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Peregrinos de Cuenca

07 junio 2016 / Mundicamino

Las vías oficiales del Camino de Santiago en Cuenca experimentan en los últimos años un crecimiento de viajeros, que huyen de la masificación de las rutas tradicionales y buscan paz, sosiego y tranquilidad.

Los Caminos de Santiago que transitan por la provincia de Cuenca vuelven a llenarse en estos días de peregrinos. La llegada del buen tiempo y el inicio de las vacaciones y el tiempo libre, es un buen momento para transitar por alguno de los cuatro caminos oficiales y reconocidos, para llegar hasta el Obradoiro y abrazar a Santiago.

Por la provincia discurre el camino de Valencia y el del Levante -que parten desde la capital valenciana-, pero son el de la Lana y el de la Santa Cruz los que mayor interés suscitan por parte de los caminantes. Tampoco hay que olvidar el Camino de Uclés, que desde 2010 lleva relanzándose y que comunica la iglesia de Santiago de Madrid con el Monasterio de Santiago Apóstol de la localidad conquense, en 144 kilómetros aproximadamente.

Lo cierto es que ambos han experimentado en los últimos años un notable crecimiento de peregrinos, gracias también a la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Cuenca o a la Asociación del Camino de Santiago y de la Santa Cruz, con sede en San Clemente.

Su labor no pasa desapercibida en los últimos tiempos, ya que han conseguido trazar a lo largo del camino albergues, sitios de descanso o bien se han colocado señalizaciones para que el caminante llegue a buen puerto. Una ardua labor que debe ir manteniéndose constantemente y que se realiza gracias al trabajo del colectivo.

La bondad de las gentes del lugar hace el resto. Los viajeros se encontrarán a lo largo de su recorrido a muchos vecinos y habitantes acostumbrados ya a verles llegar y esperando darles agua o comida para aliviar su esfuerzo. El sacrificio de recorrer varios kilómetros en una sola jornada será recompensado al menos con una cama para dormir y descansar, aunque algunos no sólo ven en su afán una mera motivación para superarse. También se trata de pensar, meditar en lo espiritual, de cuestionarse los porqués y, en definitiva, de encontrarse y conocerse mejor a uno mismo. Pero eso, según dicen, sólo lo experimentan quienes lo han experimentado.

Una vez que –parece ser– la primavera ya ha llegado para quedarse y antes de que llegue el duro estío, es esta época una de las mejores para afrontar el reto. Ahora bien, el perfil del peregrino que transita por estas tierras es un viajero nacional, experimentado, solitario, aunque también, y cada vez más, discurren ciudadanos de diversas nacionalidades (Franceses, alemanes, italianos australianos, estadounidenses y taiwaneses, entre otros). «Les gusta más la peregrinación a la antigua usanza, que la que se puede encontrar en el camino francés. Masificado en algunas épocas», dice el vocal de la asociación y encargado del albergue de la capital, Luis Cañas, que recuerda la importancia que tiene que un camino de estas características pase por una localidad. «Es algo que debe potenciar cada municipio. Un recurso más que tiene», manifiesta.

El Camino de la Lana. La vía, que parte desde el cabo de Huertas, en Alicante, pasa por Almansa, Alatoz y Alcalá del Júcar (Albacete), para introducirse en la provincia por Villarta y el Herrumblar y ascender por la Manchuela en dirección a Monteagudo de las Salinas. Es aquí donde se conecta con el Camino de Valencia, que en los últimos tiempos quiere impulsar la asociación de Requena y Utiel. El apellido de La Lana es culpa del historiador y sacerdote Vicente Malabia, quien en la década de los 80 analizó la vía natural que utilizaban comerciantes de telas y lanas y peregrinos para acudir a la capital más importante de los siglos XVI y XVII, Burgos.

El peregrino llega a Cuenca, por Fuentes, para pernoctar en el albergue que tiene la Asociación junto al edificio de la UNED. Al día siguiente seguirá su camino hacia Bascuñana de San Pedro, Torralba y Albalate de las Nogueras. Debido a los escasos medios en la primera población, han obligado a habilitar un espacio para dormir en Villar de Domingo García. El Ayuntamiento ha cedido las antiguas escuelas y ha colocado una ducha y camas para el viajante.

Al día siguiente habrá que hacer parada y visita obligada en Villaconejos de Trabaque, donde le esperará el presidente de la asociación, Pepe, que enseña las antiguas cuevas excavadas en la roca y aprovecha para ofrecer un vaso de los vinos tradicionales que preparan los vecinos.

De ahí se llegará a Valdeolivas, para posteriormente cruzar Guadalajara y Soria, camino de Burgos.

El albergue de Cuenca. Luis Cañas explica que se trata de acoger al peregrino «sin lujos, y garantizarle el techo, la ducha y una cama». El pasado año llegaron 78 personas, «pero tal y como va a este año creo que lo vamos a superar».

Cañas señala, mientras muestra las nueve camas que dispone el centro, que «como asociados somos antes que nada peregrinos y, por tanto, tratamos a la gente tal y como nos gustaría que nos tratasen a nosotros cuando somos forasteros. Como conocemos lo que necesitamos cuando estamos fuera, procuramos que ellos también tengan lo que se necesita». El local, propiedad de la Diputación Provincial, está cedido hasta 2021 -año Jacobeo-. Los gastos derivados de luz y agua son abonados por la propia asociación, gracias a la aportaciones de los socios y a las donaciones voluntarias que donan los viajeros. «No exigimos pago de ningún tipo», dice.

Esta será la segunda vez que Pedro Antonio Serrano, médico de Alatoz (Albacete), realiza el Camino de la Lana. Lo hace por etapas, cuando su profesión le deja, pero este verano espera completar los 55 días que necesita para cubrir el trayecto desde Alicante a Burgos. El peregrino, que cree saber que hay una persona delante de mí y otra que viene por detrás, subraya su pasión por los viajes, «pero las rutas del Camino de Santiago te permiten conocer los albergues, la facilidad que te dan las gentes. Todo el mundo sabe lo que estás haciendo».

El también presidente de la Asociación del Camino de Santiago de Albacete explica que la señalización «es perfecta. Aunque hoy en día hay guías por Internet que te puedes descargar libremente. A veces no hay señalización y salen varios caminos que pueden despistarte un poco, pero al final no hay mayor problema».

Serrano cree que el aumento de peregrinos se está notando e incluso suelen hacer el camino en bicicleta. Unos llegan a pernoctar en los albergues, pero otros lo hacen en hoteles.

El peregrino considera que andar por el Camino Francés «es hacer un recorrido temático. Ya te lo tienen todo preparado para que te desvíes de donde tienes que ir. ¿Los beneficios de ir por un camino como el de la Lana? Pues pensar, estar contigo mismo, disfrutar del entorno y de la gente de los pueblos que, desgraciadamente, muchos están por desaparecer».