La afluencia de peregrinos al Albergue Municipal de Burgos se incrementa un 2,23 por ciento durante los seis primeros meses del año.
Más del 80 por ciento del total provienen de otros países.
Un total de 13.592 peregrinos pasaron durante el primer semestre del año por el Albergue Municipal situado en la Casa de los Cubos de la calle Fernán González, es decir, 297 más que en el primer semestre de 2015, lo que supone un incremento del 2,23 por ciento. Se trata de una de las mejores cifras de los últimos años, marcados por un incremento sostenido de la afluencia de peregrinos, sobre todo los de origen extranjero.
En este sentido, cabe destacar que ocho de cada diez usuarios del Albergue Municipal provienen de otros países. Hasta ahora, de los 13.592 peregrinos que han pasado por sus puertas, 11.063 eran extranjeros, mientras que sólo 2.529 eran de origen nacional. Por países, destaca la presencia de italianos, alemanes, franceses, neerlandeses, británicos, irlandeses y, cada vez más, estadounidenses y coreanos del sur. Por su parte, de entre los peregrinos nacionales destacan por volumen los procedentes de Cataluña, País Vasco, Comunidad Valenciana, Madrid y Andalucía.
A este éxito ha contribuido, en la medida de sus posibilidades, el propio Albergue Municipal, cuya presencia ha conseguido mejorar las condiciones de pernoctación en la ciudad. En este sentido, el alcalde, Javier Lacalle, que ha visitado hoy la instalación coincidiendo con la celebración del Día de Santiago, ha señalado que quizá sea “el mejor albergue” de todo el Camino Francés. Sea así o no, lo que está claro es que ha sido una mejora sustancial respecto al antiguo albergue de El Parral.
Mejora constante
Sin embargo, y a pesar de la calidad del inmueble, todavía quedan cosas por mejorar. Siempre las hay. De ello se encarga la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, que gestiona la instalación desde el primer día. Según ha explicado su presidente, Jesús Aguirre, ahora mismo se están llevando a cabo pequeñas mejoras en la iluminación y los baños, unos trabajos de mantenimiento “costosos” pero financiados directamente con las cuotas que pagan los peregrinos por pernoctar en el inmueble.
