Apostol

1.000 años de presencia

02 agosto 2010 / Mundicamino

Desde la primera advocación a Santiago en el monasterio de Santiago de Aibar, documentado en el 986 o la más segura de Santiago de Osquiatea en el valle de Ollo, en 1024, hasta la última dedicación al santo, el puente de Santiago en Puente la Reina en la Autovía del Camino, han transcurrido casi 1.000 años en los que las manifestaciones en torno al Apóstol han sido continuas en Navarra como lo demuestran las 25 iglesias parroquiales, dos capillas y 24 ermitas que han existido en Navarra a lo largo de los siglos.

El descubrimiento del sepulcro de Santiago a finales del siglo IX, se convirtió en el factor fundamental en la futura difusión del culto jacobeo y abrió la posibilidad de peregrinación al sepulcro de uno de los apóstoles de Occidente. Llegados a este punto y conocida la expansión del culto en otros lugares del norte peninsular, surge evidentemente la pregunta de cómo comenzó el culto al Apóstol en territorio navarro.

Navarra encauzaba por el «Camino francés» el flujo más denso de peregrinos europeos que ganaban el Pirineo en Somport o en Ibañeta y por Jaca o Pamplona, convergían en Puente la Reina para buscar por Estella y Los Arcos el paso del Ebro frente a Logroño. También los viajeros surcaban los mares y en el puerto de Bayona se incorporaban a las caravanas de mercaderes en su tradicional recorrido hasta Pamplona, y desde los fondeaderos mediterráneos diversas veredas conducían al valle del Ebro y sus tramos navarros.

De esta manera, y más que en cualquier espacio de análoga dimensión, en Navarra todos los caminos llevaban efectivamente a Compostela.

Las primeras noticias de la llegada de peregrinos a Compostela aparecen a finales del siglo IX, por lo que es lógico que a partir de entonces el incremento de personas hacia el sepulcro supondrá una rápida expansión del culto al Apóstol. En este sentido, interesa hacer mención al primer peregrino conocido en estas tierras navarras, se trata de Gotescalco o Godescalco, obispo de Le Puy (927 – 962) que peregrinó a Compostela en el año 950 con numeroso séquito, deteniéndose en el monasterio riojano de San Martín de Albelda de La Rioja, entonces en territorio pamplonés.

Será, por tanto, a mediados del siglo X y sobre todo en el siglo XI cuando comienza a captarse como fenómeno habitual el tránsito de peregrinos y es ese el momento a partir del cual pueden rastrearse las principales muestras devocionales al Apóstol siendo las más importantes muestras de su culto en Navarra la dedicación de los templos.

En el territorio navarro las advocaciones a Santiago en edificios parroquiales o iglesias son bastante numerosas, muchas de ellas hunden sus raíces en la Edad Media, aunque de alguna se duda su advocación, habida cuenta que en algunos casos pudo estar bajo la de Santiago el Menor. Importantes también las nuevas edificaciones de los siglos modernos, será el siglo XX el momento en que se erigió la última parroquia de Santiago en estas tierras, concretamente en Pamplona.

También las ermitas tienen su importancia en el culto a Santiago pues obedecen a un tipo de religiosidad de carácter popular. Son 24 las ermitas que han existido bajo la advocación de Santiago en Navarra, aunque la mayor parte de ellas ha desaparecido quedando únicamente alguna noticia documental bastante tardía. Situadas preferentemente en las Cuencas prepirenaicas, zonas medias de Navarra y camino baztanés, algunas de ellas son época medieval como la de Almandoz, en la ruta baztanesa; la de Bearin (valle de Yerri) cerca del Camino francés; Santiago de Itxasperri de Egiarreta, en la primitiva ruta de la Barranca, sede de una cofradía de Santiago y lugar en el que se reunían las juntas del valle de Arakil; la de San Felipe y Santiago de Estella, que en un principio pudo estar dedicada a Santiago el Menor; la de Santiago de Lóquiz de Ganuza, aunque su primera advocación fue la de San Cucufate; la de Larrasoaña en el Camino francés y la de Pueyo, de las restantes, emplazadas en Abarzuza, Allo, Alzuza, Ancin, Aria, Arróniz, Arteta, Azpilcueta, Bakaiku, Bézquiz, Cáseda, Etxeberri, Galar, Gorrontz Olano, Imizcoz e Irurzun, las noticias son bastante tardías. La primera y la última

La primera y la última

Ya a finales del siglo X (986) existía en el término de Aibar un monasterio llamado de Santiago o San Jaime de Aibar, que subsistíó como ermita hasta finales del siglo XVII, por lo tanto sería la primera advocación a Santiago en Navarra; también en fecha temprana, comienzos del siglo XI, existió en el valle de Ollo el monasterio de Santiago de Osquiatea.

El último establecimiento religioso dedicado al Apóstol en Navarra, es la parroquia de Santiago de Pamplona, construida por el arquitecto Javier Guibert Tabar y finalizada en 1969.