Apostol

Una parada obligatoria en el Camino de Santiago

13 agosto 2010 / Mundicamino

El camino francés que desemboca en Santiago de Compostela agobia a Manuel. Lo ha completado en cinco ocasiones y ahora se ve «incapaz» de coger posiciones matinales para poder alcanzar una plaza en alguno de los albergues que durante todo el año Santo cuelga el cartel de completo. Y aquí está, en pleno mes de agosto, departiendo con tranquilidad con los vecinos de Wamba, un sitio «insólito» que atraviesa la ruta de Madrid, su ciudad.

El caso de Manuel Morajudo no es aislado. Durante estos meses jacobeos son numerosos los peregrinos que trasiegan por este pequeño municipio de 370 habitantes. «Había pasado en dos ocasiones anteriores, pero nunca había entrado, y el lugar es especialmente curioso, no solo por el edificio de la iglesia, sino porque es el único pueblo que empieza por W y por la historia del rey, que le quitaron el título porque era muy viejo», resume, empapado de historia local. El cometido de este hombre, funcionario en el Ayuntamiento de Getafe (es el responsable del Plan Estratégico), es disfrutar del camino de la mano de los lugareños. Y ahí está Francisco Rodríguez, de 85 años, jubilado de la Guardia Civil -«escolté a Eva Perón en Madrid y su marido me dio 250 pesetas de propina», precisa- dispuesto a narrar la vida y obra de un «saqueo». «Se han llevado todo, no queda ni la mitad de las cosas que había, como las tumbas de Doña Urraca, que yo lo vi de pequeño y ahora dicen que nunca estuvo», protesta.

Antes de partir hacia Madrid, Manuel tiene tiempo de intercambiar pareceres en la terraza La Rinconada, cuya propietaria, Mariví Álvarez, ameniza con vestimenta cañí una semana gastronómica y cultural. «Cada día me pongo un traje regional. El día de Andalucía me pongo el vestido de sevillana y ofrezco gazpacho, chopitos y pescadito, e incluso este año no ha faltado el de España, con un buen pulpo con patatas», añade. En una mesa de la terraza cuatro hombres discuten sobre el número de reyes godos. Agustín, Ángel, Santiago y Andrés narran de pe a pa los conocimientos escolares. «Mira -insiste Agustín- Ataúlfo, Recaredo, Wamba, Don Rodrigo&hellip», narra con orgullo histórico. «Otra cosa no -añade- pero la escuela era sagrada, bueno, y el rosario, y la catequesis&hellip porque aquí iglesia y cosas de curas muchas».

La tradición oral y la historia palpable tiene un hueco cuatrimestral en la publicación ‘La crónica wambeña’, que edita la Asociación Cultural Wamba. Santiago Rodríguez, su presidente, se encarga de coordinar los contenidos de una revista amparada por 292 socios y que recoge en 40 páginas la actualidad de su municipio. El próximo número, el del mes de agosto, se encuentra ya en la calle con las novedades de las fiestas patronales que desde este sábado honrarán a la Virgen de la Asunción y San Roque.