«Ars Itineris» presenta en el Artium la obra de 17 creadores.
Por si alguien no se ha enterado todavía, este 2010 es año Xacobeo, fecha señalada para el Camino de Santiago. Y con este motivo se ha organizado toda una larga lista de actividades culturales que también tienen su parada obligada en Gasteiz. Más en concreto, en Artium. Puede parecer un tanto extraño que una senda milenaria de carácter religioso pase por un museo de arte contemporáneo, pero todo tiene su explicación. La razón se llama Ars Itineris. El viaje en el arte contemporáneo.
Esta gran exposición es, en realidad, la suma de sus partes. Bajo el mismo paraguas se esconden siete muestras en otras tantas ciudades: la propia capital alavesa, Iruñea, Huesca, Oviedo, Logroño, Vigo y Vic. La idea en todas es la misma, ver cómo creadores tanto del Estado como internacionales se han acercado a su manera a ese concepto del viaje, sea éste físico, mental, profesional, obligado, vital… y en cualquiera de sus fórmulas.
El centro gasteiztarra asistió ayer a la inauguración de su parte del gran todo, una exposición en la que toman parte 17 creadores internacionales con piezas de muy distinta forma y fondo. Pero, además, Artium está presente también en el resto de ciudades que forman parte de este proyecto puesto que de su colección permanente ha salido más de una decena de obras para ser vistas en estos lugares.
Chema Alvargonzález. Manolo Bautista, Pepe Espaliú, Félix Curto, Angels Viladomiu, Santiago Sierra, Anke Doberauer, Alfredo Jaar, Zhang Huan, Nan Goldin, Doug Aitken, Christian Boltanski, Michèle Barbè, Craigie Horsfield, Richard Long, Jonathan Monk y Alexander Sokurov ya han tomado el interior del museo alavés, y allí permanecerán hasta el próximo 12 de septiembre.
Aunque hay otro creador cuya obra sí ha estado en la capital alavesa para la apertura de la muestra pero que va a seguir camino a partir de ahora hacia Santiago de Compostela. Se trata de Eugenio Ampudia y sus nubes de la memoria, piezas audiovisuales de PVC repartidas por las siete ciudades antes mencionadas que se encontrarán al final del Camino el próximo día 22.
La propia vida es un viaje. Bajo esa premisa se compone esta muestra, un abanico en el que se encuentran la pintura, la fotografía, la instalación, la vídeo-creación… Vehículos, al fin y al cabo, para llegar al espectador y abrir una nueva senda hacia la reflexión y el pensamiento sobre el tránsito, sea éste el que sea. «Más allá del significado religioso, el Camino de Santiago es una metáfora sobre la vida», explicó ayer Daniel Castillejo, director del museo, a lo hora de presentar una exposición que si algo aborda es eso, el andar del ser humano. Acto en el que, por cierto, el máximo responsable del centro alavés Artium quiso tener un recuerdo a una mujer sin la que no se hubiera podido realizar la recuperación de esta senda milenaria a su paso por Araba, la añorada Micaela Portilla.
Y es que aunque las personas ya no estén, sus legados, las sendas que abrieron, siguen presentes. El viaje, a veces, no tiene final.
