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Un jerezano se convierte en el primer tetrapléjico en hacer el camino de Santiago

10 agosto 2016 / Mundicamino

Cinco personas con discapacidad, acompañadas por un equipo médico, recorren durante ocho días las rutas jacobeas. El handbiker local Francisco Javier Zuasti consigue la Compostela.

Francisco Javier Zuasti, jerezano que se quedó tetrapléjico a causa de un accidente laboral, es la primera persona con esta discapacidad que ha logrado finalizar el camino de Santiago. Además de alcanzar dicho reconocimiento, también puede ser que su grupo, formado por personas con discapacidad, bicicletas adaptadas y handbikes –como la de Zuasti–, sea la primera agrupación de diferentes capacidades en conseguir el peregrinaje.

Hace unos meses contó a lavozdelsur.es el accidente que provocó que su vida entera estuviese condicionada a una silla. Declaró su afán por el deporte y sobre todo por el handbike y el tenis de mesa. Y después de convertirse en un icono de superación para las personas con discapacidad, el 3 de junio Zuasti se subió a su handbike y se enfundó en sus mayas deportivas y su equipación para salir desde Astorga hasta llegar a la catedral de Santiago, finalizando así un reto que tenía pendiente años antes de su catastrófico incidente.

La aventura la llevaron a cabo Andrés Urbano, Javier López, Iñaki Castañeda, Ricard Hernández y Francisco Zuasti, con la ayuda de Marc Puga y Ramón Homs, del equipo de Play&Train; además de contar con el doctor Barrachina, Patricia Rubio, Jaime Cecilio y Francisco Herrera de Asepeyo. «Todo el proyecto financiado y promovido por la Comisión de Prestaciones Especiales y Asepeyo», apunta Francisco Zuasti, a lo que apostilla en su plataforma: «Sin ellos no hubiera sido posible».

«Es el desafío más duro e importante al que me he enfrentado hasta el momento tras la trailwalker (100 kilómetros)», afirma el deportista jerezano. El proyecto tuvo cinco etapas y duró un total de ocho días. Durante el trayecto Francisco confiesa que hubo momentos en el que su cuerpo le pedía retirarse, pero que una vez más «la mente mandó» y pudo continuar con el camino.