación, y es que cuando es año santo tenemos que peregrinar hasta el santo sepulcro».

«El próximo lo haremos desde Roma o desde Sevilla, aunque todavía no lo tenemos muy bien definido». «Yo ya les he dicho que lo hacemos desde donde quieran, pero a mí que me apunten», advirtió el veterano Antonio. Vamos, como el número uno, el mismo que lleva el asiento de autobús reservado para el que, cariñosamente, los miembros de la cofradía llaman «el abuelo» o el «señor Antonio». Con admiración.

Pues eso, que este avó, como lo llamaríamos los gallegos, lo hace por fe y adelanta que, parta uno con el motivo con el que parta, la llegada a la plaza del Obradoiro es algo aparte.

El Camino de la curación

«Me he cansado, pero aquí estoy, en O Cebreiro». Este año tuvo que echar mano del coche de apoyo, pero por poco tiempo. «Iba algo sofocado», decía Benito. «De sofocado nada, lo que pasa es que llevo un tacón del zapato fastidiado y he ido pisando algo mal, por eso me tuve que subir al coche». Las cosas claras. Y a Antonio le quedan fuerzas para mucho, sobre todo para reivindicar sus ganas: «Mi nieta dice: ‘El abuelo está algo pachucho, pero cuando vuelve del Camino, viene sano’». Para él es, en cierto modo, el «Camino de la curación».