Apostol

Santiago, la Catedral de los idiomas

25 mayo 2016 / Mundicamino

En el santuario compostelano es posible oír misa, confesarse o recibir atención al final del Camino en hasta nueve lenguas.

Alan da la bienvenida a la capilla de Nuestra Señora de la Soledad, que desde Pascua hasta octubre se convierte en la «Chapel of Our Lady of Solitude». El reverendo irlandés Seosamh Ó Cochláin oficia hoy la misa. Son las 10.30 horas en la Catedral de Santiago y hay sentados treinta y seis peregrinos muchos de los cuales no tienen el inglés como lengua materna: hay británicos, estadounidenses o australianos, pero también coreanos, polacos u holandeses.«In the name of the Father», comienza la celebración, que se puede seguir a través de un sencillo guion que Alan entrega al dar la bienvenida con un sonriente «welcome». A continuación, empiezan las presentaciones mientras se reparten taburetes para todos.

Cada participante dice en alto su nombre, su país de procedencia y el lugar desde el que ha caminado hasta Compostela. Hay amigos, parejas, matrimonios… John resume su peregrinaje con un breve «vengo siguiendo a mi mujer» que genera una carcajada. Nadie se pregunta qué hace ahí el periodista —que no ha dicho todavía que lo es—, que afirma ser del mismo Santiago y que ha llegado al santuario en autobús urbano. En esta eucaristía caben todos, incluso aquellos que no se confiesen católicos. Se trata de acoger.

No es la primera misa en un idioma extranjero que se ha oficiado esta mañana en la Catedral compostelana. Los alemanes madrugaron y celebraron la suya a las ocho en la capilla del Cristo de Burgos, la misma en la que en estos momentos se reúnen los italianos. Solo en 2015 recorrieron el Camino de Santiago personas de 179 nacionalidades diferentes. Hasta la entrada en Galicia, el inglés es ya la lengua dominante pues, salvo en los meses de verano, los extranjeros constituyen mayoría. El cabildo catedralicio ha asumido el reto de atender a los peregrinos con cercanía. Eso supone usar el mayor número de lenguas posibles. En casi todos los casos se hace a través de acuerdos con las conferencias episcopales de los países de origen o con órdenes religiosas presentes en la ruta como los guanelianos, encargados de parroquias en el último tramo del Camino Francés.

«Cada día es diferente. Hoy el grupo era más serio», cuenta a ABC el sacerdote Seosamh con su gesto bonachón. Es el tercer año que asume esta «lovely mission» que no se limita a la eucaristía diaria: tiene fijado un turno para dispensar el sacramento de la penitencia en uno de los confesionarios durante este Jubileo de la Misericordia. Y para aquellos que quieran un rato de charla con café o mesa y mantel de por medio, también tiene tiempo. El objetivo es escuchar las inquietudes que el Camino suele despertar en quienes se adentraron en él con una motivación espiritual… y también en muchos de quienes jamás lo habían pensado.

Interés de coreanos y filipinos

Los confesionarios, provistos de carteles, informan del horario de confesión en los distintos idiomas en la Catedral en la que posiblemente más lenguas se hablan y que durante más horas abre sus puertas. Con la salvedad del invierno, cuando la afluencia de peregrinos disminuye, es posible participar en celebraciones en inglés, italiano, alemán, francés, polaco, portugués y holandés además de, por supuesto, castellano y gallego. Pero la atención no se circunscribe tan solo al templo.

Desde hace algunos meses, el santuario gestiona junto a la plaza del Obradoiro el Centro Internacional de Acogida al Peregrino, donde han establecido pequeñas sucursales delegaciones formadas en ocasiones por religiosos y laicos voluntarios que cuidan del caminante a su llegada desde una perspectiva pastoral. «Es algo que los peregrinos valoran mucho. Nos lo dicen. Se trata de que haya un espacio para la oración o simplemente para el diálogo, para encontrarse y compartir experiencias», explica el deán, Segundo Pérez. La iniciativa está en plena expansión, pues recientemente los coreanos y los filipinos «han mostrado interés por ello, pero exige una constancia por la distancia con su país que lo hace más difícil».

«Father God: we are pilgrims who have come to venerate the thomb of your Apostle Santiago. As you kept us safe on our Camino way, may you keep us safe on our journey home», se reza en la capilla antes de terminar la eucaristía en la que cada peregrino ha realizado en voz alta sus peticiones. Mañana, Juan, un sacerdote venezolano, sustituirá al padre Seosamh.