Apostol

El Camino y los forales

16 abril 2011 / Mundicamino

El 1 de abril salí de Roncesvalles con la intención de hacer el camino de Santiago en bicicleta. Ese primer día, tras 80 kms. de pedaladas, llegué a la cima del Perdón sin darme cuenta que había subido por una autovía por la que estaba prohibido circular en bicicleta. Quizás por mi desconocimiento de la zona no vi la señal de prohibición. Justo antes del túnel del alto me esperaba una patrulla con tres forales. Uno de ellos me explicó lo ilegal de mi situación diciendo que si hubiera avanzado un poco más y atravesado el túnel, habría llegado a un desvío que me permitía acceder a la antigua carretera, la que debería haber cogido desde un principio. Les dije con toda mi cansada cortesía si era posible ir andando por el arcén empujando la bici y atravesar el túnel, lo que me llevaría dos minutos hasta coger el desvío. Los tres se negaron. La única opción era saltar con la bici (y las pesadas alforjas) la valla de 2 metros que separa la autovía y subir monte a través para quizás acceder a una pista que acaso pudiera llevarme a la vieja y legal carretera. Y así fue que tras una jornada agotadota tiré como pude la pesada bici por encima de la valla yendo yo detrás. En ningún momento se dignaron a ayudarme con el peso, ni siquiera amagaron un «buen camino», el saludo habitual entre peregrinos, tan solo se quedaron mirando. Después de la experiencia del camino deseo que no se tomen estas palabras como resentimiento. Solo pienso que un poco de empatía sería recomendable en aquellos cuyo deber se supone es ayudar a los ciudadanos. ¿Tanto hubiera costado cargar la bici en el coche veinte segundos y atravesar el túnel hasta el desvío?