Apostol

El Camino a Santiago está lleno de huellas y espíritu almeriense

04 julio 2011 / Mundicamino

José Antonio Peña, Manuel Arqueros y Pepe Hernández superan duras etapas y comparten experiencias únicas e inolvidables soñando con el abrazo al apóstol.

Partieron desde Roncesvalles para recorrer los cerca de 800 kilómetros que separan esta localidad oscense de Santiago de Compostela. Cristóbal García era consciente de su problemas físico con la rodilla y superó las primeras etapas, mientras Juan Antonio cumplió su propósito de llegar hasta Burgos. En el camino quedan José Antonio Peña, con la experiencia de haberlo hecho en dos ocasiones, Manuel Arqueros y Pepe Hernández, neófitos en esta apasionante aventura. «He encontrado el camino muy cambiado desde el año 2003, declara José Antonio, que se siente gratamente sorprendido al comprobar que los andaderos han sido sacados de la carreteras, haciendo más intenso e íntimo el contacto del peregrino con la naturaleza, así como los numerosos extranjeros de las más variadas nacionalidades que están haciendo el camino. También ha podido comprobar el aumento experimentado por la red de albergues privados ya que «cualquier pequeño pueblo tiene de dos a cinco albergues que se han convertido en su principal medio de vida».

Para Pepe Hernández, los paisajes son muy variados e inspiradores, como imaginaba. «La soledad de la marcha da tiempo a reflexionar y pensar qué ocurrirá al día siguiente te ilusiona para alimentarte y seguir hasta Santiago». Manolo Arqueros ya había peregrinado a Roma y Jerusalén. Hacerlo a Santiago era un reto personal en el aspecto físico, «pero tras la primera etapa llegué a la conclusión de que no merecía la pena seguir si no era con una motivación religiosa».

Todos coinciden en que la etapa de Roncesvalles fue muy dura, pero fue aún peor por las condiciones climatológicas la de Cizur Menor -en el mesón el Tremendo encontramos a Fernando, almeriense de Chirivel- a Puente la Reina, ya que el Alto del Perdón, donde se junta el camino del viento con el camino de las estrellas, estaba impracticable de barro y nos lo hizo pasar realmente mal, afirma José Antonio. «Las interminables llanuras castellanas dejaron su impronta en nosotros y un intenso bronceado». Los cientos de kilómetros ya recorridos les han hecho sufrir cambios de temperatura desde los 8 grados iniciales a los 40 en Villafranca del Bierzo, un camino en el que han encontrado a muchos almerienses como Juan Antonio Day, en el albergue de las Carbajalas, en León, de regreso a Almería para vivir la noche de San Juan en su barrio del Zapillo; Juan Leal, propietario de El Quinto Toro, haciendo el camino en bicicleta por O Cebreiro; funcionarios de la Subdelegación de Defensa y miembros del Cuerpo Nacional de Policía. Junto a Pablo Barrasa disfrutaron de unas copas en la noche burgalesa, «pero normalmente, a las diez de la noche, ya estamos en los albergues y acostados».