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El Papa aplaude el «gran entusiasmo» de los gallegos

13 noviembre 2010 / Mundicamino

Ante cientos de seduidores en la Santa Sede, Benedicto XVI insta a alejar el Camino de Santiago de «la banalidad».

«Es precisamente la fe en Cristo la que da sentido a Compostela», sentenció ayer el Papa ante cientos de seguidores en la Santa Sede, para luego definir la capital gallega como «un lugar espiritualmente extraordinario, que sigue siendo punto de referencia para la Europa de hoy en sus nuevas configuraciones y perspectivas». Referidas a su viaje a Santiago del pasado sábado, Benedicto XVI realizó esas manifestaciones en el aula Pablo VI del Vaticano, en el marco de la audiencia general que tradicionalmente ofrece allí los miércoles. En paralelo, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, no solo rechazó de nuevo en el Parlamento autónomo las críticas de la oposición por la cofinanciación del 6-N con fondos públicos, sino que admitió que le «gustaría» recibir en Galicia a un pontífice por legislatura, cada cuatro años.

Joseph Ratzinger agradeció el «afecto», «gran entusiasmo y calor» brindado por los fieles en España el pasado fin de semana, además de confesar la «emoción» que lo había embargado mientras abrazaba al Apóstol en la «imponente» catedral compostelana. Asimismo, en alusión al Camino, exhortó a los peregrinos a que mantengan «vivo su genuino significado religioso, espiritual y penitencial, sin ceder a la banalidad, a la distracción, a las modas». A propósito de la ruta jacobea, proclamó: «Sigue siendo un lugar de encuentro de hombres y mujeres de las más diversas procedencias, unidos por la búsqueda de la fe y de la verdad sobre sí mismos, y suscita experiencias profundas de compartir, de fraternidad, de solidaridad».

«Viendo el número de peregrinos presentes en la santa misa solemne que tuve la alegría de presidir [en la plaza del Obradoiro] meditaba -abundó- sobre que lo que empuja a tanta gente a dejar las ocupaciones cotidianas y emprender el camino hacia Compostela, un camino a veces largo y fatigoso: es el deseo de llegar a la luz de Cristo».