Apostol

Overbooking en el Camino

21 mayo 2011 / Mundicamino

Los españoles se decantan por los hoteles modestos y hostales, mientras que los extranjeros buscan albergues que están encontrado llenos.

A las diez de la mañana el trasiego es constante. En solitario o en grupo; andando o en bicicleta; acompañados de dos burro con alforjas, o de una simple mochila. El panorama es variopinto en el tramo que une la capital (Burgos) con Tardajos y Rabé de las Calzadas, aunque todos los que por el transitan tienen algo en común: la condición de peregrinos, da igual su motivación.

Desde hace tres años, María José, María Antonia y Javier dedican una o dos semanas del año a realizar un tramo de la Ruta Jacobea. En esta ocasión recorren buena parte del trayecto burgalés, del que se quedan con el paisaje de los Montes de Oca, donde dicen con sentido del humor que no han encontrado bandoleros. La cultura, el deporte y la gastronomía están detrás de las motivaciones de estos tres peregrinos que eligen hoteles sencillos y hostales para alojarse en lugar de los tradicionales albergues.

En estos días de peregrinación aseguran haber encontrado más caminantes que en otras ocasiones, afirmación que también han escuchado en sus distintas paradas. Van camino de Fromista, a donde tienen previsto llegar el sábado para después regresar a sus lugares de origen. En septiembre retomarán el Camino porque la experiencia merece la pena.

Fabio camina en solitario. Es italiano aunque afincado en Valencia. Ha dejado su empleo en una cadena de comida rápida y desde hace trece días su meta es Santiago de Compostela, «si el cuerpo me lo permite». Afirma que cada día es diferente, unos más físicos y otros más espirituales. Anda rápido, sin apenas entretenerse porque ha tenido algún problema para encontrar cama en los albergues y quiere llegar de los primeros para que no vuelva a sucederle. «Muchos están llenos. De hecho yo empecé en mayo porque pensé que había menos gente, pero parece que no», comenta.

Detrás de Fabio, encontramos a Philippe, Benjamin y Genevieve. Son franceses y, aunque iniciaron la ruta cada uno por su lado, el destino quiso unirles y ahora recorren juntos tierras burgalesas acompañados de dos burros y un perro. Salieron el 5 de abril y esperan llegar a Santiago el 10 de junio. Philippe reconoce que también han tenido dificultades para encontrar albergue. «Hay que levantarse temprano para conseguir un sitio libre», afirma este recién jubilado.

Clara y Jesús, de Barcelona, adelantan a todos. Van en bici y sin peso porque llevan coche de apoyo. Salieron el sábado de Roncesvalles y ayer se dirigían a Carrión de los Condes. «Siempre nos ha atraído el Camino y ahora por fin nos hemos decidido», aseguran. Se quedan en hoteles, «vamos de comodones», dicen entre risas, si bien les ha sorprendido la cantidad de peregrinos que se están viendo. No han tenido problemas en sus desplazamientos. Es más, afirman que la señalización es buena, salvo en puntos muy concretos. Están maravillados con los paisajes que han visto y expectantes ante lo que les deparará los próximos días de ruta.

Tres veces más

La afluencia de caminantes no pasa desapercibida en los pueblos por los que discurre el Camino. Sus habitantes lo ven y sus hosteleros lo notan en las cajas diarias. Uno de ellos lo confirma: «Este año hay tres o cuatro veces más peregrinos que el pasado, sobre todo extranjeros. El albergue está completo, mientras que hace un año había camas libres. Nosotros tenemos una pensión y está llena casi todos los días».