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A Santiago en silla de ruedas para superar barreras fisicas y sociales

07 octubre 2010 / Mundicamino

Los tres peregrinos, que estarán acompañados de seis técnicos y voluntarios del centro, recorrerán alrededor de diez kilómetros cada día, un total de cincuenta, hasta llegar a la ciudad compostelana.

Tres jóvenes que utilizan silla de ruedas, pacientes y ex pacientes del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, han partido este lunes hacia la localidad coruñesa de Mellide para recorrer los últimos cuatro tramos del Camino de Santiago y afrontar el reto de «superar las barreras físicas y sociales». Los tres peregrinos, que estarán acompañados de seis técnicos y voluntarios del centro, recorrerán alrededor de diez kilómetros cada día, un total de cincuenta, hasta llegar a la ciudad compostelana. El propósito de este viaje, iniciativa de la Fundación del Hospital Nacional de Parapléjicos, es el de «normalizar» que las personas en silla de ruedas puedan hacer el Camino de Santiago así como comprobar su accesibilidad, según ha explicado el coordinador de Deportes del Hospital, Ventura Leblic. Los tramos que realizarán los tres jóvenes han sido elegidos y explorados previamente por los técnicos del centro y combinan «la posibilidad de que puedan realizarse en silla de ruedas, con la dificultad» propia del Camino, según ha explicado el director del Hospital, Miguel Ángel Carrasco. «Que sea posible realizarlo en silla de ruedas, pero que no sea un paseo en coche», ha expuesto. Para Carrasco, que recibirá a los peregrinos el próximo jueves en su llegada a Santiago, el Camino debe ser un reto «que cueste un poco conseguir» para que «cuando lleguen a Santiago, se sientan con la satisfacción de haber conseguido un objetivo muy importante».

Diego Mula, que ingresó hace cuatro meses en el Hospital, ha considerado que realizar el Camino de Santiago en sillas de ruedas, no con unas zapatillas deportivas, «no es un impedimento», sino «un reto». «Es algo muy especial, llevo bastantes años intentando hacerlo y cuando me lo propusieron pensé: no pude hacerlo a pie pero lo voy a hacer encima de la silla», ha señalado. Para Mula, que ha manifestado su deseo de retomar su afición a la fotografía durante el Camino, conseguir completar los últimos cuatro tramos serán señal de que «fuera», cuando reciba el alta, «no va a haber ningún otro contratiempo». En este sentido, Leblic ha explicado que uno de los objetivos más importantes es que el paciente «se dé cuenta de que puede hacer una vida normalizada, como los demás».

Agustín Redondo y Sergio Beiro son los otros dos peregrinos, ex pacientes del Hospital Nacional de Parapléjicos, que realizarán el Camino de Santiago en silla de ruedas. Redondo, que ahora es monitor en el centro, ha manifestado su deseo de que a través de esta aventura la gente entienda que pueden «hacer ciertas cosas, además de estar en una silla de ruedas». «Es una experiencia nueva que nos va a motivar para seguir realizando cosas en la vida», ha añadido. También para Beiro, que lleva veinte años practicando baloncesto en silla de ruedas, la iniciativa es «un reto» y una oportunidad para «hacer cosas nuevas». «Me ha motivado, es un reto nuevo, siempre he escuchado hablar del Camino y me gustaría saber lo que es y saber si se puede hacer en silla, que no sea deportiva», ha añadido. Los organizadores planean que el próximo año la aventura contemple el recorrido mínimo de cien kilómetros para poder recibir la emblemática «Compostelana», documento que se entrega en la Catedral de Santiago y que acredita que el peregrino ha hecho el Camino. En este sentido, Beiro ya ha manifestado su deseo de volver a hacerlo «encantado», aunque ha reconocido que «todavía es pronto para decir lo que haría».