En esta ocasión le ha tocado el turno a las literas. Una cincuentena, más o menos la mitad de las existentes en el Albergue de Peregrinos de la Cofradía del Santo, han sido renovadas en las últimas semanas. Se trata, en palabras de Raúl Barquín, prior de la Cofradía del Santo, de una nueva actuación de mantenimiento y mejora del hospedaje.
«La gente», explica Barquín, «se quejaba del ruido y del meneo de las literas viejas» y, por eso, se decidió sustituirlas por otras mucho más estables y resistentes. A lo largo del año, se han desarrollado otras actuaciones como la renovación de algunas ventanas y la mejora del aislamiento de la parte vieja del albergue, comúnmente conocida como antigua Casa de la Cofradía del Santo.
Para nosotros, explica Barquín, «lo más importante es atender bien a los peregrinos y dar respuesta a todas sus demandas». Este objetivo se materializa en un albergue concebido por y para los peregrinos o, como dicen los miembros de la Cofradía del Santo, «un albergue de cinco conchas» en alusión a la concha de vieira identificativa de la ruta jacobea. Y no solo lo afirmamos nosotros, advierte el prior, «lo dice todo el mundo que lo visita».
El albergue de peregrinos de la Cofradía del Santo cuenta con 217 plazas, de las cuales 74 están ubicadas en la antigua Casa de la Cofradía del Santo, inaugurada como albergue en el año 1968 y heredera del albergue de la Casa del Santo, ahora Parador Nacional, y las 143 restantes en el edificio colindante, inaugurado en 2009 y dotado con unas instalaciones diseñadas específicamente para los peregrinos.
El hospedaje cuenta incluso con cuarto para roncadores, naturalmente ubicado a una distancia prudencial de cualquier otro dormitorio, y habitación para peregrinos con movilidad reducida. Y, puestos a destacar características diferenciales, cabe decir que está gestionado por la Cofradía del Santo, que cuenta con una experiencia acumulada en la atención al peregrino de 910 años. Lo dicho: un albergue de cinco conchas.
