Apostol

El camino de la esperanza

20 julio 2010 / Mundicamino

Un joven con parálisis cerebral y otro, sordo y ciego, recorren la Ruta Jacobea en tándem.

Una llamada de atención a la sociedad para que se dé cuenta del apoyo que necesitan las personas con discapacidad de todo el mundo y para mostrar que, cuando se pone empeño y ganas, las barreras no existen. Es lo que están demostrando estos días Juan Sebastián, un joven colombiano de 22 años, con parálisis cerebral, y Gerardo, de 32 años, sordo y ciego de Vigo (Pontevedra), que realizan el Camino de Santiago de Madrid en bicicleta y que ayer desembarcaron en Ávila.

Llegarán a Santiago de Compostela el 5 de agosto y en su peregrinaje les acompañan cuatro personas más; entre ellas, el entrenador de Gerardo, Javier Pitillas, un policía vigués que el año pasado conoció, por internet, a Francisco Meneses, padre de Juan Sebastián, quien, desde Colombia, buscaba un medio de locomoción en el que pudiera salir a pasear con su hijo con parálisis cerebral.

Surgió entonces el proyecto «La Bicicleta de la Esperanza–España 2010», impulsado por la Fundación Covida (Constructores de Vida), creada por Francisco y Gladys Ramírez, padres de Juan Sebastián, con el objetivo de hacer llegar la situación de las personas con discapacidad que viven en Colombia a países como España.

Un ejemplo es Juan Sebastián, «Juancho», como le llaman sus padres y en el grupo, para quien la experiencia está resultando «muy buena». Según relata Gladys, su madre, terapeuta ocupacional, Juancho «funciona» con el diez por ciento de la corteza cerebral, pues, al poco de nacer, «se le murió» el 90 por ciento de la corteza. Él mismo explica que está siendo un camino «difícil», en todos los sentidos, pero que merece la pena porque, de esta forma, sale del anonimato, como ya hizo cuando, a los 13 años, decidió escribir su primer libro, titulado «Yo, Juan Sebastián’» en el que relata su experiencia como persona con una discapacidad.

Juancho pedalea por tramos en una especie de tándem ideado por su padre que permite que los dos ocupantes del triciclo pedaleen cada uno a su ritmo. También en un vehículo especial, Gerardo es el que va delante y el guía, detrás, en una ejemplo máximo de superación.