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El Camiño Francés cumple tres décadas

17 abril 2016 / Mundicamino

El grupo de trabajo liderado por Elías Valiña terminó en 1986 el trabajo para delimitar el trayecto desde O Cebreiro.

En la década de 1980 eran muy pocos los que podían soñar con la posibilidad de que el Camino de Santiago se convirtiera en el fenómeno actual. Entre ellos se encontraba un grupo de trabajo liderado por Elías Valiña, que se encargó de delimitar la ruta del Camiño Francés en la provincia, por la que hoy pasan cientos de miles de personas cada año.

El sacerdote de O Cebreiro ya había comenzado a pintar las míticas flechas amarillas en los años 60, y en los 70 comenzó con un inicio de trazado. En 1983 contó con el apoyo del denominado grupo de trabajo constituido dentro del Consejo de Cultura de la Diputación de Lugo, del que fue presidente.

El historiador y profesor Ramón Yzquierdo Perrín, la experta en cartografía medieval Elisa Ferreira, la profesora Nieves Peiró, el restaurador Xoán Balboa y el historiador Juan Carlos Fernández Pulpeiro conformaron el grupo que durante tres años se dedicó a delimitar el recorrido del Camiño Francés desde su entrada en Galicia por O Cebreiro. La ardua tarea se prolongó durante tres años en los que tuvieron que sortear múltiples dificultades.

Problemas técnicos

Los mayores problemas técnicos fueron encontrar documentación en la que basarse para marcar el trazado real de la antigua ruta que utilizaban los primeros peregrinos, tarea que poco a poco y gracias a un minucioso trabajo lograron solventar.

Otro obstáculo que tuvieron que sortear fue la desconfianza inicial de las personas que residían en lugares próximos al camino o a las que solicitaban permiso para marcar la ruta, que en muchos casos afectaba a fincas de su propiedad. El temor a que pasasen desconocidos cerca de su casa era considerable, a lo que había que unir la desconfianza a que les cambiaran los lindes de alguna finca, por lo que resultaba habitual que tras marcar unos límites un fin de semana, cuando regresaban después de unos días, o los habían quitado o los habían cambiado de sitio.

Eran otros tiempos y la repercusión económica que hoy tiene la ruta resultaba una utopía.

La ardua tarea de encontrar sendas que en muchos casos estaban tapadas por completo por la maleza o de hallar vestigios históricos concluyó en 1986, y para conmemorarlo organizaron la primera Semana de Estudios Históricos, en la que dieron a conocer su trabajo.

Llegan los mojones

El año 1986 fue también especial por ser la fecha en la que se colocaron los mojones kilométricos que sirvieron tanto como apoyo para delimitar la ruta como para indicar a los romeros la distancia que les faltaba para llegar a Compostela.

Los cerca de 200 mojones fueron realizados siguiendo un diseño del arquitecto y miembro del Consejo de Cultura de la Diputación Antonio González Trigo, y se ejecutaron en el taller del escultor lucense Manuel Mallo. El primero se colocó en el lugar de A Casanova, de la parroquia de O Mato, en Palas de Rei.

En 1991 se produce el fallecimiento de Elías Valiña, y el grupo de trabajo, con los integrantes iniciales, pasa a denominarse grupo de investigación. Sus trabajos resultaron decisivos como base principal para que la administración autonómica lograra el éxito del Xacobeo de 1993, en el que el Camino de Santiago pasó a convertirse en un fenómeno de masas.

Primitivo y Norte

Los integrantes de este grupo también fueron los encargados de realizar el trabajo de investigación para delimitar los caminos Norte y Primitivo. El Concello de Monforte se puso en contacto con estos investigadores para que realizaran la tarea de demarcación del Camiño de Inverno. Después de un dilatado trabajo entregaron el expediente completo al gobierno monfortino en junio de 1999.