Apostol

Hospitalidad suiza en tierras del Cid

04 agosto 2010 / Mundicamino

La Asociación de Amigos del Camino de Santiago del país helvético se encarga desde hace casi dos décadas de atender el albergue parroquial de Belorado (Burgos)

Más de 1.200 kilómetros separan Suiza de la localidad burgalesa de Belorado, una distancia considerable que el Camino de Santiago ha conseguido eclipsar. Desde hace casi dos décadas, un nutrido grupo de voluntarios suizos realiza cada año el trayecto desde su país natal hasta las tierras del Cid para pasar dos semanas ayudando a los peregrinos en el albergue parroquial, demostrando una vez más que el amor por la ruta jacobea no conoce fronteras.

El párroco de Belorado, Segisfredo Oñate, explicó que a comienzos de los años 90 del siglo XX un sacerdote que trabajaba en la localidad decidió recuperar un antiguo teatro de Acción Católica y transformarlo en un lugar de acogida para los peregrinos que se dirigían a visitar la tumba del apóstol en Compostela, que entonces contaban con muy pocos sitios donde descansar y reponer fuerzas a lo largo de su trayecto.

En la actualidad, la parroquia sigue corriendo con todos los gastos de mantenimiento del modesto establecimiento ubicado junto a la iglesia de Santa María, mientras que el servicio de hospitaleros lo presta la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Suiza, cuyos socios se turnan para que los días 1 y 15 de cada mes lleguen dos nuevos voluntarios a ocuparse de las instalaciones.

“Para nosotros la acogida es lo fundamental porque era algo que decía Jesucristo”, resaltó Oñate, quien destacó que, pese a su filosofía cristiana, en el albergue “se admite a todo el mundo”. “La pluralidad es buena, aquí no se le pregunta a nadie de dónde viene o qué piensa, hay católicos y gente de otras confesiones”, apostilló, explicando que suele estar abierto desde abril hasta primeros de noviembre y que tiene capacidad para 24 personas en dos habitaciones con diez plazas en literas y una de cuatro plazas.

El sacerdote incidió en el buen trabajo de los voluntarios suizos, que “realizan un servicio encomiable que hay que agradecer”. Eso sí, remarcó que desde la parroquia respetan su “libertad a la hora de organizarse”.

“Es mi cuarta vez y no será la última porque me gusta”, aseguraba por su parte la hospitalera Margarita Schenk, una de las suizas que ha pasado este Año Santo por Belorado. Con una gran sonrisa permanente, recibía a los peregrinos que iban llegando, a los que explicaba que el albergue es de donativo y que tenían a su disposición una cocina en la que podían prepararse la cena.

Dar algo a los demás

Tras el fallecimiento de su marido en 2003, Margarita decidió hacer el Camino de Santiago desde su país hasta Compostela, una peregrinación en la que empleó tres meses, que le sirvieron para darle un nuevo sentido a su vida y en la que además entró en contacto con la asociación jacobea suiza. “Dormí en Belorado y me acogieron muy bien”, recordó.

Cuando regresó a su casa tras concluir su Camino, se planteó ayudar a otros romeros al igual que otras personas la habían ayudado a ella, así que se apuntó a la agrupación de su país y empezó a ejercer como hospitalera voluntaria. “Pensé que podía ayudar porque cuando fui peregrina era muy importante para mí llegar por la tarde a un albergue y encontrarme con gente amable que me acogía, y yo quería hacer ese trabajo”, señaló.

A sus 66 años, desde entonces viene casi todos los años dos semanas a Belorado y además en su país ejerce como consejera espiritual. “Estoy aquí porque quiero darle algo a la gente y también por motivos espirituales”, explicó Margarita, quien incidió en que el albergue parroquial de la localidad burgalesa es “especial porque no se cobra y porque aquí se ve el espíritu de Dios”.

“Cuando un peregrino necesita hablar, aquí estamos o también para orar con ellos, les prestamos ayuda si tienen cualquier problema”, añadió la hospitalera, quien destacó lo mucho que aporta a los que se ocupan de los alojamientos la gran variedad de caminantes que realizan la ruta jacobea. “El año pasado tuvimos a peregrinos de 33 naciones, es muy interesante hablar con gente de tantos países”, concluyó.