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Donostia Jacobea

05 noviembre 2010 / Mundicamino

Camino de Santiago Los Amigos del Camino convocan para el 7 de noviembre una ruta evocativa sobre los hitos jacobeos en Gipuzkoa

El domingo 7 de noviembre, los Amigos del Camino de Santiago nos invitan a hacer un paseo evocativo por San Sebastián. La salida será a las 9 de la mañana en el embarcadero de Pasai San Pedro (no es necesario inscribirse). De ahí se subirá al faro de La Plata y por el monte Ulia se llegará al barrio de Gros. La parte urbana del paseo discurrirá desde la playa de la Zurriola hasta La Concha y finalizará en el Antiguo. Durante la marcha, los amigos nos irán contando un montón de cosas interesantes sobre el Camino de Santiago en Gipuzkoa.

Es este el tramo que el Gobierno Vasco proyecta proteger dentro de su proyecto de revalorización y promoción turística del Camino de Santiago. No obstante, como bien documentó la edición local del DV hace algunas semanas, es dudoso que dicha ruta corresponda con la realidad histórica del paso de viajeros y peregrinos por la capital guipuzcoana. Todo indica, por el contrario, que era en el puerto de La Herrera donde desembarcaba la mayoría de los caminantes procedentes de la frontera vía Jaizkibel. Desde allí se ascendía al alto de Miracruz, y se descendía bordeando una regata que discurría donde se asientan hoy las vías del ferrocarril, hasta desembocar en el río Urumea a la altura del convento de San Francisco, en el emplazamiento de la actual plaza Zuhaizti.

En la otra orilla estaba la ermita de Santa Catalina de Siena, templo del que existen noticias desde el siglo XIII. En ese punto del Urumea, donde arranca la avenida de la Libertad, prestaba sus servicios un gabarrero. Hacia 1564 se produjo un trágico accidente en el que perecieron varios vecinos, y posteriormente se construyó en el lugar un puente de madera. El siguiente hito del camino era la ermita de San Martín y Santiago, templo con dependencias de hospital. Correspondía aproximadamente al solar del hotel Orly. Y un poco más allá, en lo alto de la colina del actual paseo de Miraconcha, nos aguardaba la ermita de Nuestra Señora de Loreto con su convento de dominicas del que Catalina de Erauso huyó con sólo quince años. Igual que hizo la futura monja alférez, los peregrinos cruzaban las marismas de Ondarreta y enfilaban hacia la cima del monte Igeldo no por el faro, sospecho, sino por el viejo camino de la curva de Valentín, para luego descender a Orio y proseguir hacia el Poniente.

He aquí un paseo urbano para nosotros cotidiano, donde se dibuja un tramo del más importante de los caminos del mundo