Apostol

El camino, corriendo y tres fotos

06 diciembre 2010 / Mundicamino

Un grupo del Club Deportivo Tragaleguas ha hecho el Camino de Santiago cubriendo las etapas los fines de semana ‘en chándal’ • Aquí resumen esta original experiencia y recuerdan tres momentos inolvidables.

Sí hay Camino, y caminos; tantos como caminantes. Y a la vez, no hay camino; cada uno, con sus pies, su corazón y su alma lo va trazando día a día, en solitario y en compañía.

Puesta la vista en Santiago de Compostela, y con afán de hacer la ruta jacobea de forma atlética durante el Año Santo, un grupo de miembros del Club Deportivo Tragaleguas se puso en marcha con la idea de cubrir el Camino por etapas corriendo los fines de semana. Han cumplido su promesa y así resumen tan grata experiencia, que concluyó hace unos días:

«Cuando aquella mañana fría del 16 de enero los Tragaleguas empezábamos esta aventura, no éramos conscientes de lo que se nos avecinaba. Un madrugón y con la incertidumbre del tiempo: ¿nevaría?, llovería?… Hoy, después de 10 meses, todos tenemos la satisfacción del deber cumplido y de haber entrado en una pequeña parte de la historia del atletismo popular y la del Camino de Santiago, al haber realizado los 750 kilómetros que separan Roncesvalles de Santiago corriendo.

Después de casi 7.000 fotos, podríamos resumir todo el recorrido en tres, aunque en los recuerdos ninguna se nos quedaría en el tintero.

1. entre la nieve

Sin lugar a dudas, la primera foto sería la partida: Roncesvalles medio nevado y con el hospital de Ibañeta al fondo. Pese al frío, allí se respiraba algo diferente, el calor del ambiente, el compañerismo y las ganas de correr. Cuando pasamos por el cartel que indicaba la distancia hasta Santiago hizo que nos riéramos, incluso comentó un compañero que dudaba que llegáramos a cenar a Santiago. La ilusión de empezar este reto nos hizo finalizar la etapa con más ilusión que al principio, y eso que fueron 34 kilómetros durísimos de montaña.

2. arropados

La segunda foto fue una de las más trabajadas, la llegada a casa, a Burgos. Gracias a todos los atletas populares pudimos hacer una fiesta corriendo y además unir los tres Patrimonios de la Humanidad que posee Burgos: Atapuerca, la Catedral y el Camino de Santiago. ¡Qué gozada! Nos sentimos arropados como cuando el hijo vuelve a casa en Navidad; nos vimos sorprendidos cuando personajes como Juan Carlos Aparicio (alcalde), Bienvenido Nieto (concejal de Deportes), Jaime Mateu (delegado de la Junta en Burgos y gran aficionado al atletismo) y Eduardo Escudero (por aquel entonces gerente de la Fundación Burgos 2016), entre otros, nos recibieron con aplausos, y hoy día lo siguen recordando. Nos acompañaron Diego Ruiz y los campeones por equipos en el Maratón des Sables (Marruecos), pero lo más bonito fue el unirnos a más de 300 atletas que nos escoltaron hasta la Catedral. Una mención especial merece la ayuda y el apoyo de los Amigos del Camino de Santiago, que pusieron todos sus medios a nuestro alcance. Gracias.

3. misión cumplida

Cómo no, la tercera foto es la llegada a Santiago. Cuando desde el Monte del Gozo vimos las agujas de la catedral, un escalofrío recorrió nuestro cuerpo, teníamos nuestra meta a 4 kilómetros. Las calles de Santiago se tiñeron del rojo que ha caracterizado nuestra vestimenta durante el Camino. Bajo la bandera de BURGOS 2016, y ante la expectación de los lugareños y visitantes, hacíamos la llegada a la Plaza del Obradoiro.

El estallido de emociones, que durante tantas etapas llevábamos guardando en nuestro interior, se plasmó en escenas donde no faltó alguna que otra lágrima. Todos los abrazos allí dados se concentraron a continuación en el más sentido por todos: el abrazo al Santo.

Queremos agradecer a todos los que nos habéis apoyado en esta idea; a nuestras familias, que nos han permitido privarles un poco de nuestra presencia; a nuestro club y a los que de una forma u otra nos habéis ayudado, como es el caso de este periódico, que de tan cerca ha seguido nuestros pasos.

No sabemos si algún día volveremos a hacer el Camino, pero sí podemos aseguraros que es una aventura de la que no os vais a arrepentir en la vida».