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Un libro narra 63 vivencias de sentimientos que -tocan la fibra- descubiertos a lo largo del Camino de Santiago

20 febrero 2011 / Mundicamino

El libro ‘Sentimientos Peregrinos’, de la editorial JM Ediciones y que se presenta este viernes en Sevilla, es un ejercicio de recopilación llevado a cabo por el hospitalero voluntario José Almeida que narra 63 relatos de experiencias que «tocan la fibra» y vividas por los peregrinos a lo largo de las distintas rutas del Camino de Santiago.

En una entrevista concedida a Europa Press, Almeida cuenta que ha vivido «cómo algunas personas llegan a los albergues con la moral por los suelos, destrozados; también gente que hace gracia con temas gastronómicos, o aquellos que una gota de sudor puede ayudarle a pasar las horas».

En este sentido, detalla que los sentimientos que relata «tocan sobre todo la sensibilidad y la fibra con las heridas que deja el camino», que, tal y como asegura, «no son heridas físicas».

Así, hay gente que toma el camino como «una forma de evadirse», aunque la experiencia «ayuda a afrontar la realidad», de modo que, a juicio del autor, «el que lo tome como una evasión está equivocado porque al final se acaba y vuelves a la rutina». En definitiva, con el peregrinaje «te da tiempo a pensar y a ver de una forma diferente la realidad diaria».

En cualquier caso, «el camino de ahora no tiene nada que ver con el que se hacía antiguamente», puesto que «antes el peregrino no sabía lo que se iba a encontrar al día siguiente, y ahora quien más y quien menos tiene el camino planificado o incluso lleva GPS». A pesar de ello, celebra Almeida, «se sigue manteniendo la hospitalidad, no en todo el camino, pero hay unos doce albergues en los que se ofrece la hospitalidad y que los peregrinos ya conocen de antemano».

El Camino de Santiago es una ruta milenaria que de nuevo vuelve a resurgir después de haber permanecido casi olvidada los últimos siglos. Según explica el hospitalero, antes la gente iba por una serie de motivos, porque «tenían fe en la peregrinación, por obligación, promesas o el pueblo donde vivían decidía hacerlo para salvar de los males».

Por contra, agrega, «la vida cambia y con ella las motivaciones para realizar el camino», de manera que ahora a parte de la fe como antes, también se hace «por deporte, por una visión cultural o unas vacaciones gratas». Si bien, «cuando una persona lo termina cambia su concepto de cómo lo iniciaron y piensan de otra forma».

«RESPETO Y NO ESTROPEAR LA CONVIVENCIA»

No en vano, la gente que ha contado sus experiencias en este libro relatan cómo «el camino les ha cambiado y les ha hecho reflexionar», y es que a través de la caminata empiezas a «valorar las cosas de una forma distinta, porque normalmente en la vida diaria si tienes sed abres el grifo y tienes agua, pero en el camino para calmar la sed o el sueño no es tan fácil».

Por otra parte, José Almeida recomienda a la gente que no está convencida de hacer el camino «que no lo haga y el que lo haga, sobre todo con la tolerancia al resto de la gente que está en el camino, porque últimamente se convierte en una procesión, en una feria».

No obstante, aunque «la gente generalmente es respetuosa, siempre destacan algunos que van al camino con otra idea y estropean la convivencia», pero, según explica, «por lo general son los menos».

CAMINANDO DESDE 2003

El autor de ‘Sentimientos Peregrinos’, José Almeida, empezó a hacer el camino en 2003, cada año hacía un camino diferente, pero «en 2005 me operaron de la rodilla y aunque después hice el camino, al año siguiente comencé mi labor de hospitalero voluntario». Esta labor altruista, «a cambio de nada como en la antigüedad», la ha desarrollado en cinco albergues de distintos caminos.

Al hilo de ello, manifiesta que siempre ha procurado hacer caminos diferentes, tal es así que ha pasado por el Camino Francés que partiendo desde Roncesvalles, el Camino de la Costa, la Vía de la Plata, el Camino Aragonés, el Camino Primitivo de Oviedo y el Camino de Madrid.