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José Luis Perona: En Castilla y León se ubicaron 213 hospitales a lo largo de la Calzada Romana para peregrinos, 102 de ellos de carácter medieval

17 agosto 2010 / Mundicamino

El coordinador del libro ‘Historia hospitalaria de la Vía de la Plata’ realiza un recorrido por los hospitales medievales que poblaron la ruta

Se situaban en lugares de paso de peregrinos y viandantes a lo largo del Camino de Santiago, y la región llegó a albergar 213 hospitales, 102 de ellos de origen medieval. Algunos incluso cuentan con más de cinco siglos de historia y aún continúan operativos. En Astorga, por ejemplo, destaca el hospital medieval San Juan Bautista, que prestó 1.029 años de servicios. Tras 10.000 horas de investigación, llevada a cabo por diez redactores durante dos años y medio, sale a la luz esta publicación que tiene carácter pionero, ya que en ella se revela uno de los “tesoros” de la Vía de la Plata hasta ahora oculto, la existencia de 285 hospitales en 49 localidades de Castilla y León y Extremadura.

¿Cómo se ha planteado este trabajo y cómo surgió la idea?

La idea surgió en una reunión de Rotary Clubs en la que se solicitaron proyectos de actuación referidos a la Vía de la Plata, a lo que contesté ofreciendo escribir su Historia Hospitalaria, lo que fue aceptado con beneplácito y exigió la formación de un amplio equipo de redactores que pudiese cubrir las cinco provincias por las que discurre aquella en su recorrido desde Mérida hasta Astorga, Badajoz y Cáceres en Extremadura, y Salamanca, Zamora y León en Castilla y León. De los 10 redactores, 7 estaban relacionados con Rotary, y, junto a los 3 restantes expertos, ofrecían una base de formación multidisciplinar en historia, arte, medicina, economía, derecho, ingeniería, agricultura, y ciencias sociales que ha probado ser más que suficiente para el empeño. Los investigadores han realizado desinteresadamente su trabajo a favor de los proyectos sociales de sus Rotary Clubs, obteniendo el patrocinio de las Juntas de Castilla y León y de Extremadura, y de Caja Duero, que tuvieron fe en el proyecto desde el principio y han financiado la edición.

¿Se podría decir que es sobre todo fruto de la investigación en un campo donde apenas había información?

Ciertamente, existían monografías sobre algunas instituciones hospitalarias y estudios sobre determinadas localidades o épocas, pero aún no se había contemplado la Vía en su conjunto, a diferencia de los estudios sobre el Camino de Santiago, ni se había analizado la base hospitalaria a lo largo de todos los tiempos. Por ello, el trabajo realizado tiene carácter pionero, revelando uno de los tesoros de la Vía de la Plata hasta ahora oculto, la existencia de 285 hospitales en 49 localidades, que se han tratado en régimen de igualdad con independencia de su tamaño o ubicación, mostrando la variedad de sus fundadores y de sus motivaciones, la diversidad de las atenciones prestadas a peregrinos, pobres o enfermos, e invitando a un placentero recorrido por caminos poco conocidos de la geografía, la historia, el arte, la política, y la sociedad de una destacada y entrañable parte de España.

¿Cuánto tiempo les ha llevado ese proceso de investigación y cuales son las dificultades a las que se han enfrentado?

La investigación ha tomado más de 10.000 horas en 2 años y medio, debiendo el equipo recabar primero las informaciones existentes y completar luego las descripciones de los hospitales no estudiados o insuficientemente tratados mediante el recurso a fuentes originarias, siguiendo el consejo de expertos y realizando un esfuerzo extraordinario para alcanzar el objetivo de exhaustividad perseguido, lo que se ha cumplido muy satisfactoriamente. A la permanente exigencia de rigor en la redacción se unió después la necesidad de encontrar la iconografía oportuna- fotos, planos y mapas- para presentar una obra atractiva, lo que supuso una inesperada dificultad que también se superó adecuadamente.

¿Podría destacar alguna anécdota o curiosidad con la que se hayan encontrado sobre los hospitales en Castilla y León?

