Apostol

1.000 kilómetros contra el sobrepeso

16 febrero 2011 / Mundicamino

Jaume Oromí, vecino de Tornabous pero que ahora reside en Igualada, ha perdido 63 kilos tras una operación con la que le colocaron un bypass gástrico, con la que se ha quedado en 100 kilos. Con 38 años de edad, reconoce que esta operación es bastante complicada pero que ha valido la pena. Ahora, y cumpliendo con la prescripción médica de andar todo lo que pudiera, ha llegado a los 1.000 kilómetros haciendo el Camino de Santiago. Todo un reto de superación que le sirve a él para animar a otras personas que se encuentren en su misma situación para que pierdan el peso que les complica la vida.

La intervención, que se efectuó en su ciudad de residencia actual, tuvo lugar hace dos años, en febrero de 2009. Para explicar la repercusión que esta experiencia ha tenido en su vida, Oromí recurre a la famosa expresión: “Hubo un antes y un después”.

No en vano explica que ahora su movilidad es “la misma que cualquier persona de mi edad mientras que antes para andar unos 10 metros me cansaba muchísimo y me ahogaba”.

A los seis meses de la operación, inició el Camino de Santiago con la voluntad de cumplir con la prescripción médica. El recorrido le llevó cinco meses, debido a que lo hizo por etapas y siempre que tenía un hueco libre en la agenda laboral.

Con esta primera experiencia, que acabó el 31 de diciembre de 2010, el leridano ha recorrido el Camino por las dos vías catalanas.

Nueve días después, el nueve de enero de este año, ha comenzado el que será su segunda aventura por el Camino, que le llevará a las ciudades gallegas de Santiago de Compostela y Finisterre.

Fue precisamente durante el día de ayer cuando Oromí cumplió el kilómetro número 1.000 de su andadura.

Y a pesar de haber logrado este objetivo, el leridano no se rinde, incluso va a más: “Ya estamos preparando un tercer viaje con el que avanzaremos mediante el camino vasco y el portugués, una aventura que estamos planeando llevarla a cabo el próximo a partir del próximo mes de agosto.

Y es que Oromí tiene ganas de andar. “Perder peso me ha cambiado la vida al 100%”, dice el leridano, que reconoce que ha ganado más de lo que podía perder con la reducción de estómago.

En este sentido, Oromí destaca que enfrentarse a la operación fue un duro reto debido a que este tipo de intervención da cierto miedo al principio debido a que se han publicado en los medios de comunicación varios casos en los que la intervención ha sido el causante de la muerte del paciente.

“Pero es que yo ya no podía perder nada -dijo Oromí- yo era una bomba de relojería. El sobrepeso me provocaba diabetes, era hipertenso hasta el punto que en cualquier momento podía ser víctima de un infarto en el corazón y tenía que dormir con una máquina, porque sufría apnea del sueño y me costaba respirar”.

Es por ello que decidió someterse a una operación que en un principio le aterrorizaba. “Nadie me asesoró, y eso puede provocar mucho miedo”.

A raíz de su experiencia, además, ha decidido mostrar su testimonio para evitar que otras personas estén en su misma situación tengan miedo de la operación.

Es por ello que ha creado una página en la red social Facebook para que las personas que estén en su misma situación puedan informarse sobre cómo proceder y sobre los aspectos positivos y negativos de la intervención para reducir el estómago.

Además, en caso de que alguien se anime a realizar el Camino de Santiago, Oromí se muestra abierto para compartir el sendero que a él le hace ganar vida.