Apostol

Santiago, objetivo en diez días

17 julio 2010 / Mundicamino

Decenas de caminantes recalan en Oviedo con la ilusión de llegar el próximo día 25 a la plaza del Obradoiro.

Algunos llevan días caminando, otros comienzan su recorrido en Oviedo. Por delante les espera un largo camino hasta llegar a un destino común: Santiago de Compostela. Aunque cualquier año resulta propicio para realizar el Camino de Santiago, éste es especialmente importante por ser Año Xacobeo. Esta celebración tan sólo ocurre los años en que el día de Santiago Apóstol, 25 de julio, cae en domingo. Todos apuran sus pasos para llegar ese mismo día a la plaza del Obradoiro, ya que la próxima oportunidad que tendrán los peregrinos para festejar el Año Xacobeo será en 2021. El recién estrenado albergue ovetense, dirigido por la asociación astur-leonesa de amigos del Camino de Santiago y situado en la calle San Pedro Mestallón, recibe diariamente entre 25 y 30 peregrinos. De distintos lugares de España y del mundo. Todos ellos en su recorrido por el Camino primitivo, que pasa por la capital.

«Dicen que es el más duro, y yo lo voy a intentar», explica Pedro Aguaviva, equipado con su mochila de viaje. Este peregrino madrileño, recién llegado al albergue, comenzó su aventura el miércoles desde Oviedo. A Pedro, profesor de instituto en Leganés, le encanta el aire libre y el contacto con la naturaleza. No es nuevo en estos lares, ya que realizó el Camino francés hace unos años. Esta vez quiere probar con el Camino primitivo, el que tomó Alfonso II el Casto, en el siglo IX, para visitar la tumba del Apóstol Santiago. No llegará directamente a Santiago, sino que deberá unirse al Camino francés en la localidad de Palas de Rei. En total son catorce etapas que Pedro pretende realizar una por día.

Las mismas ganas e ilusión traen un grupo de ocho jóvenes sevillanos de entre 18 a 22 años. Aún no comenzaron su travesía y ya tuvieron las primeras incidencias. Cogieron un avión desde Sevilla y al realizar la escala en Barcelona, antes de llegar al aeropuerto de Asturias, sus mochilas quedaron perdidas en el camino. «Nos dijeron que llegarían esta noche al albergue, y eso esperamos», desea Carlos Barriga. Algunos ya traen experiencia porque realizaron la Vía de la Plata, desde Sevilla hasta Almadén de la Plata, unos 70 kilómetros. «Fue una experiencia que nos encantó y por eso queremos repetir. Esta vez todos juntos», explica Carlos. «Si al final no podemos terminarlo a pie, cogeremos un autobús», comenta.

Más tiempo llevan en el camino las francesas Maric-Thérèse Michel y Chantal Ollagnier. Estas mujeres, con 67 y 64 años, respectivamente, comenzaron su aventura en Bayona hace tres años, como puede verse en su credencial, el documento que certifica el paso por los distintos albergues del recorrido. La primera etapa les llevó hasta Bilbao, y un año más tarde volvieron a retomar el camino desde el mismo lugar hasta la localidad asturiana de Ribadesella. Ahora vienen desde ahí y pretenden finalizar su aventura en Santiago de Compostela dentro de quince días. A lo largo de todo este tiempo, su única intención ha sido «reflexionar y disfrutar de la experiencia espiritual», explican.

Desde Corea llegó Chang Wangj Jae hace tres meses. Lleva desde el 29 de abril en el camino haciendo un recorrido distinto del habitual. Comenzó en Oviedo y llegará hasta Finisterre. Cada vez son más los que llegan con fuerzas a la plaza del Obradoiro y deciden continuar hasta el famoso cabo que los romanos consideraban el final de la tierra durante los siglos III y IV antes de Cristo. Su camino de vuelta lo finalizó el miércoles en Oviedo. Entonces sólo deseaba una buena cena para recobrar fuerzas.

Juanma Rodríguez lleva en el camino dos semanas. Este joven vasco empezó solo en Irún y ahora está rodeado de compañeros y amigos. «Tenía pensado llegar el día 25 de julio, para la celebración de Santiago Apóstol, pero dice que va a haber demasiada gente y como el santo no se va a ir, prefiero tomármelo con más tranquilidad y llegar uno o dos días más tarde», explica. Hace cuatro noches se encontró con Manuel Ramírez, padre e hijo, que caminaban junto a Itziar Urritia. El malagueño Manuel Ramírez y la bilbaína se conocieron hace cinco años haciendo el Camino francés. Ahora quisieron volver a repetir y Manuel Ramírez lo quiso compartir con su hijo, del mismo nombre. En Santander, días antes, se unió a su particular grupo un nuevo integrante, el canario Guayec Peromo. Él mismo cuenta entre risas que sus compañeros lo encontraron en el camino «medio muerto». Todos juntos continuarán su Camino hasta la próxima etapa: Grado. 26 kilómetros, nada comparado con el largo recorrido que les queda. Buen camino, peregrinos.