Entre las numerosas anécdotas destaca que en el proceso de refundición hospitalaria realizado en Salamanca en 1581, el Acta oficial señalaba que existían 19 hospitales en la capital, mientras que nuestra investigación, que combina fundaciones y extinciones, lleva a la cifra de 26, deduciéndose que 7 instituciones pudieron escapar de la fusión y mantener su vida de forma independiente, lo que no había sido descrito todavía. Sobre las abundantes curiosidades, si podemos llamarlas así, cabe citar la existencia en la porción extremeña de la Vía del Xenodoquio fundado en el siglo VI por el Obispo visigodo Masona, primer hospital documentado en España y uno de los primeros europeos; la presencia de 22 hospitales en la Vía con una longevidad superior a los cinco siglos, entre los que destaca el de San Juan Bautista en Astorga, que prestó 1029 años de servicios; el inesperado reconocimiento de un hospital para peregrinos en Puerto de Béjar, a semejanza con los disponibles en los puntos difíciles del camino de Santiago; la influencia de la Universidad de Salamanca en el desarrollo hospitalario, al albergar la capital 72 fundaciones, la cifra más alta de todo el recorrido, o la abundancia de cambios de nombre de las instituciones, entre las que destacan las 9 denominaciones que el salmantino Hospital Los Montalvos ha tenido en su ajetreada vida, con lo que escojo unos pocos aspectos destacables entre los numerosos contenidos en las descripciones hospitalarias y en su posterior análisis.

En Castilla y León se ubicaron 213 hospitales a lo largo de la Calzada Romana, ¿cuáles tuvieron un carácter histórico?

De dichos 213 hospitales 102 fueron medievales, y solo 57 posteriores a 1900, cuando tras decisivos avances médicos aparecen los establecimientos de curación actuales, lo que muestra el elevado peso de la historia en la planta hospitalaria de la Vía. La repoblación subsiguiente a la Reconquista enmarcó la fundación de hospitales, en la que fueron pioneras Astorga, donde abundantes cofradías crearon 26 hospitales, entre ellos el de San Juan Bautista, que apoyaron el desarrollo del camino jacobeo, y Salamanca, que debido a su empuje social y a su base universitaria, fundó 34 establecimientos, entre los que destacaron los protagonistas de la refundición -los Hospitales de la Santísima Trinidad y Santa María la Blanca-, junto al de los caballeros Hospitalarios de Jerusalén, el de Santa Margarita y los Mártires, del Amparo, el del Estudio, diversos lazaretos, alberguerías, e incluso dos instituciones para judíos. En Zamora, finalmente, destacan las hospederías monásticas de Granja de Moreruela y Montamarta junto a numerosas alberguerías y hospitales, que precedieron a los hospitales emblemáticos de Sotelo, la Encarnación y la Casa de Expósitos, y a los Hospitales de la Piedad en Benavente y de Juan de Mansilla en La Bañeza.

¿Cuáles se han mantenido a lo largo de los años?

De los 285 hospitales fundados en la Vía 266 se han extinguido, quedando activos solamente 19, con mayor dimensión y capacidad operativa que los antiguos, y crecientemente concentrados en las capitales de provincia. Tal reducción es general, y en Salamanca, de los 85 establecimientos creados en 5 localidades, solo permanecen activos 5 en 2 localidades, el de Virgen del Castañar en Béjar, y el Hospital Clínico, Virgen de la Vega, el de los Montalvos y el de la Santísima Trinidad en Salamanca. Los cuatro primeros promedian 49 años de vida frente a los 600 años del último, elevada longevidad en la que le acompañaron el Hospital de Santa María la Blanca con 678 años de vida, y el de San Antonio Abad con 561.

En Salamanca en concreto, se construyeron 85, ¿hay alguno que destaque por su importancia histórica y que aún continúe operativo?

Entre los 85 hospitales salmantinos destaca, sin duda, el Hospital de la Santísima Trinidad, por su antigüedad medieval, al ser creado hacia 1400 por diversos bienhechores privados cerca de la iglesia de San Ildefonso, y protagonizar, junto al hospital de Santa María la Blanca, la operación de reorganización hospitalaria liderada por Felipe II, en la que absorbió a otros 15 establecimientos para atender a viajeros y enfermos. Monopolizó luego el horizonte hospitalario salmantino desde 1788, cuando absorbió a aquél por disposición real, hasta 1930, cuando la Diputación inauguró el Hospital Provincial y Clínico, y permanece aún activo, ocupando el edificio del Paseo de Carmelitas terminado en 1907, donde presta destacados servicios a la sociedad salmantina después de más de 600 años.

En la provincia reluce el Hospital de San Gil en Béjar, resultado de la fusión hacia 1575 de ocho hospitales y fundaciones antiguas creados para atender a pobres, peregrinos y enfermos por diferentes cofradías y particulares, entre los que figuraron la familia Carvajal y los Duques de Béjar. Su vida activa, llena de vicisitudes, se apoyó en sus bienes propios, limosnas, donativos, y subvenciones, trasladando su actividad desde la iglesia de San Gil al Convento de San Francisco y temporalmente al palacio ducal, siendo substituidas sus funciones a mediados del siglo pasado por instalaciones más modernas y ocupando hoy sus anteriores edificios un centro de enseñanza y el museo de escultura Mateo Hernández.

