Apostol

De Ponferrada a Santiago, a pie y con muletas

06 julio 2010 / Mundicamino

Gabriel Rodrigo padece artrosis y, viendo el declive de su salud, se ha decidido a cumplir su ilusión de hacer el Camino.

Como él dice, siempre ha sido una persona extrovertida: «Con todos me paro, a todos les cuento…». Pero, ahora, en el Camino de Santiago, se está encontrando consigo mismo. De hecho, durante algo más de hora y media en el interior del santuario de Santa María la Real de O Cebreiro, prácticamente palpó su propio yo. «Aquí inicio mi Camino interior», reconoce. Gabriel Rodrigo Martínez es de Cheste (Valencia) y tiene los 65 años cumplidos. Pese a ello y pese a la enfermedad que padece, artrosis, siguió y sigue trabajando y manteniendo viva una ilusión: hacer el Camino hasta Compostela. Y lo está haciendo, con coche de apoyo y con un compañero con problemas de circulación.

Esa búsqueda del motivo que durante tanto tiempo alimentó sus ganas de llegar hasta el Apóstol está culminando ahora y sale al exterior en forma de emoción: «Lo siento -decía-, estoy encontrando en estos momentos el motivo de mi peregrinación». Durante un tiempo estuvo prácticamente «impedido», con movilidad limitada, pero el año pasado lo operaron de las dos rodillas. «Es un proceso de artrosis, soy un candidato a prótesis, pero después de la operación me he ido fortaleciendo y llevo la ayuda de estos dos aparatos [las muletas], con los que además he conseguido buena musculatura en los brazos».

Así, cumpliendo su sueño, partió a pie desde Ponferrada el día 1 de este mes y ayer completó la etapa Herrerías-O Cebreiro sin problema, caminando por los empinados y sinuosos senderos que conducen hasta estos 1.300 metros de altura. «En las subidas no tengo problema, mi dificultad está en las bajadas, aunque, como digo yo, pongo las marchas largas». Se refiere a que alarga sus muletas para ir apoyándose mejor en los descensos, pero aun así, es consciente de su situación, y, reconoce: «No podré hacer todos los kilómetros en cada una de las etapas, pero, eso sí, quiero usar el coche de apoyo lo mínimo posible».

Preparación de meses

Se ha preparado concienzudamente para lo que quería: «Iba viendo el declive de mi salud, así que me decidí a hacerlo». Durante unos cuatro o cinco meses practicó con marchas nocturnas de varias horas y, como resultado, «estoy respondiendo mejor de lo que pensaba». Recuerda además lo que le dijo su traumatólogo: «No te hagas el héroe, que entre mis clientes tengo a muchos héroes, y en el cementerio también hay unos cuantos». Y él, más allá de eso, está buscando su interior, en el que no cuentan para nada ni sellos ni tampoco «papeleos». Llegará a Compostela, seguro. «Para eso llevo cuatro patas», bromea.