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Brandomil, el primer paso jacobeo de la Costa da Morte

03 noviembre 2016 / Mundicamino

Dos son los santuarios marianos de la Costa da Morte vinculados con el Camino de Santiago, Muxía y Fisterra. Hay documentación que ya certifica la llegada de peregrinos en el s. XII a la Costa da Morte, pero al menos desde la Baja Edad Media lo hacían por dos rutas. Una iba a Muxía por el puente de Brandomil, otra a Fisterra por Ponte Olveira. Claro que los datos arqueológicos demuestran sin ningún género de duda que Brandomil era el principal enclave romanizado de la Costa da Morte y el paso principal y más antiguo sobre el río Xallas.

Así es probable que antes de la construcción del paso de Ponte Olveira los caminos jacobeos a Fisterra y Muxía atravesaran Brandomil. Un camino con restos de una vía romana y varios monasterios. La fundación del Hospital de Logoso (Dumbría) en 1209 documenta el paso de romeros a nuestra comarca en el momento álgido del camino. Pero entre Logoso y Brandomil había un antiguo camino real, atravesando Baiñas. El Hospital de Olgoso, en el actual lugar de Logoso en la feligresía de Santa Eulalia de Dumbría está en el centro del camino posjacobeo que va de Santiago a Fisterra. Un donador local, Esteban de Logoso (Stephanus de Ulgoso), cede en 1209 el hospital y capilla, que él había fundado y adquirido, al cabildo de Santiago para la atención de los peregrinos y necesitados. Dona treinta sueldos anuales a percibir el día de san Miguel de septiembre, actuando como titular único, y pone la nueva iglesia bajo la advocación de santa María. Esteban no integra su donación en el hospital compostelano antes fundado sino que lo otorga al cabildo y coloca a un sacerdote, Martín, como su colaborador en las tareas de atención a los «pauperum transeuntium». Lo denomina «Martinus presbiter et fratis hospitalis de Ulgoso».

Fisterra posee su ruta medieval documentada, pero Muxía también cuenta con la suya igualmente registrada y además más antigua, ya que ocupa parte de una vía romana con registros arqueológicos (los únicos relevantes en toda esta cara occidental coruñesa) y el principal enclave romano de la Costa da Morte, el conglomerado suburbano de Brandomil. En primer lugar, Brandomil es el principal y más antiguo camino de entrada en la comarca, ocho o nueve siglos antes del entronque del área con la ruta jacobea. Es la mansio Grandimiro. Una vía romana hacía de este lugar enclave central en el Finisterre, y no hay evidencias de una alternativa a esta ubicación. El informe del equipo de Juan Naveiro López, responsable de los últimos trabajos en la zona Brandomil, indicaba que el enclave sería similar a los asentamientos de Brigantium e Iria Flavia, los tres principales a nivel provincial. En la vía romana que venía de Caldas de Reis y unía a ambos enclaves y de la que salían vías secundarias a la costa. Los investigadores definen este lugar como «el núcleo urbano más occidental del área lucense. Sin duda, desde aquí se conectaba con todos los asentamientos costeros del finisterre galaico». Es conocido que los caminos jacobeos usaron como referencia las viejas vías romanas.

Para acreditar la antigüedad del paso por Brandomil contamos con nuevas evidencias sobre el terreno. Modesto García Quintáns técnico del Instituto Geográfico Nacional de España CNIG y apasionado estudioso de su tierra de Dumbría es autor de varios libros de recopilación de la memoria etnográfica. García Quintáns es un incansable caminante, descubridor de caminos antiguos y viejas marcas del pasado. En uno de sus trabajos al hablar sobre el lugar de Marco do Couto (Dumbría), hace mención a un mojón de un antiguo camino real que unía a Brandomil con Hospital de Logoso, que demostraría que el paso del Xallas, también del camino hacia Fisterra, se haría por el puente de Brandomil, antes de la construcción de Ponte Olveira cuyos orígenes por ahora hay que llevarlos ya a la Edad Moderna. Indica García Quintáns al respecto sobre Marco do Couto que está «Situado en una encrucijada de caminos de norte-sur que unen las parroquias de Dumbría y Buxantes y el de oeste-este que une Fisterra con Santiago.

Pero pocos conocen que a unos seis metros en dirección Fisterra, mano izquierda, y pegado a un muro, existe un marco de piedra con forma rectangular y unos 50 cm. de alto que tiene grabada una cruz y las letras C R. (Camino Real). Esta piedra fue descubierta en este lugar en 1964 al ampliar la pista que conduce a Dumbría. Se supone que era el marco, anterior al cruceiro, que señalaba el camino y al mismo tiempo los límites territoriales de Dumbria, administrado por el Conde de Altamira, y los de Buxantes administrados por los frailes de Moraime». El investigador cree que la piedra grabada «marcaba un punto clave de la ruta romana a Duio, que venía por Brandomil y Baíñas, donde estaba el desaparecido caserío de O Cabral, del que se conserva un cruceiro entre la leña». Los mayores estudiosos de los caminos romanos gallegos apuntan a varias rutas secundarias hacia las rías de Corcubión y Camariñas que partían de la vía transversal norte-sur que pasaba por Brandomil, la mansio Grandimiro, como por ejemplo se recoge en el proyecto Vías Ártabras de la Diputacion da Coruña.

anto Fisterra como Muxía cuentan con una tradición de culto precristiana. El primer punto ya aparece referido en el Calixtino, con la cita de Duio, y es más probable que Muxía fuese incorporado al camino posteriormente, desde que la villa pasa a pertenecer a la mitra compostelana, y aprovechando el importante flujo de romeros a sus santuario lítico también precristiano, orientado hacia el culto a Maria por los monjes de Moraime.

El antropólogo y escritor de Muxía Manuel Vilar finaliza su Viaje al Fin de la Tierra diciendo que «la leyenda de la aparición de la Virgen de la Barca es el contrapunto final a este Camino y lo vincula claramente con el culto Jacobeo, aunque pensamos que la construcción de la leyenda es posterior al nacimiento del culto a Santiago en Galicia y en la elaboración y difusión de la misma tendrían un papel importante los frailes del convento de Moraime, en un intento de darle protagonismo a este territorio, que podríamos calificar como de periférico». «Muxía recibe el estatuto de villa sobre el año 1345 y al parecer su origen está vinculado con el monasterio de San Xulián de Moraime y con el propio Santuario de Nuestra Señora de la Barca» vuelve a incidir el escritor.