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La concentración parcelaria acabó en León con muchas vías romanas

07 julio 2011 / Mundicamino

Descubren en Galicia un ramal de la Vía XX, que unía la costa atlántica con Astorga.

Un nuevo hallazgo en Galicia acaba de arrojar luz sobre los métodos constructivos de la red viaria romana en el Norte de la Península, resaltando el valor de la Vía XX, un itinerario que, después de bordear la costa atlántica, conectaba en tiempos del Imperio las localidades de Bracara (Braga, Portugal) con Asturica Augusta (Astorga). Ha sido en Abegondo (La Coruña), donde un grupo de arqueólogos ha descubierto restos de una calzada romana que conectaba los castros cercanos con el actual Camino de Santiago y con la citada Vía XX, según ha informado la agencia Efe.

El ramal ahora encontrado, que cuenta con seis metros de ancho -”equivalente a 20 pies, la medida estándar de las calzadas romanas secundarias-” y que discurre paralelo al Camino Inglés, supone el primer vestigio intacto de este vial, permitiendo constatar las características técnicas y geográficas del mismo. El ramal estaba compuesto por una plataforma arcillosa dispuesta en ángulo para facilitar la escorrentía de agua a través de los canales contiguos, carecía de enlosado y en ella todavía se perciben las huellas de las rodaduras de los carros. «La Vía XX también hubiera estado construida de esta manera», explicó a Efe el arqueólogo Antón Malde. De hecho, su equipo de investigadores concibe la Vía XX como una red viaria propia conformada por multitud de ramales, y éste sería sólo uno de ellos.

El hallazgo abre el debate sobre el estado de conservación y posibles usos actuales de las calzadas romanas en el Noroeste de la Península. En el caso concreto de León, según Jesús Liz, catedrático de Arqueología en la Universidad de Salamanca, el conocimiento y conservación de las vías romanas «depende de las zonas», y destaca algunos tramos bien estudiados «como los cercanos a Lancia, Villamarco y Sahagún, los de junto a Astorga… también está claro su trazado en Villar de Mazarife». En cuanto a los del Norte, Liz avisa que muchos caminos empedrados del Curueño, Alto Esla, etc., hay que considerarlos con precaución, pues aunque también podrían ser calzadas en su base, «muchos datan del siglo XVIII, cuando se arreglaron todos los caminos en España».

De todas formas, uno de los principales problemas para las calzadas en León, a juicio de Liz, llegó con la «concentración parcelaria», cuando en los campos se trazaron «polígonos regulares» y caminos igualmente rectos, que acabaron en muchos casos «con aquellas calzadas que durante siglos se usaron como caminos tradicionales». Es el caso de la que aparece en Calzada del Coto, explanada y remodelada por las máquinas niveladoras, o destruida directamente, como en el tramo cercano a ese mismo pueblo, en el paraje llamado, con toda propiedad, -˜Valdecalzada-™, según denunció en su día el arqueólogo Isaac Moreno.

«Tenemos la idea de que las calzadas estaban enlosadas pero la gran mayoría eran de tierra, por lo que no son fáciles de identificar», añade Jesús Liz, indicando que sólo las ubicadas cerca de las ciudades o con problemas de inundación se enlosaban («para un carro sería muy molesto circular sobre piedras»). Incluida en el Itinerario Antonino, documento en el que figuran todas las rutas de Roma en la península, la Vía XX formaba, con la Vía Nova y la XIX, el entramado viario principal del Noroeste, actualmente semioculto por las infraestructuras viarias contemporáneas.