Hosteleros y habitantes de poblaciones del Camino, como O Cebreiro o Samos, dieron casi por cerrada la temporada jubilar en el pasado puente de la Constitución.
«No Cebreiro xa se pode dar por finalizado o Xacobeo. O Ano Santo xa acabou ata o 2021. No Nadal aínda poder vir alguén, algún peregrino, pero xa será de cerca». La opinión de la dueña de la tienda-hotel O Cebreiro, Mari Fernández, la comparten buena parte de los hosteleros y habitantes de Pedrafita y de Samos. Las dos poblaciones lucenses dan, junto con Triacastela, la bienvenida a Galicia a los peregrinos de la ruta francesa del Camino de Santiago.
La lluvia, el frío o el hecho de que en esta época del año los días sean muy cortos y las noches muy largas desaniman a los caminantes, como recuerda la encargada del bar Vivaldi, en Samos, Yolanda Marcos. «O Ano Santo foi bon, pero en comparación co 2009 non houbo tanta xente como se esperaba», indicó. En su opinión, las estimaciones multitudinarias de visitantes que barajaban las administraciones a principios de año hicieron que mucha gente que tenía intención de cubrir la ruta al final optase por quedarse en casa. «Esaxerouse moito. Para nós a cifra foi boa, pero non se doblou nin se triplicou a do 2009», agregó.
La crisis económica se ha dejado sentir con fuerza. Un ejemplo: las tiendas de recuerdos venden ahora detalles pequeños, como postales, pins, imanes o llaveros, que se pueden comprar por unos pocos euros. «Antes vendíanse regalos máis grandes, pero agora a xente busca cousas pequenas, que sexan baratas e fáciles de levar», indicaron en un negocio. Por esta razón, los establecimientos situados en la ruta han tenido que adecuarse a la demanda y cada vez ofrecen más artículos para solucionar emergencias, como chubasqueros, guantes o bufandas. «Tuvimos que comprar un plástico para salir del paso. Sabíamos que iba a hacer frío y vinimos con ropa de abrigo, pero además estaba lloviendo», detalló una peregrina de Castilla-León.