¿Cómo eran esos centros y por qué fueron desapareciendo?

El paso del tiempo modificó el concepto de hospital en todas sus características. La función predominante de los hospitales antiguos fue la acogida de peregrinos, viandantes, y pobres, con nula o reducida importancia de las atenciones médicas en instituciones de limitado tamaño que ofrecían techo, 1 ó 2 camas corrientemente, lumbre para calentarse y alimentación en algún caso, fundados por particulares, individualmente o en cofradías, por la Iglesia, y por los Concejos. Las funciones sanitarias, cada vez más especializadas, fueron afianzándose hasta monopolizar la atención a partir de 1900, creciendo el tamaño promedio desde las 6 camas medievales hasta más de 200 en la época reciente, tomando las Administraciones Públicas el liderazgo creador, de la mano de las Diputaciones desde la organización de la Beneficencia en el siglo XIX, del INP desde principios del siglo XX, del INSALUD desde 1986, y de las Comunidades Autónomas desde principios del siglo XXI con la transferencia de las competencias sanitarias. Las causas de desaparición variaron también a lo largo del tiempo. Ciñéndonos a Salamanca, aparecen cuatro extinciones medievales, la Alberguería de Santa María la Sede y el Hospital de San Zoles fueron derribados para albergar otras instituciones, mientras que las dos instituciones judías, la Alberguería y el Hospital de la Estrella, desaparecieron con su expulsión. Las 38 extinciones modernas se debieron fundamentalmente a los dos procesos de refundición de Salamanca y al de Béjar, junto al cierre de lazaretos con la desaparición de la lepra, y a la obsolescencia, renovación o ruina de otras instituciones. La época contemporánea y enmarca 10 extinciones, causadas entonces por las guerras de Sucesión e Independencia, las desamortizaciones del siglo XIX, la tradicional escasez de rentas, y el decaimiento de las peregrinaciones, mientras que a partir de 1900 las 28 extinciones salmantinas se debieron fundamentalmente a la ruina o a la obsolescencia de los establecimientos que no pudieron o no supieron renovarse y a la competencia de las grandes instituciones del Seguro de Enfermedad, que substituyeron con ventaja a hospitales públicos ya decaídos o a las pequeñas clínicas y sanatorios privados que florecieron en las décadas centrales del siglo XX.

¿Cuáles fueron sus años de máximo apogeo? y ¿cuándo comenzaron su declive?

Podemos situar en 1581 el momento de mayor esplendor de la hospitalidad salmantina, cuando, a partir de los 39 centros creados hasta entonces, se refunden los 26 pequeños hospitales supervivientes, de diversa edad, funciones y fundadores, en 2, el de la Santísima Trinidad, que alcanza el carácter de General y absorbe a otros 15 para acoger transeúntes y enfermos no contagiosos, y el de Santa María la Blanca para enfermos de lepra, bubas, venereo, ergotismo y otras dolencias contagiosas, que se refunde con el de la Paz y San Bernardo y es apoyado en su función por los del Amparo, San Antonio, San Lázaro el Caballero y San Roque.

La refundición creó dos instituciones de mayor tamaño y recursos, reorganizó favorablemente la asistencia y contó con el apoyo de la Universidad, la primera creada en España, en cuyas cátedras se formaron los profesionales sanitarios que ofrecieron en los hospitales la más avanzada atención médica de la época, constituyendo el esquema asistencial salmantino un modelo para otras regiones españolas que trascendió de nuestras fronteras.

A partir de entonces no puede hablarse de declive más que en el número de instituciones, y solo en algunas épocas, pero no en el número de camas ni en el nivel de asistencia, ya que la cifra de hospitales se reduce hasta uno solo en 1810, cuando cierra el medieval Hospital del Estudio y queda solamente el de la Santísima Trinidad hasta la apertura del Hospital Provincial y Clínico en 1930, ascendiendo hasta 14 instituciones en 1963, cifra que se reduce luego a 5 y a 4 recientemente. Paralelamente, las 200 camas que podemos estimar como existentes en 1581 se han elevado hasta 1.140 en la actualidad, y la atención sanitaria ha observado una extraordinaria mejora derivada del avance médico y del disfrute generalizado de las nuevas tecnologías.