Apostol

El Camino de Santiago más selecto

02 diciembre 2010 / Mundicamino

Baños termales y hoteles de cinco siglos, algunos lujos rumbo al Xacobeo.

Cuando salgas de viaje para Ítaca, desea que el camino sea largo, colmado de aventuras, experiencias y conocimientos». «Mantén siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Pero no tengas la menor prisa en tu viaje». La idea recogida en estos versos del poeta Constantino Cavafis es válida para el Camino de Santiago. Esta ruta de la cristiandad puede abordarse desde múltiples ópticas. Una de ellas es recorrer a pie cientos de kilómetros emulando al peregrino de la Edad Media, ataviado con la mochila y el saco de dormir. Pero también existe la posibilidad de afrontarlo con mayor sosiego y tranquilidad. A lo largo del Camino se distribuyen alternativas para un viajero más pausado, sibarita y de gustos exigentes. La riqueza de la comarca permite recrearse en una travesía alejada de las maratonianas jornadas de marcha y de los concurridos albergues. Porque el Camino de Santiago también es degustar la exquisita gastronomía, disfrutar de las instalaciones más modernas, alojarse en los hoteles más lujosos y descansar placenteramente en un buen balneario.

Cientos de peregrinos se agolpan diariamente en la plaza del Obradoiro para visitar la Oficina de Atención al Peregrino del Arzobispado . Solo en el pasado mes de octubre fueron 26.500, según las estadísticas del Arzobispado de Santiago. La hilera de viajeros aumenta durante el Xacobeo, Año Santo, que se produce siempre que el 25 de julio cae en domingo como instituyó el Papa Calixto II en 1179. Esta imagen se repite desde hace doce siglos, cuando en el año 813 se descubrió la tumba del discípulo de Cristo. Pero detrás de cada uno de los peregrinos se esconde una manera diferente de vivir y sentir la ruta.

Dejando el archiconocido Camino Francés que parte de Roncesvalles, utilizado por los peregrinos europeos, hay otros itinerarios menos conocidas pero igual de interesantes. Por ejemplo, el Camino del Norte. Este trayecto nace en Irún y atraviesa ciudades como Bilbao, Santander y Oviedo, siempre bordeando el mar Cantábrico. En su etapa final, ya en Galicia, una primera parada recomendable es el Parador de Ribadeo, justo en la frontera con Asturias.

Es un lugar perfecto para deleitarse con la naturaleza de una comarca de fuerte tradición marinera, pasear por sus bucólicos pueblos, contemplar su magnífica ría y fotografiar las caprichosas formas de la roca en la playa de las Catedrales. En el apartado culinario no está de más acercarse a platos típicos como la empanada, el lacón o los mariscos. Sin alejarse demasiado de allí, quienes prefieran una mayor tranquilidad y relajación, el Balneario Guitiriz es el lugar perfecto. Es un complejo a 35 kilómetros de Lugo construido a principios del siglo XX y que ha respetado la arquitectura original.