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Los peregrinos del camino de Santiago gastan cada año más de 3 millones de euros en Gipuzkoa

08 septiembre 2016 / Mundicamino

Cada uno de los más de 20.000 viajeros que pasa por el territorio anualmente deja 150 euros en sus tres días de estancia media

La presencia de caminantes alemanes es cada vez mayor.

Un lento goteo de ingresos entra anualmente en Gipuzkoa en paralelo a las grandes cifras del turismo que saturan los titulares de los medios de comunicación. Con discreción, poco a poco, sin pausa, no dejan de aumentar año tras año. Y en 2016, nuevamente, sigue al alza. Los Caminos de Santiago del Norte, que discurren por la costa y el interior del territorio, ya dejan más de 3 millones de euros al año en tierras guipuzcoanas, fruto de las compras realizadas por los 20.000 peregrinos que pernoctan en algunas de las localidades jacobeas. Lejos quedan los números de hace una década, cuando los romeros se contaban por cientos y no por miles como ahora. El abarrotado Camino Francés ha invitado a que los peregrinos busquen otras vías santiagueras y descubran la escarpada belleza de la ruta vasca, en particular, por la zona costera, según indica Joxin Galzacorta, presidente de la asociación jacobea Irun-Bidasoa.

En la ciudad bidasoarra conocen bien el aporte económico de los excursionistas jacobeos, muchos de los cuales comienzan su andadura hacia Galicia en esta localidad. “Cada uno de ellos se gasta entre 50 y 60 euros al día, entre comida, ropa y calzado, medicinas, reparaciones… Si tenemos en cuenta que pasan de media tres días en Gipuzkoa, dejan unos 150 euros. La gente con comercios cercanos a los albergues están encantados y los bares en particular. Para los pequeños pueblos es una ayuda económica”, detalla Galzacorta.

CONSUMO El incremento de estos viajeros es constante cada ejercicio. En el caso del albergue irundarra, que abrió sus puertas en 2004, el aumento de este año se cifra en un 10% hasta el mes de agosto. Esto supone que cuando cierren la temporada a finales de este mes habrán pernoctado a orillas del Bidasoa alrededor de 7.000 peregrinos. No obstante, hay otros romeros que se incorporan al camino costero en localidades como Donostia, Orio o Pasaia, por lo que su peso turístico se reparte por toda Gipuzkoa.

Galzacorta enfatiza que, frente al concepto del peregrino austero, estos turistas consumen de forma significativa, más si cabe en Euskadi, punto de salida en su recorrido y, por tanto, con el bolsillo todavía lleno. Entre ellos los extranjeros, que ya han puesto en su punto de mira en el recorrido santiaguero vasco y disponen de un nivel adquisitivo alto. Francia se lleva la palma pero los alemanes incrementan su presencia de forma imparable. “En Alemania tienen unas asociaciones muy fuertes y mueven a muchas personas, involucran a la gente. Saben que el Camino Francés está lleno y cada vez más vienen aquí”, asegura el portavoz de la agrupación santiaguera.

Además de los germanos, franceses e italianos aumentan su presencia en el trayecto jacobeo guipuzcoano. Los alojamientos para los romeros del territorio también advierten un creciente número de estadounidenses, como lo constatan en el albergue San Martín de Orio. “Cada vez vienen más norteamericanos, pero también suizos, austriacos…¡De toda Europa!”, explica Rosa Arruti, responsable del establecimiento hostelero oriotarra.

TESORO A su juicio, el incesante aumento de caminantes por el Camino del Norte se debe a las mayores facilidades existentes para obtener información a través de Internet, además de la búsqueda de itinerarios menos frecuentados que el Camino Francés. “Va a más y más, esto es un tesoro cultural y también puede serlo económicamente”, señala Arruti.

En este sentido, la hospitalera oriotarra indica que el nicho turístico jacobeo está todavía en un estado embrionario y podría aportar más ingresos a muchos emprendedores. “Creo que los jóvenes podrían involucrarse y ofrecer servicios que ahora no se dan. Alrededor del Camino hay mucho trabajo”, opina Arruti.

Pese a que la veta pecuniaria se encuentra todavía en un punto de explotación inicial, las personas que impulsan y sustentan el Camino de Santiago a su paso por Gipuzkoa saben que se ha avanzado considerablemente. Atrás han quedado aquellos primeros años en los que solo unos pocos románticos se dedicaban a señalizar el itinerario con las populares flechas amarillas. “Hemos sembrado y estamos recogiendo el fruto de muchos años de trabajo. La gente viene buscando un camino diferente, bonito y sin el calor que se pasa en el Francés”, manifiesta Galzacorta.