El Papa Benedicto XVI pidió hoy diferenciar a los peregrinos que visitan los santuarios católicos en el mundo, de los simples turistas y vagabundos porque -dijo- quien viaja con motivos religiosos requiere una atención especial.
En mensaje publicado por el Vaticano y dirigido al II Congreso Mundial de Peregrinaciones y Santuarios que inició este lunes en Santiago de Compostela, España, el pontífice se calificó como “un peregrino que recorre las vías del mundo con esperanza y sencillez”.
Destacó la importancia de las peregrinaciones, por su gran capacidad de convocatoria de personas, algunas de los cuales se encuentran en complicadas situaciones humanas y espirituales, con cierta lejanía de la vivencia de fe y una débil pertenencia eclesial.
“A todos ellos se dirige Cristo con amor y esperanza. El anhelo de felicidad que anida en el alma alcanza su respuesta en él, y el dolor humano junto a él tiene un sentido. Con su gracia, las causas más nobles hallan también su plena realización”, afirmó.
Llamó a procurar que los visitantes no olviden que los santuarios son ámbitos sagrados, para estar en ellos con devoción, respeto y decoro.
A los operadores de la Iglesia les recomendó cuidar, “con singular esmero”, la acogida del peregrino, dando realce, entre otros elementos, a la dignidad y belleza del santuario, imagen de la “morada de Dios con los hombres”.
Para hacerlo sugirió dedicar momentos y espacios de oración, tanto personales como comunitarios así como animar la atención a las prácticas de piedad.
“A diferencia del vagabundo, cuyos pasos no tienen un destino final determinado, el peregrino siempre tiene una meta, aunque a veces no sea consciente explícitamente de ello”, sostuvo.
“Y esta meta -agregó- no es otra que el encuentro con Dios por medio de Cristo, en el que todas nuestras aspiraciones hallan su respuesta. Por esto, la celebración de la eucaristía bien puede considerarse la culminación de la peregrinación”.
