Apostol

El influjo de la ciudad relicario

11 agosto 2010 / Mundicamino

Entre León y Oviedo, el Camino del Salvador obsequia al peregrino con unas reliquias de gran valor, un espectacular paisaje y un jubileo que ganará quien acepte el reto de cruzar la Cordillera Cantábrica

El flujo de peregrinos entre León y Oviedo ha sido continuo desde la Edad Media. Atraídos por las reliquias del Arca Santa y la imponente imagen de Cristo que guarda la catedral ovetense, los romeros aprovechaban el viaje a Compostela para desviarse a la actual capital de Asturias, y continuar después hasta la tumba del Apóstol, bien desandando sus pasos o por el Camino Primitivo. “Quien va a Santiago y no va al Salvador, visita al siervo y deja al Señor”, advierte la frase que ha llegado a nuestros días.

La dificultad de la ruta, que atraviesa la Cordillera Cantábrica y soporta una adversa climatología en invierno, ha sido, y aún hoy es, su gran reto. Pese a ello, la ciudad relicario poseía un influjo del que era difícil sustraerse en un tiempo en el que alcanzar el perdón suponía lograr la vida eterna.

“El Camino del Salvador posee un enorme fundamento histórico, vamos que no es un invento, porque aunque en el siglo X Alfonso III trasladó la corte a León, y allí quedó el poder político, Oviedo siguió siendo sede de una diócesis metropolitana y un lugar de peregrinación muy grande”, afirma José Luis Galán, presidente de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, y autor de una de las dos guías que existen sobre esta ruta jacobea.

Con León como punto de partida, al peregrino le esperan 121 kilómetros hasta alcanzar su meta. La ruta comienza remontando el río Bernesga en dirección a La Robla y siempre con la montaña de cara. Salvo Carvajal de la Legua, los otros tres pueblos por los que se pasa son pequeños y sin servicios. A la entrada de La Robla, nos recibe la Ermita de Nuestra Señora de Celada, que en su día formó parte de un conjunto compuesto también por hospital de peregrinos.

En La Robla, industrial y minera, el romero se va adentrando en la Cordillera Cantábrica. “Por aquí pasan muchos peregrinos y nos pareció adecuado brindarles un lugar de descanso”, explica su alcalde, José Luis García Fernández. Por eso, construyen un albergue en pleno parque de la Huerga, a 20 metros del paso de la ruta jacobea y al lado de un bar restaurante.

La mayoría de sus visitantes son extranjeros, y García Fernández opina que su aportación al municipio ha sido notable, al menos en el plano turístico, “porque lo dan a conocer en sus respectivos países”. Asegura también que los vecinos de La Robla son “acogedores” y “la gente marcha contenta”. No en vano, sus 4.700 habitantes conviven con una veintena de nacionalidades, “sin ningún problema”.

La decisión se tomó después de constituirse hace cuatro años la Asociación de Amigos Camino del Salvador, de la que forman parte cinco ayuntamientos: León, Sariegos, Cuadros, La Robla, Pola de Gordón y Villamarín. Durante este tiempo han señalizado la ruta, la han acondicionado y limpiado, y han elaborado una guía turística.

Al mismo tiempo, comenzaron a construir albergues, cuatro, sin contar los de las capitales de origen y destino: Buiza, Pajares, Pola de Lena y Mieres. “Faltaba uno en La Robla”, se sincera el alcalde, por lo que en un par de meses abrirán uno con capacidad para veinte personas. Hasta entonces, el romero puede descansar en el polideportivo, habilitado a tal efecto.

Prosigue el camino por Puente de Alba, Cabanillas y Cascantes, pasando por la ermita del Buen Suceso justo en Nocedo, hasta llegar a La Pola de Gordón. Las obras del AVE entre León y Oviedo están presentes durante todo el trayecto. “Afectaron mucho al propio camino, que se veía interrumpido. En su momento, el impacto fue alto, pero se ha luchado contra ello y el resultado final no es malo”, afirma el alcalde de La Pola, Francisco Castañón.

Mejorar la promoción

El edil admite que “la ilusión y las ganas” que le están poniendo los ayuntamientos de la comarca, la Diputación de León, la Asociación de Amigos del Camino y la comunidad asturiana son los puntos fuertes de una ruta que quieren promocionar. “Tenemos que creernos su importancia y ver lo que puede suponer de desarrollo en nuestros pueblos”, indica. En este sentido, considera, se están “dando pasos importantísimos” y rechaza que sean una competencia para el Camino francés, sino un complemento: “Enriquece y es una forma diferente de ver el Camino de Santiago”.

En Buiza, una de las 17 pedanías del concejo de Pola, construyeron un albergue. “Entendimos que Buiza necesitaba algún tipo de aliciente para que fuera teniendo más vida y en él se han desarrollado actuaciones urbanística singulares con arquitectura más tradicional, para que sea un poco la puerta de nuestro municipio”, explica Castañón.

