Apostol

Cientos de peregrinos buscan su sello en Cáceres

08 octubre 2010 / Mundicamino

El Obispado cifra en 400 las personas que han estampado en Cáceres su acreditación a lo largo de este año jubilar.

El Año Santo compostelano aumenta el tránsito por la ciudad de personas que recorren la Vía de la Plata.

A eso de la una de la tarde de ayer en el albergue ‘Las Veletas’ de la calle Margallo esperaban a nueve peregrinos, todos extranjeros, que iban a pasar la noche allí. Sólo tenían que recorrer el tramo entre Aldea del Cano y Cáceres (24 kilómetros) para encontrar reposo, silencio y una cama limpia.El Año Santo compostelano que se celebra este 2010 no sólo ha generado un tráfico inmenso en el camino francés hasta Santiago de Compostela. La Vía de la Plata, este camino sureño que pasa por Cáceres y que une Sevilla con Santiago también se ha visto mucho más transitada durante estos meses.

Se ve en las calles, en donde ha aumentado la presencia de esas siluetas humanas cargadas con mochilas y apoyadas en bastones. Lo notan los establecimientos y los lugares habituales de paso de estos particulares visitantes que, sin ser turistas en sentido estricto, transitan la ciudad y hacen gasto.

«Hay sellos del camino de Santiago», reza un cartel en el mesón San Juan. Desde el verano atraen con ese escrito a los peregrinos que necesiten justificar su paso por la ciudad. Según cuenta Fulgencio Borrella, Fidi, este año han pasado muchos peregrinos que requieren que en su credencial quede para siempre una estampa que diga que tal día llegaron a esta parada de la Vía de la Plata. «Vienen muchos alemanes», detalla Borrella.

En el Obispado hablan de que más de 400 peregrinos han pasado en lo que va de año para sellar la credencial. «Los que más llegan son españoles, aunque también italianos, franceses o ingleses», explica Antonio Chapado, oficial de la secretaría del Obispado. Allí pueden acudir de 10 de la mañana a dos de la tarde, aunque el abanico de lugares en donde conseguir sellos válidos es muy grande. La Policía Local, La Guardia Civil, el Ayuntamiento, bares, comercios o cualquier otro establecimiento puede sellar una tarjeta del peregrino y tendrá validez. Eso sí, la credencial sólo puede expedirla la Iglesia a través de sus instituciones propias o autorizadas. Este tarjetón permite el acceso a los albergues que ofrece la hospitalidad cristiana y solicitar la «Compostela», la certificación de haber cumplido la peregrinación. Ésta se concede sólo a los que hayan hecho la peregrinación en un sentido cristiano y sólo a los que llegan hasta la tumba del Apóstol habiendo recorrido al menos los 100 últimos kilómetros pie o caballo o 200 en bicicleta. Ésas son las normas.

El camino

Al Obispado llegaban ayer Merche, Emiliano y José Antonio, un grupo creado al calor del compañerismo que infunde el camino. Merche y Emiliano son pareja, de Cantabria, y José Antonio llega de Chipiona, Cádiz. Los primeros retomaron el tramo hecho hace cuatro años y empezaron el trayecto en Mérida. José Antonio avanzó desde Chipiona hasta Sevilla. Se encontraron en Aljucén y juntos decidieron hacer esta peregrinación. Van bien pertrechados, con buenas botas, mochilas bien apretadas y hasta ordenador con conexión a Internet. Los motivos se entremezclan. Hay religiosidad, amor por la naturaleza, ganas de enfrentarse a un reto y de superarse. También hay peticiones al apóstol Santiago. A pesar de su buena forma física José Antonio sufre por sus pies, plagados de ampollas. Su plan para Cáceres era conocer la ciudad monumental (tenían intención de visitar la iglesia de Santiago) y continuar hasta Casar de Cáceres, en donde iban a dormir.

Hay lugares en Cáceres en donde ofrecen tarifas especiales para peregrinos. El hotel Iberia de la calle Pintores es uno de ellos. Tienen descuentos en el precio de las habitaciones de entre 10 y 12 euros, según explica José Miguel Iglesias. Por 26 euros la habitación individual y 44 la doble los peregrinos pueden alojarse en este hotel. «Hemos puesto bastantes sellos», confirma. El peregrino necesita mucho descanso y sus horarios son prácticamente monacales. «Llegan después de comer, se acuestan pronto y salen muy de mañana, sobre las 6,30 o 7», explica Iglesias. Hay que llegar a Santiago en buenas condiciones, el camino es largo.