Apostol

El Camino de Santiago ha batido su record histórico

22 noviembre 2016 / Mundicamino

De peregrinos que logran la Compostela por realizar a pie, en bicicleta o a caballo los kilómetros fijados para obtenerla. Cien kilómetros, el número más reducido, para los caminantes. El record estaba en el Año Santo Compostelano de 2010. En estas fechas ya se ha superado aquella cifra. El Camino por tanto sigue vivísimo. Este año se volvió a abrir la Puerta Santa con motivo del año jubilar de la Misericordia. Pero uno no cree que el número de ahora se deba al jubileo de la Misericordia. Aunque muchos peregrinos y visitantes lo hayan ganado también allí. Eran numerosísimas las iglesias españolas donde se podía obtener la indulgencia y yo no creo que nadie se haya puesto a andar o a pedalear para conseguirla. Si bien algunos o bastantes aprovecharan para ganarla. Iban por el duque y además cogieron el atún. Porque en Santiago, al contrario que en el dicho, el que prima es el duque, el Apóstol, y no el atún.

Ese Camino de fe y de magia, cada cual sabrá el motivo por el que lo emprende, ha suscitado un movimiento de masas verdaderamente impresionante. Porque si van a ser trescientos mil los que lleguen con el camino a cuestas son muchísimos más los que acuden en automóvil o transportes públicos terrestres o aéreos. Llevando además de la fe o de otros impulsos un río de oro a Santiago.

Y quiero hacer mención una vez más del cambio que he notado últimamente en la acogida al peregrino. Espiritual y material. Hace no muchos años en el primer aspecto, además de la imagen permanente del Apóstol y su monumental templo, apenas unos confesores y la entrega de la Compostela. La catedral era un guirigay multitudinario en la que apenas se podía rezar en la capilla del Santísimo. Hoy, pese a abarrotar la catedral en las misas del peregrino estivales, son un modelo de respeto y en muchos de devoción. A abrazar la imagen pétrea pasaban todos en colas interminables por su sepulcro apenas nadie. Hasta que a alguien se le ocurrió la idea de hacer pasar la cola por ambos lugares. Lo que estaba al alcance hasta del que asó la manteca no se le había ocurrido a nadie. Hay, además, encuentros de oración para los peregrinos, una tienda de objetos religiosos, una conjunción notable de autoridad y amabilidad, que no son incompatibles y un clima de lugar santo que todos respetan. Además, el espléndido complejo que han levantado en Carretas para atender a los peregrinos y acortarles las larguísimas esperas para llevarse la Compostela, me parece de sobresaliente cum laude.