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Puse mi negocio en León por ser Camino Jacobeo

12 marzo 2011 / Mundicamino

«Quería montar el negocio en un lugar del Camino de Santiago y en León no había gelatería italiana», apunta Daniele Bortignon, quien nació muy cerca de Venecia, estudió electrónica en su país, aprendió la ténica artesanal de elaboración de helados italianos en Alemania y ha trabajado en Irán, Dubai, Portugal y Turquía como técnico externo de mármol y granito.

Su pasión viajera le ha llevado además a la India, Australia, Irlanda y Londres, su último destino antes de recalar en León en octubre de 2009. Seis años atrás había pasado por la capital leonesa como peregrino. También sondeó Logroño, Burgos e incluso Estella (Navarra), pero León se erigió favorita tras comprobar que no existía una oferta parecida.

Además, añade, «León es una ciudad vivible, está en buen sitio y no tiene el estrés de Madrid, Barcelona o Londres». En el empeño ha puesto sus ahorros y la ayuda de su padre, pues aquí sólo ha tenido acceso a la subvención de 1.500 euros que ofrece el Ildefe, la agencia de desarrollo local del Ayuntamiento de León, a las personas que emprenden nuevos negocios en el municipio.

Le fue más difícil encontrar piso que el local donde ha instalado su gelatería, en la calle Serranos al lado de la plaza de Torres de Omaña porque «quería que fuera en el centro histórico». «Por el piso me pedían hasta un año de anticipo, hasta que al final encontré a una señora muy dispuesta», aclara.

Cuando llegó al Ildefe ya tenía hecho su business plan, el plan de empresa, en inglés. «Ana Abad, del Ildefe, lo revisó sin problema porque domina el inglés y me dijo que estaba bien pero le pareció un poco raro para León, me aconsejó ajustar las expectativas de negocio porque aquí no hay tanta costumbre de comer helados, sobre todo en invierno», explica.

Pero el negocio ofrece algo más que helados: desde originales zimos -«los hay hasta de jenjibre o los populares smoothies (zumos de fruta mezclados con helados u otros productos lácteos) que son la última moda en Madrid, tartas caseras, chocolates, brownies y cafés al estilo italiano. Ahora intentan hacer crepes dulces y salados. Tienen helados para personas con diabetes y, como novedad, ofrece conversaciones en inglés un día a la semana. Una práctica que coloca a León a la altura de Londres, en cuyos coffee shops es muy popular esta práctica en las tardes-noches.

«Mi sueño es convertirme en un establecimiento ecológico, pero hoy por hoy no se puede, así que intento hacer productos lo más naturales posible», explica Daniele Bortignon. Con él ha llegado a León también su novia, Tara, irlandesa que da clases de inglés en una academia, aunque su profesión es la arquitectura de interiores. A su maestría se debe el diseño de la obra del local. «Estábamos los dos en Londres sin trabajo y nos decidimos a buscar nuestra oportunidad», señala.

Ha creado su propio empleo, como autónomo, y tiene contratado a un empleado. En Holy Cow, el nombre elegido, se condensan varias ideas y una forma de ver la vida, desde la leche de vaca que es la base de los helados al camino santo pasando por el júbilo. En la decoración del establecimiento ha incorporado una representación de un templo hindú con una leyenda en sánscrito. El primer año de andadura como emprendedor ha sido «muy duro», señala. «Trabajamos mucho porque todo lo hacemos aquí», añade. Además, también tiene que estar pendiente de todos los trámites burocráticos, algo que cree que es «muy mejorable» si se quiere fomentar la cultura emprendedora entre la población.

En Irlanda, comenta su novia, con la crisis han aumentado muchos los negocios impulsados por personas que han trabajado durante mucho tiempo en una empresa y ahora aprovechan la indemnización por despido para empezar de nuevo.

Daniele Bortignon ha firmado por diez años el contrato de alquiler del local, así que espera que el negocio prospere: «He invertido todo el dinero esperando que me de frutos», señala. Es de los hosteleros que celebra la prohibición de fumar en los establecimientos públicos: «Ya éramos local sin humo y había gente que al saber que no podía fumar se iba. Ahora es igual para todos. Yo soy fumador y salgo a la calle», apunta.

Una ley que en Irlanda está en vigor desde hace siete años, en Italia desde hace cinco y otro tanto en Inglaterra, apostilla su compañera. «Al principio a la gente no le gustó, pero se acostumbró. En Irlanda todos tienen terraza con toldo y asientos para que puedan fumar y sentarse», aclara la joven.

Quizá por ser un local sin humo (y con helados) desde el principio su público más fiel han sido las familias con niños y niñas, aunque ya ha comprobado que aquí se comen menos helados que en Italia y que incluso Alemania. «A los niños si les gusta todo el año», señala.

Pero también se ha convertido en un lugar asiduo para el final de las tapas y para las horas de recreo de la cercana Escuela de Artes y Oficios. «Es el típico lugar diferente al que muchas personas traen a las visitas que vienen de fuera», añade.

Holy Cow Gelatería comparte nombre con restaurantes indios en Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos y junto a ellos aparece en Tripadvisor.es, una web dedicada al turismo en la que se ha colocado con muy buena puntuación. Los peregrinos también son vistos por este italiano como una importante vía publicitaria para su negocio. «¡Mucha gente no sabe que en León las tapas son gratis!», comenta sorprendido de la falta de difusión de las bondades leonesas.