Apostol

El Camino de Santiago al son de las olas

21 junio 2011 / Mundicamino

La ciudad salinera se ha estrenado como parte de una nueva ruta jacobea, pero por mar. Secundando la iniciativa de la Cofradía de Peregrinos de Santiago Apóstol de Torrevieja, prevista para el pasado año coincidiendo con el Año Santo Compostelano, de rememorar el traslado de los restos de Santiago desde Jaffa, en Palestina hasta Valencia primero, y después hasta Iria Flavia, la actual villa de Padrón, esta semana han zarpado de Torrevieja a bordo del velero clásico ‘Leandros’, siete tripulantes patroneados por el oriolano, José Luis Dayas.

Él mismo ha sido quien ha aglutinado a la mayoría de sus compañeros, cuatro como él, residentes en Zaragoza. Pero también los hay de la propia Orihuela e incluso un joven polaco que se enteró de la travesía a través de una nota publicada en las redes sociales en internet. Se trata de Lucas Nowak, que desde su casa al sur de Polonia siempre tuvo la ilusión de hacer algún día el camino de Santiago, y ha aprovechado esta oportunidad que se ha encontrado.

La tripulación es variopinta ya que entre los que vienen de Zaragoza, los hay nacidos en Chile, Uruguay y el País Vasco. El reto partió el pasado año a través de un apéndice de la Cofradía de Peregrinos que preside el torrevejense, Antonio Tomás Rebollo Rabasco, la Hermandad de Peregrinos Navegantes. Esta primera ruta xacobea marítima tiene previsto llegar en al menos catorce días hasta Villagarcía de Arousa y en su rumbo han previsto diferentes escalas que les hará adentrarse en los puertos de Cartagena, Almerimar (Almería), Algeciras, Cádiz, Lagos, Cascais, Bayona, y así hasta llegar a Villagarcía de Arousa.

Desde allí aún les quedará un tramo a pie que deberán recorrer hasta abrazarse a la imagen del apóstol, junto a sus restos, en la Catedral de Santiago. Eso será en torno al día 25 o 26 de este mismo mes de junio. Después regresarán a Torrevieja, concretamente al puerto deportivo Marina Salinas, de donde han partido y donde tiene habitualmen te su base el ‘Leandros’, un velero charter que puede alquilarse por cualquier persona que esté interesada en disfrutar de la mar, a bordo de una deliciosa nave que tiene diecisiete metros de eslora, por cuatro y medio de manga. De la misma es propietario el propio patrón, José Luis Dayas, que ya tiene experiencia en otras navegaciones de largo recorrido, como lo hizo hasta Sicilia, algunos puertos de Grecia, y más cerca a Ibiza. Otra ruta que recuerda especialmente con este mismo velero es la que hizo hace ya un tiempo, desde el mar del norte hasta el puerto de Torrevieja.

Los integrantes de esta ruta, recabarán en cada una de las escalas que realicen, el sello de alguna de las parroquias que se encuentren a su paso, para acreditar la realización del camino marinero. Así ya lo hicieron en Torrevieja, ya que antes de partir contaron con la presencia del sacerdote, José Luis Arnal, muchos años capellán de la Armada y hoy párroco de Nuestra Señora del Rosario de La Mata, quien además de imponer el sello de su sede en el pasaporte xacobeo, les impartió su bendición para que todo les salga según han planeado.

Para el presidente de la cofradía de peregrinos de Torrevieja, Antonio Tomás Rebollo, que espera poder estar presente en Santiago de Compostela para dar la bienvenida a los peregrinos marineros y organizar una misa especial en la catedral, «esta es una forma de cumplir la promesa que hicimos desde Torrevieja, aunque ya no sea Año Santo».

El trayecto ha contado con el apoyo de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago, que ha sido la encargada de otorgar las credenciales a los peregrinos marineros. Todos ellos manifestaron su ilusión a la hora de zarpar desde Torrevieja, tal y como señalaba uno de los tres capitanes que componen la tripulación, tal y como reflejaba Txema Erausquin «esto es para nosotros un sueño, una meta».

La preparación de la travesía ha sido por otro lado, concienzuda. Cuentan con un apoyo constante del servicio de meteorología y sobre todo con una buena provisión de alimentos para la llegada a buen puerto de esta aventura a lo largo de dos mil millas entre la ida y el viaje de retorno.