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De peregrino a posadero

30 abril 2011 / Mundicamino

Una pareja de italianos, que descubrieron Trasdeza hace tres años como peregrinos, restaura en Dornelas una casa como albergue con bar y quince plazas de alojamiento.

Los italianos encontraron en Silleda el lugar donde residir y después de localizar una casa en Dornelas, tras realizar el Camino de Santiago desde Sevilla, decidieron habilitarla como morada. Escapando de la rutina ciudad descubrieron la zona y un inmueble que ahora pretenden habilitar como albergue, cambiando así su condición de peregrinos a posaderos.

Andrea Grugnetti descubrió las tierras de Trasdeza hace unos tres años realizando una etapa del Camino de Santiago en compañía de su pareja, Catalina, y decidió quedarse «si todo va bien hasta que me muera», dice. Tras recorrer algunas zonas del municipio descubrió una casa en el lugar de Iglesias, en la parroquia de Dornelas, en la que reside desde entonces y que ahora pretende convertir, en parte, en un albergue de peregrinos.

Grugnetti, de 38 años, y su novia realizaron gran parte de los trabajos interiores en una casa de mediados del siglo XIX, mientras que para las obras exteriores recibieron ayudas de vecinos y albañiles de la zona. Ahora está tramitando licencia para restaurar una parte del inmueble como albergue turístico, aunque no se trata de un alojamiento al uso. La pareja pretende servirse de una parte de la vivienda como inmueble y destinar otros emplazamientos a albergue de peregrinos. «Aunque hay mucho por hacer», dice, propone habilitar un espacio diáfano con cabida para unas 15 personas y cumplirá con la normativa relativa a personas con discapacidad. «Es una cosa modesta porque este tramo del Camino de Santiago no está tan transitado como otros», apunta este italiano que dejó su Milán natal en busca de aventura «porque no quería vivir ni en una ciudad de Italia o España. LLegué haciendo el Camino desde Sevilla y me encantó esto, me gustó la Galicia Calidade», comenta.

Actualmente trabaja como empleado de una gasolinera en la parroquia estradense de Loimil y reconoce que la puesta en marcha de este negocio está siendo más complicada de lo que esperaba, por lo que agradece cualquier tipo de colaboración que puedan prestarle vecinos o empresas para completar su sueño particular. Este italiano cree que el alojamiento podrá estar operativo en algo más de un año y señala que pretende completar su oferta con «una taberna típica rural gallega», en la que vecinos y transeúntes puedan detenerse para tomar un tentempié o emplear este bar como lugar de reunión.

Grugnetti y su novia, que cursa estudios de lenguaje de signos, confían en cumplir en Dornelas su añorado deseo de quedarse en esta zona de la comarca durante muchos años, tras toparse con ella casi por azar.