El resultado salta a la vista. Junto a la espectacularidad del paisaje, merece la pena destacar el recibimiento de Sagrario Lombas, una octogeneria coqueta y resuelta a la que los romeros han bautizado como ‘la señora amorosa’, y así aparece registrado en el libro del albergue. “Yo les ayudo en lo que puedo, pero los peregrinos paran poco, porque duermen y al día siguiente marchan”, se justifica.

Desde su apertura en mayo de 2008, no han sufrido ni un desperfecto. Según el alcalde de La Pola, “lo dejan más limpio de lo que lo encuentran”. El albergue se encuentra en una zona de gran riqueza natural y etnográfica declarada por la UNESCO ‘Reserva de la Biosfera Alto Bernesga’.

La altitud es mayor en esta zona, en torno a los 1.200 metros. La siguiente parada es Arbás del Puerto, donde un incómodo silencio se ha adueñado de la Real Colegiata, declarada Bien de Interés Cultural, y su antiguo hospital de peregrinos. Solo abre para la misa dominical, aunque un golpe de azar ha franqueado el paso a quienes realizan este reportaje.

Poca documentación histórica y muchas leyendas rodean este enclave construido entre los siglos XII y XIII, y hoy prácticamente abandonado. Como leyenda es la que vincula su creación con un discípulo del Apóstol Santiago o la que la atribuye al rey Don Pelayo.

La importancia jacobea de la Colegiata fue notable. Existía la costumbre de tocar las campanas los días de niebla para que los peregrinos no se perdieran, o se les esperaba en el llamado ‘canto de los pobres’ para acompañarlos hasta el hospital de peregrinos que se encontraba justo enfrente del monasterio.

Un albergue con esquís

En Arbás finaliza el recorrido jacobeo por Castilla y León. Aguardan las altas cumbres del Principado de Asturias rumbo a Pajares, en cuya calle Real se conservan las ruinas de un antiguo hospital de peregrinos.

En 2008, las antiguas casas de los maestros se transformaron en el actual albergue. Los esquís de sus paredes y sus espectaculares vistas nos recuerdan que estamos en una zona de alta montaña. Marina Fernández, presidenta de la Asociación de Amas de Casa de Pajares, se presta gentilmente a mostrarnos las instalaciones, sorprendentemente bien dotadas de ordenadores.

“Nos los trajeron unos señores que venían haciendo el Camino. Eran de Madrid y trabajaban en esto de la informática. Les comentaron que teníamos ganas de tener un ordenador y, a los pocos días de marcharse, nos llamaron para decirnos que nos los iban a traer. Vinieron ellos y todo a instalarlos y les invitamos a una fabada”, narra Marina.

Vecinos y romeros comparten el albergue en armonía, pues en la primera planta “echan los señores la partida”, atienden el fisioterapeuta y la podóloga, y han habilitado una sala como peluquería.

La falta en Pajares de un bar que sirva comidas puede suponer un inconveniente, aunque la hospitalidad de los 80 habitantes de este municipio lo suple con creces, a tenor de los comentarios de los peregrinos. “Marisa es el alma de todo esto. La gente está encantada con ella, porque ella es encantadora”, priopea su vecina Marina a Marisa González, que actúa como hospitalera de este albergue y dinamizadora vocacional del municipio. Las alabanzas que sobre ella ofrecen los peregrinos dan una idea de su papel fundamental.

Faltan 61,5 kilómetros hasta Oviedo, desde donde trabaja la Asociación Astur Leonesa de Amigos del Camino del Salvador a favor de esta ruta, para la que reivindican la declaración de Interés Cultural por parte de la Junta, y así pueda incorporarse a la candidatura que han presentado las comunidades de todos los Caminos del Norte. “El Camino del Salvador no puede quedarse fuera de ningún modo, porque es un Camino del Norte”, considera su presidente, José Luis Galán.

En la misma línea, el deán de la catedral de Oviedo, Ángel Pandavenes, defiende el papel de la ciudad como privilegiado enclave de peregrinaciones. “La gente visita esta catedral sea o no Año Jacobeo porque aquí tenemos la gracia todos los años de la indulgencia plenaria. Ahora está reducida a ocho días, se llama el Octavario Jubilar y se celebra del 14 al 21 de septiembre ambos incluidos. Permite ganar la indulgencia plenaria todos esos días, el perdón total de toda culpa moral o temporal”, explica.

Dicha indulgencia, conseguida por Alfonso II del Papa Juan VIII, la obtendrá quien pase por la catedral, venere al Salvador y las reliquias de la Cámara Santa (el Santo Sudario, el Arca Santa, las cruces de la Victoria y de los Ángeles y el Arca de las Ágatas, como principales objetos).

El jubileo se celebra siempre en las mismas fechas, vinculado a la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y a la festividad de San Mateo. La existencia de un hospital de peregrinos para quienes expiraban allí su último aliento también da una idea de su relevancia como centro de religiosidad.

El Salvador aguarda en la seo. Desde su privilegiado enclave, la imagen de madera policromada continúa recibiendo cada vez a más peregrinos, pues la propia ruta ha ido ganando peso en la encrucijada de caminos que tienen a Santiago como referencia.