Me vuelve a pasar de nuevo….hay ocasiones que es difícil explicar con palabras lo que una siente y está ha sido una de ellas. Pensaba que el camino no me iba a sorprender, quizás no esperaba de él gran cosa y eso ha hecho que superara con creces mis expectativas, el verdadero sentido de esto era la ilusión de mi madre por hacerlo y por mi parte el poder compartirlo con ella.
Han sido unos días muy especiales, así los definiría, en cuanto a climatología se refiere hemos tenido de todo, días soleados, lluviosos, muy lluviosos, temporal, pero nada nos ha detenido, el resto han sido un cúmulo de experiencias a cual más positiva, la convivencia con los peregrinos venidos de todas partes del mundo, la satisfacción de llegar a lo alto de Monte do Gozo en la cuarta jornada cuando pensábamos llegar el septimo día, divisar entre la niebla la ciudad de Santiago a tan solo 4,5km. , recoger la Compostela, la mariscada maridada con Albariño, ummmm!!!……. y un sin fin de anécdotas compartidas con muchas, muchas risas y con mucho, mucho cariño.
He comprobado que tengo una madre que bien la podríamos fichar para la Marines, orgullosa me encuentro de ella, sabía que lo iba a aguantar bien, pero es que se ha salido. 5 días para lo que había previsto realizar en 8. eso es lo que nos ha costado recorrer los casi 140 km. que separan Triacastela de Santiago.
No puedo olvidarme de mencionar a mi padre que nos ha realizado un perfecta asistencia y nos ha tratado como a reinonas, el último día incluso se animó a recorrer con nosotras el último tramo.
Una experiencia recomendada para todos los públicos, eso sí, no apta para los que se cansen caminando y tengan los pies delicados.
