Apostol

Un camino monumental

22 noviembre 2010 / Mundicamino

Cientos de elementos vinculados al Camino de Santiago serán protegidos como bienes culturales.

El Año Xacobeo que expirará dentro de unas semanas está demostrando, aunque lo esté haciendo con menos contundencia del que algunos esperaban y vaticinaban, que el Camino de Santiago es un recurso turístico de primer orden y que, en consecuencia, la ruta que en su día fue la primera autopista del conocimiento de Occidente es en la actualidad una importante fuente de actividad económica.

Tener el Camino de Santiago en las mejores condiciones se ha convertido, por lo tanto, en objetivo primordial de todas las tierras que atraviesa, tanto por razones culturales como por motivos más prosaicos. Y en ese contexto se enmarca la iniciativa del Gobierno Vasco de proteger 700 elementos patrimoniales vinculados al Camino de Santiago, que se plasmó en una resolución adoptada el pasado verano y se materializará en un decreto que, si se cumplen las previsiones, entrará en vigor en los primeros meses del año próximo. Esa propuesta -que en el caso de Gipuzkoa se concreta en la protección de 293 elementos-, no sólo traerá consigo una avalancha monumental sin precedentes, sino que es el reflejo de una nueva concepción del Camino de Santiago.

El Camino del siglo XXI

Según lo que José Luis Iparragirre, director de Patrimonio del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, denomina la «concepción moderna» del Camino de Santiago, ése ya no es «la mera unión de una serie de hitos», sino que es un elemento vivo que ha ido cambiando a medida que el propio territorio se ha ido transformando.

Desde esa perspectiva, no sólo se protegerán elementos que tienen una clara vinculación histórica con el esplendor medieval de un Camino de Santiago que, tras siglos de olvido, en las últimas décadas ha recuperado con creces el tiempo perdido, sino que también se han tomado en consideración bienes que la acción humana ha ido depositando a los lados del Camino a lo largo de los siglos y que han terminado por convertirse en parte del mismo.

Es lo que la propuesta del Gobierno Vasco considera el Camino del siglo XXI, un itinerario «que se ha ido configurando a través de la historia y donde se visualiza el patrimonio cultural de los lugares que atraviesa, recuperando la idea de que los hitos que jalonan y explican el recorrido a la vez son causa y consecuencia de un desarrollo histórico». Un itinerario, en suma, adaptado a los intereses de quienes en la actualidad lo recorren, que no solo quieren llegar a Santiago, sino que por norma general quieren extraer del viaje más aprovechamientos que los estrictamente espirituales. Y otro tanto sucede con los territorios afectados, o bendecidos, por el Camino de Santiago…

En cualquier caso, la declaración del Camino de Santiago a su paso por Euskadi como Bien Cultural Calificado con la categoría de Conjunto Monumental no es una novedad. Ya goza de esa consideración desde el año 2000, y ya era conjunto histórico-artístico desde 1962. El decreto del año 2000 delimitó gráficamente el trazado del Camino -algo que no se hizo en 1962-, pero entendido básicamente como la unión de los hitos de significación jacobea, lo que dio lugar a cierta indefinición. En esta nueva propuesta, que es el resultado de muchos años de trabajo, el Camino es más camino que nunca; es «una ruta real y física que sea practicable, continua para el peregrino y segura».

José Luis Iparragirre subraya que el trabajo realizado, que ha exigido entre otras cosas «que muchas personas hayan recorrido el camino evaluando cada elemento patrimonial y realizando una ficha por cada uno de ellos», se ha basado en dos criterios principales: «En primer lugar, se ha buscado que el Camino sea lo más seguro posible, para evitar riesgos a los peregrinos y, en segundo término, se ha intentado que en la medida de lo posible vaya por viales públicos para que se produzca la menor afección posible a los bienes privados». Del mismo modo, asegura, «hemos tratado de consensuar el trazado al máximo tanto con los ayuntamientos implicados como con las asociaciones de amigos del Camino de Santiago, para hacer una propuesta de protección que tenga en cuenta todos los intereses».

Intentar cumplir esas condiciones ha dado lugar a que, en algunos casos, el trazado del Camino no sólo haya cambiado con respecto a lo que podría considerarse su trazado histórico original -que en ocasiones coincide con tramos en desuso o incluso inaccesibles en las actuales condiciones del terreno-, sino que también se haya modificado con respecto a lo que se determinó hace tan sólo una década en el decreto que esta nueva iniciativa completa aportando la precisión que a aquel le faltaba. Por ejemplo, detallando con exhaustividad la totalidad de los bienes patrimoniales que integran ese gran monumento, así como el régimen de protección que corresponde a cada uno de ellos, que va de la protección especial a la básica.

Todo tipo de monumentos

Además de por la cantidad de elementos que considera dignos de protección, la propuesta del Gobierno Vasco destaca por la variedad de los mismos. Partiendo de la base de que «tanto el propio trazado del Camino como los elementos patrimoniales afectos son el resumen, a lo largo de los siglos, del patrimonio cultural de las zonas que recorre», otorga al «trazado físico del Camino» -es decir, al viario-, la condición de soporte del Camino, y eso deriva en proteger cuanta pista, camino, camino histórico, carretera y calle por la que transcurra el Camino de Santiago, tanto por la costa como por el interior. En el caso de Gipuzkoa, los elementos relacionados con el viario que tendrán protección son 23 caminos históricos y, con la categoría de «obra civil afecta al Camino», 28 tramos de calzada empedrada y 17 puentes.

De los más de 290 bienes que se protegerán en Gipuzkoa, el grupo más numeroso y heterogéneo lo forman los denominados «conjuntos monumentales e inmuebles afectos al Camino de Santiago», que suman un total de 210 elementos, de los cuales 62 gozarán de protección especial, 76 de protección media y 72 de protección básica. A esas dos categorías se les unen los ‘elementos de arquitectura menor’ (14, entre estelas, fuentes, lavaderos…) y un único ‘resto de edificio afecto al Camino’; en concreto, los restos de una ermita en Beasain.

Teniendo en cuenta que, con anterioridad a esta iniciativa , 208 bienes integraban en Gipuzkoa la lista de monumentos, algunos de los bienes incluidos en las nuevas listas ya están calificados y protegidos. Pero son una pequeñísima parte y, de hecho, sorprende que muchos edificios monumentales carecieran hasta ahora de protección específica. Así, puede decirse que , si se aprueba el decreto en términos idénticos o similares a los que plantea la propuesta, Gipuzkoa doblará su densidad monumental.

Y lo hará con ermitas románicas, templos y palacios barrocos y elementos cuyo valor histórico y artístico nadie se atrevería a poner en duda. Pero en la lista de nuevos monumentos guipuzcoanos habrá también bolatokis, fuentes, plazas de toros, caseríos, lavaderos, estaciones y subestaciones de tren, frontones… No será, en cualquier caso, una peculiaridad vasca ya que, tal como recuerda José Luis Iparragirre, esa es la visión del Camino de Santiago que se está imponiendo en todas las comunidades del Camino. Una visión en la que Euskadi, que ha afrontado «la primera actualización importante del régimen de protección del Camino en las comunidades del Norte», está marcando una pauta, «que las demás comunidades, donde el Camino tiene regímenes de protección similares, van a ir siguiendo».